domingo

VERA SIENRA - ESQUELAS (notas para tu música) - 11


1º edición WEB / 2018


Madre e hija ponen distancia. El gesto y la actitud que tienen para vivir

el día les facilita un instructivo breve, constante, que habla del ánimo

y el carácter de ambas. Con eso tienen los pensamientos básicos

para entenderse una con la otra, pero no se conocen.

Se unen misteriosamente. Se habitúan.

La hija siente una pena confiable porque gracias a la pena

hizo conciencia; su madre acusa un cansancio crepuscular y ardiente.

Por eso la besa, da muestras de tener un corazón fluente

expuesto a la debilidad ajena.

Una alegre y otra melancólica

se mueven indistintas provocando en el alma

pequeñas condensaciones en copos. La madre nota que la niña despunta

y siente ese dolor que no mutila porque su hija no es un gajo ni una planta

semejante a ella: aquella otra alma pone sus velos, actúa fuera de su vista,

prescinde, conforma su propio mundo.

No tendría sentido si se tornaran dos extrañas, que no es lo mismo que estar

o ser desconocidas. Si no pudieran conocerse se debe a que lo íntimo,

lo hermético de cada Yo no es visible o palpable.

Así que el hecho es simple y delicado.

Madre e hija han puesto distancia.

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