por Nicolás Tabárez
Los logros y el
costado más desagradable del artista son repasados por Howard Sounes en Bob Dylan. La biografía, en la que el músico es
retratado como genio y hombre común a la vez
Nos encantan los
genios. Cuanto más complicados, desagradables y buenos en su tarea, mejor.
Steve Jobs, Mohammed Ali, John Lennon, Diego Maradona o Bob Dylan no serían
quienes son si sus vidas no incluyeran escándalos, controversias, y si fueran
tipos amables, sencillos y de buen trato en todo momento.
“Un artista puede
tener una enorme habilidad natural en una disciplina y ser una persona bastante
corriente en todo lo demás”, escribe el periodista inglés Howard Sounes
en Bob Dylan. La biografía, que fue publicada
originalmente en 2001 y reeditada en 2016 agregando lo ocurrido en la vida del
músico en esa década y media, y culminando justo antes de que ganara el
histórico y polémico premio Nobel de Literatura.
El libro se dedica
a demostrar que, justamente, Dylan es un genio al momento de hacer música y un
tipo común en lo demás, con el agregado de que el estrellato hizo que su vida
fuera por un lado más emocionante de lo común y por otro más difícil de llevar.
En ese aspecto, el artista nacido como Robert Zimermann en Duluth, Minnesota,
hace 76 años, buscó que la fama no afectara su vida personal. Dio versiones
contradictorias de su biografía, ocultó con esmero su vida doméstica, y hasta
mantuvo un segundo matrimonio con la cantante Carol Dennis (con quien además
tuvo una hija), que fue secreto hasta que Sounes publicó el libro.
.
Además del mundo
íntimo de músico, el autor repasa la labor artística de Dylan, desde sus
inicios como rockero adolescente hasta su consagración como ícono del folk y el
rock, pasando por su etapa religiosa, su “electrificación” que tantos abucheos
le significó en 1965 ante el público folk, y las giras interminables en las que
los maltratos a sus músicos fueron tan corrientes como los romances fugaces,
las ovaciones y las presentaciones memorables.
Dylan no habló con
Sounes. Pero sí lo hicieron decenas de personas que lo conocieron y que en
conjunto componen un retrato que deja una impresión completa del músico tanto
en “lo bueno” como en “lo malo”. A Dylan no se lo querrá más ni menos al cerrar
el libro, pero sí se lo conocerá más. Se conocerá, por ejemplo. cómo opera su
cerebro y cómo es –y cómo fue– la vida de un artista fundamental de la música
del siglo XX. Citando al propio compositor, el “How does it feel?” (“¿Cómo se
siente?”) de Like a Rolling Stone.
Si bien el comienzo
del texto es algo tortuoso, una vez que se entra en ritmo es imposible dejarlo.
Eso es lo único que se le puede puntualizar al extenso libro de Sounes, que
sirve como buen punto de entrada para quienes no están tan familiarizados con
el autor de Blowin in the wind y Knockin on heaven’s door. Porque los premios, los
discos vendidos y los hits son solo una parte de la historia de un hombre que
influenció a artistas como los Beatles y Bruce Springsteen, que fue capaz de
ser cantante de folk y roquero al mismo tiempo, pero que no deja de ser eso, un
hombre. Con un gran sentido del humor, mucha timidez, y que por momentos no
quiere ser Bob Dylan. Pero lo es, lo acepta y, como se muestra en el libro, lo
disfruta, a veces incluso rayando en lo despótico o lo insufrible.
Sounes describe a
Dylan como una persona corriente que ha destacado en su área, que en la vida
diaria tiene “rasgos de hombre difícil, introvertido, manipulador, rencoroso,
egocéntrico y machista. Sin embargo, con la guitarra en la mano, se transforma
en una persona mucho más brillante”.
(EL ASTILLERO DE LAS LETRAS / 18-6-2018)
(EL ASTILLERO DE LAS LETRAS / 18-6-2018)
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