por Claudia
Peiró
El analista y
sociólogo italiano afirma que existe correlación entre la ausencia del padre y
la tendencia del varón adolescente a la pandilla, la delincuencia y la droga.
Presenta una reedición actualizada de “El gesto de Héctor”, una fascinante
historia de la función paterna
La generación de los 70 quería poner fin a los abusos del patriarcado pero, "se borró demasiado del padre", y paradójicamente "las sociedades pospatriarcales siguen siendo macho-céntricas, sólo que hoy existe más la horda, la manada de los machos", dice Luigi Zoja en esta charla con Infobae. El ensayista está de visita en Buenos Aires, al tiempo que sale a librerías una reedición de El gesto de Héctor. Prehistoria, historia y actualidad de la figura del padre (Taurus, 2018).
"No se trata sólo de que la cultura nos haya proporcionado al
padre, sino de que tal vez su propia apariencia nos ha dado la cultura, la
salida definitiva del estado primordial, de la condición animal", escribe
Zoja en la introducción de su ensayo. Lo que a su vez explicaría por qué la
retirada de muchos hombres de la función paterna implica una regresión a formas
de violencia inquietantes. Hasta los resultados de las pruebas
PISA, que muestran un continuo descenso en el rendimiento de los
estudiantes varones, tendrían, en opinión del ensayista, un vínculo con esta
destitución del padre.
Y, en ausencia de la ley paterna, la Iglesia Católica, señala Zoja, pese
"a las críticas fundadas" que se le pueden hacer, resulta ser, en
algunas zonas y barrios marginales, la última barrera frente a la mafia que
recluta a jóvenes en "orfandad" de padre.
La modernidad, con su libertad para las separaciones, es irreversible.
Pero, cree Zoja, esta ausencia del padre ha tocado su techo y
posiblemente exista hoy conciencia de sus efectos negativos, aunque no sea
fácil predecir hacia dónde se encamina la sociedad pospatriarcal.
Entre tanto, su libro ofrece muchas pistas y pone en evidencia varias paradojas
en la transformación de una función que, contra lo que puede parecer, es
muy reciente en la larga historia de la evolución humana.
Luigi Zoja nació en 1943. Es sociólogo y analista junguiano y fue
presidente de la Asociación Internacional de Psicología analítica.
Su libro, que ya es un clásico, toma la figura del héroe troyano Héctor,
entre otros mitos de la Antigüedad clásica, como arquetipo en la
"creación" de la figura paterna, y también hace un recorrido de ésta
a través de toda la historia hasta la actualidad.
Usted sostiene que ya estamos en una sociedad pospatriarcal, aunque
subsistan estructuras mentales, fundamentalmente marcada por la destitución del
padre, o del hombre de su rol de padre. ¿Eso es positivo o negativo en su
opinión?
No tengo la autoridad para decirlo, sólo soy un psicoanalista. Fue más
problemático de lo que se esperaba; yo pertenezco a la generación de los años
70, que esperaba cambiar muchas cosas en la sociedad de Europa occidental y
que, entre otras cosas, colaboraba mucho con el movimiento feminista. Se
esperaba, dicho muy groseramente y en resumidas cuentas, tener una
sociedad con valores más femeninos y esto en la política podía por ejemplo
corresponderse con gastar menos en armas y más en servicios sociales, que
son como una prolongación de una actitud materna, y destituir, o borrar, los
excesos del patriarcado, no necesariamente del padre, sino del patriarcado.
Como ambas cosas están ligadas probablemente se borró demasiado del
padre en el sentido familiar y lo que resultó no es una sociedad… en
fin, hubo logros, claro, en lo que concierne a los derechos de las mujeres,
pero, en general, tanto en América del Norte, como en América Latina o en
Europa -por no hablar del Este-, las sociedades pospatriarcales siguen siendo
macho-céntricas, sólo que existe más la horda, la manada de los machos. Eso
me parece bastante alarmante, peligroso. Las estadísticas de violencia entre
los adolescentes varones en muchos países está fuera de control.
Hay una paradoja a la que quizás su libro dé alguna respuesta y es que
avanza el movimiento de emancipación de la mujer, avanza la igualdad, y sin
embargo parece aumentar la violencia familiar y dentro de ella el femicidio.
Hay quien dice que es sólo porque ahora se denuncia esta violencia, se la ve.
Ahora bien, usted señala que el hombre, al ser destituido de su rol de padre,
vuelve al instinto primitivo, que es la horda, y eso también puede explicar el
aumento de la violencia.
Creo que se da una combinación de los dos factores. Ahora en Italia se
creó la categoría femicidio. Antes probablemente se mataba a las mujeres como
hoy sólo que se hablaba de homicidio y no de femicidio. Al mismo tiempo, es muy
probable que estemos viendo también en muchos ambientes una degeneración típica
del género masculino. Es decir, no es que desaparece, solo que hay estas dos
polaridades: la del padre seguramente tenía que ser criticada, porque
había abusos en todo sentido, pero el padre también estaba dedicado a la
formación de los hijos, particularmente de los adolescentes varones
cuando tienen, en todo el mundo y en toda época, esa pulsión de energía
casi física, hormonal. Desapareciendo esto, lo que reaparece es precisamente el
lado masculino más terrible. Se ve por ejemplo en las estadísticas de la OCDE,
los 20 países más desarrollados incluyendo a la Argentina, es que en las
últimas dos décadas el promedio de las prestaciones de los adolescentes varones
sigue cayendo con respecto a…
Usted se refiere a las pruebas PISA que miden el nivel educativo.
Exactamente. Los varones siguen bajando. Y las pocas interpretaciones
psicológicas de esto dicen que entre las mujeres permanece el modelo de la
chica exitosa que ya se ve en la escuela, que estudia bastante, etcétera. Para
los varones, particularmente en los sectores desfavorecidos, el ideal es el que
va por primera vez a la escuela con un cuchillo, por ejemplo. Aun si está el
buen estudiante, la admiración va hacia el lado más primitivo de la
masculinidad. No sé si se conoce el clásico cuento italiano Pinocho. Pinocho es
hijo de un padre muy débil y se va, siguiendo a un compañero más grande, el
Mecha, que es un transgresor total. Eso es típico de los adolescentes varones
en cada generación, y es difícil ponerles límites.
Es decir que la ausencia del padre, la ausencia de una figura paterna,
lleva a ese adolescente a buscar esa referencia en otro lado. En el aspecto más
primitivo, en el de la fuerza.
En el aspecto de la fuerza y no del orden. Decimos orden no en
el sentido militarizado, dictatorial, sino el mínimo de orden que una sociedad
civil necesita. En Estados Unidos, donde como sabemos la población carcelaria
es muy grande, de entre dos y tres millones de internos, es decir,
estadísticamente muy significativa, la gran, gran mayoría, más del 80
por ciento de los norteamericanos que están en la cárcel son hijos de familias
sin padre. Entonces la correlación para los estadísticos es muy, muy,
evidente.
Correlación entre ausencia del padre y violencia juvenil, delincuencia,
drogadicción…
La drogadicción fue empeorando claramente en Estados Unidos. Era típica
de los afroamericanos, que ya no tenían padre por la herencia de la esclavitud,
pero ahora ingresó también en las clases medias blancas. Y ello también es
consecuencia de las leyes de la democracia de hoy, del derecho al divorcio, que
es algo natural e irreversible, pero tiene un lado problemático que es esta
ausencia del padre, cuya función sufrió un derrumbe tanto desde el punto de
vista material, estadístico, como desde el punto de vista simbólico.
El feminismo, especialmente cierto feminismo muy agresivo y con un
discurso anti-varón genérico, ¿es causa o consecuencia de la destitución del
padre?
Me parece que es más una consecuencia; sería exagerado acusarlo… Incluso
hoy, no sólo en Italia, sino en toda Europa occidental, si bien existe un
feminismo duro, está muy, muy, reducido si uno lo compara con el de hace medio
siglo. Mi análisis, que no es sólo mío, también retomo material de
historiadores y antropólogos, es que toda la historia de Occidente, nos guste o
no, es una historia patriarcal, con su machismo, su agresividad, sus excesos,
etcétera. Pero fue patriarcal y el padre ofrecía una estructura. Al pasar a la
Modernidad, con la Ilustración, el secularismo y el análisis más racional, con
la Revolución Francesa que anuncia el principio liberté, égalité,
fraternité, es decir el nivel horizontal, donde los hermanos se vuelven en
un principio más importantes para la nueva sociedad que el principio vertical
de la autoridad del rey que, en la familia, era representada por el padre. Se
trata de borrar las dos, no sólo la autoridad del rey sino también la excesiva
del padre en la familia y se establece el principio de los hermanos que, en su
forma problemática, se convierte en el principio de la horda.
Otra paradoja que destaca en su libro es que, por un lado se destituye
al padre, o su función se va borrando, y en parte influyen mucho las
separaciones con el alejamiento físico del padre de la familia, pero al mismo
tiempo desde el punto de vista legal el padre tiene una obligación de por vida.
Incluso usted señala que ello implica una desigualdad porque la mujer puede
abortar sin consultar al progenitor varón -allí donde es legal, y el proyecto
que se discute actualmente en Argentina así lo autorizaría-, pero el hombre
está obligado a reconocer y mantener a su hijo aunque no lo haya deseado…
Claro. Bueno, tampoco la biología es democrática… Y en general, a lo
largo de la historia, el sexo masculino sacó más provecho de la diferencia.
Ahora tal vez ha llegado un momento en el cual es al revés, porque con el ADN
siempre se puede trazar quién fue el padre, aun si este no deseaba serlo.
Al varón se le suelen atribuir instintos más salvajes, más primitivos,
pero al mismo tiempo usted dice que la función paterna del hombre es una
construcción reciente, cultural, y lo que nos diferencia de los animales, más
que la función materna.
Cultural, sí. Esto no lo digo solamente yo. La principal fundadora de la
antropología en el siglo pasado, Margaret Mead, fue la primera en analizar la
sociedad norteamericana moderna diciendo eso. No tiene que enseñar la a ser
padre, si no se olvida. En los animales más cercanos a nosotros, los grandes
monos, que tienen características genéticas iguales a las nuestras en un 96, 97
por ciento, todavía los machos simplemente pelean entre ellos y el más fuerte
organiza un harén de hembras y transmite sus caracteres genéticos y se
selecciona entonces siempre al más agresivo y peleador. Esto, en las sociedades
animales más cercanas a la nuestra. En las sociedades humanas más
primitivas ya hay un padre. Entonces se creó algo que es diferente a todas
las sociedades. Pero fue, y es, una construcción; lo dice la
antropología, la sociología, los historiadores más o menos. Porque aunque hay
también un instinto protector en el macho hacia los pequeños, es muy reducido
si lo comparamos con la maternidad, porque no surge del cuerpo de manera tan
directa, Es una construcción, es difícil. Una cosa buena, surgida hace unos
años, es que se agrega al padre a los cursos pre-parto para las mujeres que van
a ser madres. Es fundamental, es un hecho de educación. Porque el instinto nos
guió hasta algo que pasó 9 meses antes; no tenemos relación y tenemos que
construir una relación con el pequeño ser que llega. Y acá hay algo
interesante. En mi práctica clínica como psicoanalista veo muchísimos segundos
compañeros o segundos maridos de una mujer que tiene hijos del primer
matrimonio. Se dice incluso que cada paternidad es una adopción: tengo que
tener la voluntad específica de volverme padre, incluso cuando el hijo es
biológicamente mío. Pero eso implica que cuando soy el segundo marido puedo
hacer muy bien la tarea. Se trata de construir esta relación día a día.
Interesante. Ahora, me llamó la atención un detalle en el libro, pero
que acá sucede mucho en los barrios marginales, que la última barrera que
encuentra un chico sin padre frente a la tentación criminal o la droga, es
"el sacerdote socialmente comprometido". En Buenos Aires justamente
existe una red de curas villeros que dejó Jorge Bergoglio.
Sí, en los países católicos pese a todas las críticas que se le hacen a
los religiosos, fundadas también, tienen esta función. Y por ejemplo en el Sur
de Italia, en Sicilia, son la última barrera en contra de la mafia, que está
reclutando entre los adolescentes varones que desean ser "machos",
ser sus nuevos soldados. Y los reclutan precisamente en las familias sin padre.
¿Qué perspectiva ve? ¿Hacia dónde va la familia, el padre? Usted dice
que los hijos todavía tienen la memoria de una imagen paterna y buscan un
padre. ¿Qué les espera a esos hijos?
Teóricamente como es la historia humana la que nos dejó el padre, la
historia podría retomarlo… Eso me parece exagerado. Pero la desaparición, la
ausencia del padre, llegó a un techo. Esta es la segunda edición actualizada de
mi investigación y se veía que este fenómeno seguía creciendo a fines del siglo
pasado, pero tocó un techo y no va a crecer más. En las ciudades que, comillas,
marcan tendencia, como París o Nueva York, ya la mitad de los chicos está
creciendo sin padre. Pero tocó techo y seguramente hay mucha más conciencia.
Hay padres mucho más afectuosos. Hay una nueva generación tierna. Pero el
problema de eso es que no sustituye totalmente al padre. Sustituye a la madre
en su actitud protectora. El padre tiene la función secundaria de enseñar en la
familia que hay leyes. La desaparición de esta función es un hecho problemático
porque no es sólo estadística, es la crisis de la identidad masculina y los
ataques, a veces exagerados, por el hecho de haber nacido varones como si fuese
una culpa, ¿no? Entonces los varones padres se vuelven un poco más protectores
como una madre, pero es difícil para las nuevas generaciones volverse padres y
enseñar a sus hijos varones a ser padres a su vez. Entonces la ausencia de
padres es muchas veces no la sola ausencia estadística por el divorcio, sino
que hay un padre pero se vuelve pasivo. En mi libro cito una frase de una
paciente, bastante impactante, que decía que "el padre tradicional de la
familia italiana" -y ella pensaba en su abuelo- "era un tirano pero
era un padre; el padre actual es un idiota sentado frente a la
televisión". Es decir pasivo.
Ya no encarna la ley.
La ley, la responsabilidad. Necesitamos una ley, no sólo en la sociedad,
sino también en la familia. No podemos vivir sin ley. Y existe la posibilidad
de colaborar con los hijos enseñándoles que la ley es una cosa positiva, que
vas a ser feliz cumpliéndola.
(infobae / 29-5-2018)
(infobae / 29-5-2018)
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