JUEGO (5)
Más temerariamente y con
mayor perfección maneja Mozart este método en el siguiente ejemplo:
…que
hacer no hay nada, prontamente hasta, yo buenas un deseo noche, plácido Ud.
dormido, voy a próximo más escribir más cuerdir. (1)
Aquí se realizan las
cosas más insólitas. Se crean palabras imposibles, como sunden, geschlaf, gescheiden,
que quedarían sin significado si no lo dedujéramos por la composición de las
distintas palabras que forman el todo de la oración y viéramos que se trata de
distorsiones voluntarias de los prefijos. La terminación del comparativo se le
pone al verbo schreiben, que se convierte
en schreiber (“escribir” en “más
escribir”). El adverbio recibe la terminación del infinito del verbo, gescheider se transforma en gescheiden (“cuerdamente en “cuerdir”).
El párrafo misterioso tiene el siguiente contenido:
…no
hay nada que hacer, hasta pronto. Le deseo buenas noches, duerma Ud,
plácidamente. Próximamente le voy a escribir más cuerdamente…
Nuevamente vemos la mano
del músico. El significado de una palabra no tiene importancia para él; por lo
pronto es totalmente absurdo lo que afectivamente dice la carta. Sin embargo,
aquellos elementos que son comunes al idioma y a la música han sido respetados,
y ellos son la estructura y el ritmo. El músico se esmera en la forma mientras
que desnuda el contenido despreocupadamente. Tras el juego del músico medio
dormido permanece firma la conciencia de las leyes formales del idioma, pero
también la indiferencia por el ámbito de su significado.
En todos los casos en que
Mozart emplea este juego formalista ha descuidado la significación de las
palabras. Un ejemplo de ello es la siguiente carta en la que el autor conduce a
confusiones por la mezcla de distintos estilos:
Queridísima,
la mejor
la
más hermosa, la más amable
la
más encantadora
primita
o violonchelito,
exasperada
por su
indigno
primo
blas mir hint’ eini
gut ist’s
wohl bekomms *
Si
yo, Johannes, Chrisostomus, Segismundus, Amadeus, Wolfgangus Mozartus estaré en
condiciones de aplacar, atenuar, suavizar la ira que vuestra excitante
hermosura, visible e invisible, y seguramente aumentada en un buen “taco de pantufla”,
es una pregunta que también voy a contestar. Suavizar quiere decir llevar a
alguien con suave suavidad, yo soy muy suave por naturaleza, y la mostaza ** la
como con mucho gusto, especialmente con la carne vacuna, por lo tanto está bien
con Leipzig, si bien Mr. Feigelrapée asegura o mejor dicho (beköpft) *** que la
pasteta no resultará y eso no puedo creerlo de ningún modo y no valdría la pena
agacharse por ello. Bueno si se tratara de una bolsa llena de Convensions Kreuzer,
se podría agarrar, tener, alcanzar finalmente algo de eso, por eso como ya he
dicho, no podría darlo de otra manera. Es el precio siguiente, no permito que
se regatee, porque no soy una mujer, y con eso ¡basta! Sí, mi querido violonchelito,
y el que no tiene ninguna de las dos cosas no tiene nada, y nada es tanto como
muy poco y poco no es mucho, por consiguiente nada es siempre menos que poco, y
poco siempre más que no mucho. Así es, así fue y así será: Finaliza la carta,
ciérrala y envíala a su destino y fin.
Vuestro
obedientísimo y subordinadísimo servidor, mi culo no es vienés. (2)
Notas
(1) A su padre, Mannheim,
26-XI-1777, I, 310.
* Refrán intraducible
bastante grosero.
** Juego de palabras: Sanft (“suave”) y Senf (“Mostaza”). (N. del T.)
(2) A su primita,
Salzburgo, 10-V-1779, II, 340-41.
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