primera edición WEB
DOS: LA REPÚBLICA DE LOS PINGÜINOS (2)
DOS: LA REPÚBLICA DE LOS PINGÜINOS (2)
(el corralito secreto de los nuevos
mafiosos)
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Isabelino Pena pidió para
hablar con el Inspector Comisario:
-De parte de Peter
Sellers. Dígale que me batieron otra corazonada. Yo me entiendo, señorita.
-Sí -demorá en jadear el
bigotón, con perentoriedad de canario muy bruto.
-Picó otro bagre-sapi,
Inspector. ¿ya hay informe forense?
-Primero el bagre-sapo.
-Los observadores
vallejiano-dylanianos opinan que en la Barra hubo otra vendetta levantó un
fulgor eufórico el viejito en dirección a Mariana.
-Cómpreles chocolate,
Hombre Nuevo. Renzo tenía una bala en la nuca: se ve que los agarraron cuando
acababa de violarla y estrangularla.
Y cuelga con una grosería
incapaz de disimular un repique piadoso.
-Clavado -empezó a freír
berenjenas la mujer. -Una vez en lo de Mimí colgaron a un marido con dos balas adentro.
Es para que se caguen arriba.
Entonces me asomo a oler
la frescura estrellada de la plaza y murmuro:
-¿Nadie les avisó que Los redentores de Liverpool no se cagan
arriba, matoncitos?
Después sonó el teléfono
y Pablo apareció corriendo y liquidó la conversación con tres monosílabos.
-Era la secretaria del
Bin Laden -informa manoteando los championes. -Nos esperan en Casamar.
-¿Te vas a ir sin comer?
-se atigró la mujer de encías color riñón.
-Tomá doscientos para la
nafta y no me hinches -le tira un Figari y saca un video de la biblioteca el
querube.
-Y eso queeeeés
-estornudo rugientemente Isabelino Pena.
-Un documento que me consiguió
Perales en los archivos del cable. Y agarrate porque ahora sí se nos viene la
tormenta mágica.
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Isabelino Pena señaló la
videtoteca del Sultán y puntualizó:
-El Che Guevara no era un
mandamás. Estaba tan arcangélicamente loco como Don Quijote pero lo asumía. Y
en Bolivia le escribió un poema a Jesús.
-A mí lo que me interesan
son los huevos -juna el estante lleno de boinas con estrellitas el soberano de Casamar. -Lo único que tenía arriba
cuando lo agarraron eran fierros y huevos duros.
-Por algo lo tenemos en
la bandera de San Lorenzo -se acomodó la melena medieval el Bambino. -Okey,
señores. Queríamos comunicarles que el director permite que supervisen el
rodaje. Pasado mañana largamos.
-¿Pero cómo vamos a
supervisar el rodaje sin conocer el guión? -se emperra Pablo.
-Lo que pasa es que el
guión fue asesorado por esa mina que ustedes puteareon toda en La farándula -demoró en componer una
risa-yelmo el porteño. -La Federica Finkbein.
-Bárbaro -me persigno.
-El evangelio según el Sinedrin. Debe ser más satánico que el de Saramago.
-Yo creo que es objetivo
-se paró con la paciencia congelada el Sultán. -Lo leyó bastante gente y hay
unanimidad.
-Y yo creo que tendríamos
que ver juntos el video de la crucifixión de mi verdadero padre, por lo menos
-escarba en la mochila el querube. -No me digan que Federica nunca se los
mostró.
-Bomba -se agazapó
Cardetti. -Dale ahora mismo.
-¿Lo quieren ver aquí o
en el anfiteatro?
-Aquí -le rebrilla una
serenidad peor que la del Bin Laden al soberano de Casamar. -Yo ni siquiera sabía que existía.
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Isabelino Pena ordenó:
-Ponelo otra vez, Pato.
El botija rebobina y
Leonardo Regusci vuelve a aparecer cantando totalmente desnudo y con la
estrellera, hasta que al final del Andante se le ponen los ojos en blanco y
grita:
-Mamá. Ya encontré la
paloma.
-Si inventás esta
historia no te la creé ni Spielberg -se entusiasmó el porteño.
Después Jesús de Punta
del Este se sienta a acariciar un perfil invisible mientras la gente revienta
de risa y Mariana Ventura entra corriendo a llevárselo del escenario.
-Murió a los dos días.
Catatónico -apaga el aparato Pablo. -La joda fue que Federica lo contrató para
actuar en una fiesta nudista de las que organizaba Johnny Vilar pero no le
avisó que los demás no iban a estar
desnudos.
-Sí. Se le fue la mano
-apenas pudo disimular una placidez sangrienta el Sultán. -¿Pero cómo iba a
calcular que Leonardo podía zarparse tanto? Y además le pagó veinte mil dólares
por dos canciones.
-Pero el man era un uno -reconoció el porteño. -Aunque
estuviera más pirado que el Che y el Quijote juntos.
-Pirado tu madrina -tengo
necesidad de emborracharme por primera vez en lo que va de la novela. -Los
Hombres Nuevos saben que son hijos
del Espíritu Santo.
-Okey -le contrabandeó
una muequita el Bambino al Sultán. -Lo importante es que hagamos una historieta
como la gente con todo este bolonqui.
-Ni bolonqui ni show -se
pone colorado el querube.
-Mito resignificado -se paró el soberano de Casamar. -Entertaining solidario y chau globalización
mediocrizante.
-Hay dos actores que
quisieran conocer a tu madre -le fríe la píldora el porteño a Pablo mientras
atravesamos el mismísimo escenario de la crucifixión, ahora transformado en
anfiteatro. -¿Puede ser?
-Cuando quieran. Pero ojo
que la entrada al rancho del dragón cuesta un Santa Teresa tinto. Por cabeza, seguro.
Y mirá que subió a 36.50.
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Isabelino Pena puso en el
fogón las cajas de vino que llevaron los actores y llamó a Mariana.
-Pero qué me contursi -les
dedica una humareda la mujer-matorral. -Cuando cuente en el sanatorio que los
que me cagaron la siesta fueron ustedes van a terminar van a terminar
pidiéndome un autógrafo a mí.
El seductor treintón ya
entrecano y la muchacha muy parecida a Shirley festejaron eufóricamente la
salida: Pablo trajo tres vasos y dos tazones y brindaron por Jesús de Punta del
Este.
-Miren que yo también los
juno bastante -se despereza con un incurable agatunamiento prostibulario
Mariana. -Porque en la enfermería ves televisión o ves televisión. ¿No se
aburren de hacer caca?
El detective miró a Pablo
acomodándose el jopo y el actor reaccionó con gracia de torero:
-Nos molestan las
diarreas, nomás.
-¿Y esas telenovelas que
hacen poniendo jetas de inteligentes para no parecerse a los merzas venezolanos
no son diarrea, Peteco? Mirá: si agarraste el papel de Leonardo Regusci
yendrías que aprenderte a echarle un polvo invisible a esta pobre minita que se
cree la Angeline Jolie. A ella y a todo el mundo -manotea otro Nevada y yo
aplasto el que está en el cenicero. -Eso es arte, peteco. Y lo demás ya sabés
lo que es.
Entonces la muchacha
murmuró:
-Y yo qué hago.
-Vos tenés que sacarte la
sábana de arriba y volar como la palomita de Picasso -me sondea con menos odio
que amor la mujer-locomotora. -Y te aviso que yo no pude ni voy a poder nunca. Y pensar que cuando era chica y
pasaban los ciclistas nos matábamos de risa haciéndole burlas al camión de los
rezagados.
-No entiendo lo de la
sábana.
-Esperá que te muestro. Y
no te sueñes que es un problema de ovarios: porque lo que precisamos para zafar
de allí son huevos, priti guman. Y si no preguntale a la Julia Roberts. O a la Teresa
de Calcuta, que parecía una comadreja macho.
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