CANCIÓN 16
A
zaga de tu huella
las
jóvenes discurren al camino.
al
toque de centella,
al
adobado vino,
emisiones
de bálsamo divino.
DECLARACIÓN
(1)
1
/
En esta canción alaba la esposa al Amado de tres mercedes que de él reciben las
almas devotas con las cuales se animan más y levantan a amor de Dios; las
cuales por experimentarlas ellas en este estado, hace aquí de ellas mención. La
primera dice que es la suavidad que de sí les da; la cual es tan eficaz, que
las hace caminar muy aprisa el camino de la perfección. La segunda es una
visita de amor con que súbitamente las inflama en amor. La tercera es
abundancia de caridad que en ellas infunde, con que de tal manera las embriaga
que las hace levantar el espíritu, así con esta embriaguez como con la visita
de amor, a enviar alabanzas a Dios y afectos sabroso de amor. Y así dice:
A
zaga de tu huella.
2
/
La huella es rastro de aquel cuya es la huella, por la cual se va rastreando y
buscando el que la hizo. La suavidad y noticia que da Dios de sí al alma que le
busca, es rastro y huella por donde se va conociendo y buscando a Dios. Por eso
dice aquí el alma al Verbo de su Esposo: “A zaga de tu huella”, esto es, tras
el rastro de la suavidad que de ti les imprimes e infundes y olor que de ti
derramas,
las
jóvenes discurren el camino.
3
/
Es, a saber, las almas devotas, con fuerza de juventud recibidas de la suavidad
de tu huella, discurren, esto es, corren por muchas partes y de muchas maneras
-eso quiere decir discurrir-, cada una por la parte y suerte que Dios le da al
espíritu y estado, con muchas diferencias de ejercicios y obras espirituales, el
camino de la vida eterna, que es la perfección evangélica, por la cual
encuentran con el Amado en unión de amor después de la desnudez de espíritu y
de todas las cosas. Esta suavidad y rastro que Dios deja de sí en el alma
grandemente la aligera y hace correr tras de Él, porque entonces el alma muy poco
o nada es lo que trabaja de su parte para andar este camino; antes de movida y
atraída de esta divina huella de Dios, no sólo a que salga, sino a que corra de
muchas maneras (como habemos dicho) al camino. Que por eso la esposa en los
Cantares pidió al Esposo esta divina atracción, diciendo: “trahe me; post te
curremus in odorem unguentorum tuorum”; esto es: “Atráeme tras de ti, y
correremos al olor de tu ungüentos”. Y después que le dio este divino Olor,
dice: “In odorem unguentorum tuorum eurrimus”: adolescentulae dilexerunt te
nimis”; quiere decir: “Al olor de tus ungüentos corremos; las jóvenes te amaron
mucho” (1,3). Y David dice: “El camino de tus mandamientos corrí cuando
dilataste mi corazón” (Ps. 118,32).
Al
toque de centella.
al
adobado vino,
emisiones
de bálsamo divino.
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