domingo

SANDINO NÚÑEZ - EL DESENCUENTRO / LA DIALÉCTICA, EL VIRUS RESIDENTE DEL CAPITALISMO Y EL FANTASMA DE LENIN (8)


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Entonces, una vez más: ¿cómo (y, sobre todo, por qué) resistir la tentación de ver en aquel retiro de Lenin de 1914 una objeción y una advertencia, un “aviso de incendio”, una sospecha de que el corte emancipatorio debía situarse en una “profundidad interna” casi inaccesible, en la operación teórica de resituar completamente a la dialéctica extrayendo de ella el verdadero Amo, el virus residente del capitalismo: la objetividad neutra de la lógica económica del capital, la lógica enactiva, las prácticas cotidianas de la vida y el cuerpo capitalistas, la abstracción tecnológica-productiva, en fin? Quizás ahí esté la clave de la famosa “lectura materialista de Hegel”. No en la inversión de Hegel en una forma simétrica y oponible, sino en no perder de vista que el materialismo representa, para el caso, el algo más, la negatividad subjetiva del acto mismo de “invertir”. Y que por tanto materialismo no puede indicar el asunto epistemológico simple del predominio de la materia sobre la idea, sino, más profundamente, el de la “materialidad” (la irreductibilidad) del daño mismo entre materia e idea. Debemos postular el carácter significante, social e histórico de la realidad, pero también debemos entender la objetalidad-objetividad misma de las prácticas significantes. Es decir, postulamos que lo objetivo es, siempre ya, un saber, pero también entendemos que ese saber es objetivo. Pero este, precisamente, es lo que Hegel sabía. Así, entonces, se puede jugar bonitamente con las palabras: Lenin emprende una lectura materialista de Hegel y no tarda en entender que esa lectura también será, por fuerza, una lectura hegeliana del materialismo. Así lo dice Stathis Kouvelakis:

El resultado al que llega Lenin, anticipando un poco las cosas, es que la genuina “inversión materialista” de Hegel no se encuentra, como el último Engels pensaba y Plejanov y los demás guardianes de la Segunda Internacional repetían hasta la saciedad, es afirmar la primacía del ser sobre el pensamiento, sino en entender la actividad subjetiva expuesta en la “lógica del concepto” como el “reflejo” idealista y por ello invertido de la práctica revolucionaria, que transforma la realidad revelando así el resultado de la intervención del sujeto. Y en esto es en lo que Hegel estaba infinitamente más cerca del materialismo que los “materialistas” ortodoxos (o las primeras versiones premarxistas del materialismo) ya que estaba más cerca del nuevo materialismo, el de Marx, que afirmaba la primacía no de la “materia” sino de la actividad de la transformación material como práctica revolucionaria. Se mantenía la promesa de una “lectura materialista de Hegel”, pero de una manera muy alejada de la que su autor concebía inicialmente.

Es necesario entonces entender la fórmula también al revés: una lectura hegeliana del materialismo será necesariamente una lectura materialista de Hegel. Lo que le mostraría a Lenin la lectura materialista de Hegel es la insuficiencia, digamos, del materialismo de Engels, Kautsky y Plejanov, y de todo el “materialismo científico” en suma: la historia oficial del socialismo real. Irónicamente, la cientificidad es aquella que ha cubierto perfectamente el campo de una profunda neutralidad capitalista reprimida (o forcluida) que retorna como una incuestionable positividad real en forma de objetos y leyes objetivas (el funcionamiento de la gran máquina productiva, sin relaciones y sin modos de ser). O, como reprocha Benjamin al marxismo: “algo similar (a lo que ocurre con Nietzsche) ocurre con Marx; el capitalismo se convertirá, con intereses simples y compuestos, cuya función es la deuda (schuld), en socialismo”. Sin corte, sin milagro, sin trascendencia, sin redención, sin teología, sin sujeto, mero incremento científico-técnico de lo humano, sin haber tocado el motor capitalista inherente de la deuda, el capitalismo se convertirá en socialismo, en socialismo científico (y real).

(CRISE E CRITICA / revista latinoamericana de filosofía e política / volumen 1, número 1, 2017)

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