lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana) - 197


RECUPERAR NUESTRO LADO OSCURO MEDIANTE LA INTUICIÓN, EL ARTE Y EL RITUAL

44: EDUCAR A NUESTRA VERGONZOSA VOZ INTERNA

John Bradshaw (5)

Localización del crítico interno

La terapia Gestalt nos proporciona otro método para sacar a la luz a la voz interna al que denominaré Localización del crítico interno. En todas las personas tímidas tiene lugar un diálogo interno autocrítico. Se trata de un juego que ha sido llamado el juego de la “autotortura” y suele ser algo tan habitual que casi siempre es inconsciente.

El siguiente ejercicio -extraído del libro Awareness, de John O. Stevens- puede ayudar a hacer más consciente ese proceso y proporcionar herramientas para asumirlo e integrarlo.

Siéntate confortablemente y cierra los ojos… Imagina que estás sentado frente a una representación visual de ti mismo. ¿Cómo es esa imagen? ¿Cómo va vestida? ¿Qué expresión tiene tu rostro?

Critica ahora en silencio a esta imagen como si estuvieras hablando con otra persona. (Si haces el experimento solo hazlo en voz alta). Comienza cada frase con las palabras: “Tú debes…”, “Tú no debes”, o sus equivalentes. Toma nota de lo que observes y anota a continuación todas tus críticas.

Imagina ahora que asumes el lugar de la imagen. Conviértete en esa imagen y responde silenciosamente. ¿Qué tienes que responder a estas críticas? ¿En qué tono se expresa tu voz? ¿Cómo te sientes cuando contestas?

Invierte los papeles otra vez y adopta nuevamente el de crítico. Sé consciente de lo que dices, de cómo lo dices, de tus palabras, de tu tono de voz, etcétera. Detente, de vez en cuando, para tomar nota de lo que dices.

Intercambia los papeles cuantas veces quieras pero mantén vivo el diálogo. Date cuenta de todos los detalles que ocurren en tu interior a medida que lo haces. Advierte cómo te hace sentir físicamente cada papel. ¿Reconoces a alguien en la voz que te critica y te dice “No deberías…”? ¿De qué más cosas eres consciente en esta interacción? Continúa este diálogo silente durante varios minutos más. ¿Observas algún otro cambio a medida que el diálogo prosigue?

Ahora siéntate tranquilamente y revisa lo ocurrido. Es muy posible que experimentes alguna contradicción entre una parte autoritaria, poderosa, crítica de ti mismo y otra más débil que se mantiene a la defensiva, trata de evadirse e inventa excusas para justificarse. Parece como si te hubieras dividido en un padre “protector” que continuamente trata de mantener el control para hacerte “mejor”, y un niño “desvalido” que pretende escapar de todo intento de ser cambiado. Quizás puedas reconocer en la voz que te critica a tus padres o alguien que te exige como tu mujer, tu jefe, o alguna otra figura autoritaria que trate de controlarte.

Esta voz crítica puede reactivarse en cualquier situación vulnerable. Una vez activada se pone en funcionamiento una espiral de vergüenza que funciona autónomamente. La externalización de este diálogo interno es imprescindible porque ese es uno de los principales motivos que te mantienen dividido y te impiden aceptarte a ti mismo. Así pues, el ejercicio ayuda a hacer consciente este diálogo interno, el primer paso en la externalización de la voz.

El segundo paso consiste en tomar cada uno de los mensajes críticos y traducirlo a una conducta específica concreta ya que cualquier afirmación crítica es una generalización y, como tal, es falsa. Así pues, en lugar de repetirte que “eres un egoísta”, di que “no puedes hacer favores”, en lugar de insistir en que “eres idiota” piensa que “no sabes álgebra”. Hay ocasiones en las que uno debe seguir su propio camino y existen áreas en la vida sobre las cuales todos estamos confundidos. De este modo, al referir estas generalizaciones (juicios, condiciones o méritos) a conductas específicas concretas puedes contemplar una imagen real de ti mismo y aceptarte de una manera más equilibrada e integrada.

El tercer paso consiste en tomar estas generalizaciones y formular afirmaciones positivas que las contradigan. Así, en lugar de decir, por ejemplo, “soy un egoísta”, repítete, “no soy egoísta”. Es importante verbalizar esto y que te escuches diciéndolo. También te recomiendo que te dirijas a otra persona, quizás alguien perteneciente a tu grupo de apoyo, tu mejor amigo, tu esposo o tu esposa, y verbaliza ante ella tu afirmación pero asegúrate de que esa persona no esté condicionada por la vergüenza.

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