domingo

LECCIONES DE VIDA (66) - ELISABETH KÜBLER-ROSS Y DAVID KESSLER


8 / LA LECCIÓN DEL MIEDO (1)

DK (3)

Por desgracia, cuando el miedo se ha desvanecido la mayoría de nosotros estamos demasiado enfermos o somos demasiado viejos para hacer las cosas que habríamos hecho antes, si no hubiéramos tenido tanto miedo. Muchos de nosotros envejecemos y enfermamos sin ni siquiera haber intentado hacer realidad nuestros deseos secretos, encontrar nuestro trabajo preferido o ser las persona que quisimos ser. Si hiciéramos las cosas que anhelamos hacer, también envejeceríamos y enfermaríamos, pero no nos arrepentiríamos tanto. No terminaríamos una vida a medio vivir. Por lo tanto, una lección resulta evidente: debemos superar nuestros miedos mientras todavía podamos realizar las cosas con las que soñamos.

No obstante, para superar el miedo debemos trasladarnos emocionalmente a otro lugar: debemos instalarnos en el amor.

Disponemos de muchas palabras para nombrar las distintas emociones que experimentamos en la vida: felicidad, ansiedad, alegría, resentimiento. Pero, en el fondo, nuestro interior más profundo sólo alberga dos de esas emociones: el amor y el miedo. Del amor surgen la felicidad, el contento, la paz y la alegría. Del miedo surgen el enojo, el odio, la ansiedad y la culpabilidad.

Es cierto que sólo existen dos emociones primarias, el amor y el miedo, pero sería más exacto decir que sólo existe el amor o el miedo, porque no podemos sentir ambas emociones a la vez, exactamente en el mismo momento. Son emociones opuestas. Si sentimos miedo, no sentimos amor, y si sentimos amor no sentimos miedo. Intentemos recordar una ocasión en la que sintiéramos amor y miedo a la vez: es imposible.

Tenemos que decidir estar en un lado o en el otro. En este caso no podemos permanecer neutrales. Si no elegimos el amor de una forma activa, sentiremos miedo u otro de los sentimientos que lo componen. En cada momento podemos elegir el uno o el otro. Y debemos tomar esta decisión de una forma constante, sobre todo en circunstancias difíciles en las que nuestro compromiso con el amor, en lugar del miedo, está en juego.

Elegir el amor no significa que no vayamos a sentir miedo nunca más. De hecho, implica que muchos de nuestros miedos saldrán a la superficie para que los sanemos del todo. Este proceso es continuo. Recordemos que sentiremos miedo después de haber elegido el amor del mismo que sentiremos hambre después de haber comido. Debemos elegir, de un modo incesante, el amor para alimentar nuestra alma y alejar el miedo, igual que comemos para alimentar nuestro cuerpo y liberarnos del hambre. Debemos actuar como lo hizo Troy cuando decidió cuidar a Jackie. Eligió una vez tras otra la bondad por encima del miedo. Decidió servir a algo superior a su miedo, a otro ser humano que lo necesitaba. Esto no significa que su miedo no vuelva a aparecer. Siempre que lo haga, Troy tendrá que volver al amor de nuevo.

Todos nuestros miedos inventados tienen que ver con el pasado o el futuro, sólo el amor existe en el presente. El ahora es el único momento real que tenemos y el amor es la única emoción real porque es la única que se produce en el presente. El miedo se basa en algo que ocurrió en el pasado y nos hace temer que algo suceda en el futuro. Por lo tanto, vivir en el presente es vivir en el amor, no en el miedo. Esta es nuestra meta: vivir en el amor. Y podemos avanzar hacia ella aprendiendo a amarnos a nosotros mismos. Cuando nos llenamos de amor, empezamos a librarnos de nuestros miedos.

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