domingo

LOS SECRETOS DEL PODER (3) - RICARDO AROCENA


Reflexiones sobre el devenir histórico, el discurso del poder, las teorías “conspirativas”, los complots, la verdad, la post verdad y lo que nos dicen sobre magnicidios, atentados, guerras e  invasiones.

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Poco antes de su muerte el presidente norteamericano soñó su final. En la pesadilla se vio durmiendo, hasta que un fuerte llanto lo despierta. En la sala Este había un féretro con el rostro tapado por un paño negro. A la pregunta de quién era el fallecido, los presentes contestaron que Abraham Lincoln, quien había sido asesinado. Antes que nadie especule con tramas ultraterrestres, cabe señalar que no puede considerarse anómala la alucinación del mandatario, ya que las conspiraciones en su contra abundaron, tanto así que por  ejemplo en los inicios de la guerra de Secesión un grupo de “honorables caballeros”, formaron un escuadrón para secuestrarlo y ejecutarlo.

El magnicidio finalmente fue concretado el 14 de abril de 1845 en el Teatro Ford en Washington, D.C., durante la representación de la comedia musical Our American Cousin, dirigida por Tom Taylor. El asesino fue un actor de Maryland llamado John Wilkes Booth, quien le disparó a Lincoln un tiro en la cabeza, mientras gritaba en latín “así siempre a los tiranos”. Además de Booth fueron ejecutados o encarcelados varios sospechosos, pero nunca se pudo saber cabalmente porqué, para qué ni quienes estuvieron realmente atrás de los hechos.

Claro está que complots y conspiraciones no han ocurrido solamente a la interna de las naciones, también han servido para justificar guerras e  invasiones. Por ejemplo, en febrero de 1898 la explosión del acorazado Maine, sirvió de pretexto para que EEUU declarara la guerra contra España. Al día siguiente del estallido, la prensa sensacionalista del todopoderoso William Randolph Hearst, predispuso a la opinión pública titulando “El barco de guerra Maine partido por la mitad por un artefacto infernal secreto del enemigo”.

Por su parte el World de Pulitzer hacía referencia a un “acto de Guerra” y exigía “que se ordene a nuestra flota zarpar rumbo a La Habana y exigir la indemnización de los daños en el plazo de 24 horas bajo la amenaza de bombardeo”

Ya sabemos por lo que vivimos estos días a lo que pueden llegar los medios de prensa desbocados y transformados en verdaderos partidos del sistema. En aquel entonces la campaña llegó a tal extremo que cuando su corresponsal en La Habana le telegrafió a Hearst “Aquí todo está en calma. Ninguna agitación. Quiero regresar, pues no habrá guerra”, el magnate respondió: “Siga ahí. Mande fotografías. Guerra la haré yo”. La agitación de los medios fue acompañada de actos públicos realizados bajo la consigna “Remember Maine”.

Entre los más entusiastas provocadores estaba el por entonces Secretario de la Marina, “Teddy” Roosevelt quien enseguida de la explosión clamó: “Si yo fuera Mr. Mc Kimley, mañana mismo mandaba toda la flota americana a La Habana; el Maine ha sido hundido por un acto de cochina traición de los españoles”. A pesar de la ausencia de pruebas el Congreso norteamericano responsabilizó a España y finalmente, en abril de 1898, le declaró  la guerra.

Luego del conflicto bélico EEUU continuó su política expansionista sobre Puerto Rico y Filipinas, es decir sobre lo que quedaba del por entonces débil imperio ibérico. Con el correr de los años los documentos desclasificados por los propios EEUU insinúan lo que desde el mismo momento de los hechos ya muchos sospechaban, es decir que la detonación fue causada por los propios norteamericanos.

Acontecimientos que han favorecido invasiones y guerras han ocurrido en los màs variados escenarios geográficos, incluyendo el viejo continente. Los asesinatos del heredero del Imperio Austro Húngaro, el Archiduque Francisco Fernando, y de su esposa Sofía Chotek en Sarajevo colmaron el vaso y propiciaron nada menos que la 1º Guerra Mundial. El asesino fue Gavrilo Princip, quien contaba con el apoyo de un movimiento por la liberación de Botnia y los servicios de inteligencia servios, aunque la verdadera responsabilidad en los hechos es algo que ha sido controvertido dada la magnitud de las consecuencias.

De visita en Sarajevo y luego de sufrir un atentado del que salieron ilesos, los esposos y su comitiva suspendieron la agenda prevista para visitar a las  víctimas, pero tras conocer que el plan había fracasado, el asesino, que continuaba al acecho, logró dispararles en el coche en que viajaban. Inmediatamente los heridos fueron trasladados a la residencia del gobernador, en donde fallecieron con 10 minutos de diferencia. El ambiente ya estaba caldeado y rápidamente estallaron motines y protestas anti-servia, tanto en Sarajevo como en otras localidades de Austria-Hungría. Princip y sus colaboradores fueron capturados y juzgados.


LA RESISTIBLE ASCENSIÓN DE ARTURO UI

Ya que nos referimos al preludio de grandes conflictos bélicos, haremos también mención a sucesos previos a la segunda guerra mundial. El escritor Bertolt Brecht, en su obra “La resistible ascensión de Arturo Ui” da cuenta de los artimañas de que se valió el nazismo para asaltar el poder. Una de ellas, también recogida en la obra, fue el famoso incendio del Reichstag, ocurrido el 27 de febrero de 1933, del cual fue acusado el Partido Comunista Alemán. El atentado le permitió a Hitler impulsar una serie de medidas liberticidas, como por ejemplo anular la libertad de prensa, de reunión y de asociación, reprimir a la oposición e instituir el Tercer Reich.

Pero desde un principio germinó la sospecha que los verdaderos responsables eran los nazis que buscaban un pretexto para consolidarse y que el incendio fue ordenado por el presidente del Reichstag Hermann G Göering

Entre los acusados estuvo el dirigente comunista George Dimitrov, quien denunció la conspiración. Durante el juicio realizó un alegato que ha sido calificado de histórico por colocar a los acusadores en el banquillo de los acusados, en el cual además denuncia el “estado conspirativo” generalizado que vivía por esa época Europa. Veamos un fragmento de la intervención:

El carácter de este proceso estaba trazado de antemano por la tesis de que el incendio del Reichstag era obra del Partido Comunista de Alemania, e incluso del comunismo mundial. Este acto anti-comunista, el incendio del Reichstag, les ha sido imputado a los comunistas y se les ha presentado como señal para la insurrección comunista, como señal para hacer cambiar la Constitución de Alemania. Con ayuda de esta tesis, se imprimió a todo el proceso un sello anticomunista. En el acta de acusación, se dice:
«…La acusación estima que este atentado criminal había de ser la llamada, la señal para los enemigos del Estado, quienes se proponían emprender luego un ataque general contra el Estado alemán con el fin de destruirlo e instaurar en su lugar la dictadura del proletariado, el Estado Soviético, por obra y gracia de la Tercera Internacional...».
Señores jueces: no es la primera vez que se imputan a los comunistas semejantes atentados. No puedo citar aquí todos los ejemplos de esta índole. Mencionaré el atentado ferroviario de Alemania, cerca de Jüterborg, cometido por un aventurero y provocador anormal. Por aquel entonces, se difundió, durante semanas enteras, no sólo en Alemania, sino también en otros países, la afirmación de que aquel atentado era obra del Partido Comunista de Alemania, de que era un acto terrorista de los comunistas. Luego, el autor resultó ser el anormal y aventurero Matuschka, que posteriormente fuera detenido y condenado.
Recordaré otro ejemplo, el asesinato del presidente de la República Francesa, por Gorgulov. También entonces se dijo en todos los países que este atentado era obra de los comunistas. A Gorgulov se le presentaba como un comunista, como un agente soviético. Y ¿qué resultó? Que dicho atentado había sido organizado por los guardias blancos, y Gorgulov resultó ser un provocador que quería conseguir la ruptura de las relaciones entre Francia y la Unión Soviética.
Recordaré también el atentado contra la Catedral de Sofía. Este atentado no fue organizado por el Partido Comunista de Bulgaria. Pero, a raíz de él, el Partido Comunista fue perseguido. Dos mil obreros, campesinos e intelectuales fueron asesinados bestialmente por las bandas fascistas, con el pretexto de que la catedral había sido volada por los comunistas. Este acto de provocación fue organizado por la policía búlgara. Todavía en 1920, el propio Prutkin, jefe de la policía de Sofía, organizó una explosión de dinamita durante la huelga de los ferroviarios, como medio para provocar a los obreros búlgaros.
El Presidente: (interrumpiendo a Dimitrov) Eso no tiene nada que ver con el proceso.
Dimitrov: El funcionario de policía Séller ha hablado aquí de la incitación comunista al incendio... etc. Yo le pregunté si conocía casos en que los incendios fueran hechos por los patronos y luego imputados a los comunistas. En el «Völkischer Beobachter» del 5 de octubre, se dice que la policía de Settin... (…)
El Presidente: No tiene usted derecho a hablar de eso, puesto que el hecho no se ha mencionado durante el proceso.
Dimitrov: Toda una serie de incendios...
El Presidente: (interrumpe de nuevo a Dimitrov).
Dimitrov: Esto fue objeto de un atentado, porque toda una serie de incendios fueron imputados a los comunistas. Luego, resultó que habían sido obra de los patronos. «¡Con el fin de proporcionar trabajo!»
Recordaré otro hecho: la falsificación de documentos. Hay una gran cantidad de falsificaciones que fueron explotadas contra la clase obrera. Estos casos son muy numerosos. Sólo recordaré la pretendida carta de Zinoviev, que fue una falsificación, explotada por los conservadores ingleses contra la clase obrera. Recordaré una serie de falsificaciones hechas aquí, en Alemania...
El Presidente: Eso excede los marcos de la investigación judicial.
Dimitrov: Aquí se ha afirmado que el incendio del Reichstag había de servir de señal para la insurrección armada. Se ha tratado de demostrarlo del siguiente modo:
Göring ha dicho, ante el tribunal, que el Partido Comunista alemán se había visto obligado, desde el momento en que Hitler asumió el poder, a atizar el estado de ánimo de sus masas y a emprender algo. Dijo: "¡Los comunistas no tenían más remedio que hacer algo, o ahora o nunca!" Dijo que el Partido Comunista llevaba ya años y años llamando a la lucha contra el nacional-socialismo y que desde el momento de la toma del poder por los nacional-socialistas el Partido Comunista de Alemania no tenía más salida que lanzarse a la acción. ¡Ahora o nunca! El Fiscal general trató de formular esta misma tesis con mayor exactitud y aún «más hávilmente».
El Presidente: No permitiré que agravie usted al Fiscal general.
Dimitrov: El Fiscal general ha desarrollado aquí, como acusador público, lo afirmado por Göring. El Fiscal general, señor Werner, ha dicho:
«El Partido Comunista se hallaba en tal situación, que tenía que emprender la retirada, sin combate, o aceptarlo sin haber terminado aún sus preparativos. Era la única carta que le quedaba al Partido Comunista, en aquellas circunstancias. O renunciar sin lucha a su objetivo, o lanzarse a un acto de desesperación, jugarse el todo por el todo: era lo único que, en aquellas circunstancias, podía salvar la situación. Podía fracasar, pero aunque así fuere, la situación no sería peor que si el Partido Comunista retrocediera sin lucha.»

La tesis, que se lanza y se atribuye al Partido Comunista, no es una tesis comunista. Una hipótesis de esta naturaleza demuestra que los enemigos del Partido Comunista de Alemania lo conocen mal. Para luchar con acierto contra el enemigo, hay que conocerle. La prohibición del Partido, la disolución de las organizaciones de masas, la pérdida de la legalidad, todo esto representa, naturalmente, un duro golpe para el movimiento revolucionario. Pero dista mucho de significar que con ello todo está perdido.”

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