domingo

NOCHE OSCURA (67) - SAN JUAN DE LA CRUZ


LIBRO SEGUNDO

DE LA NOCHE OSCURA, TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL ESPÍRITU.

CAPÍTULO 23 (3)

Declárase el cuarto verso. – Dice el admirable escondrijo en que es puesta el alma en esta noche y cómo, aunque el demonio entrada en otros muy altos, no en este.

9 / Otras veces prevalesce el demonio y comprehende al alma la turbación y el horror, lo cual es al alma de mayor pena que ningún tormento de esta vida le podría ser; porque, como esta horrenda comunicación va de espíritu a espíritu algo desnuda y claramente de todo lo que es cuerpo, es penosa sobre todo sentido. Y dura esto algún tanto en el espíritu; no mucho, porque saldría el espíritu de las carnes con la vehemente comunicación del otro espíritu. Después queda la memoria, que basta para dar gran pena.

10 / Todo esto que habemos dicho pasa en el alma pasivamente, sin ser ella parte en hacer y deshacer acerca de ello. Pero es aquí de saber que, cuando el ángel bueno permite al demonio esta ventaja de alcanzar al alma con este espiritual horror, hácelo para purificarla y disponerla con esta vigilia para alguna gran fiesta y merced espiritual que le quiere hacer ver el que nunca mortifica sino para para dar vida, ni humilla sino para ensalzar; lo cual acaece de allí a poco, que el alma, conforme a la purgación tenebrosa y horrible que padeció, goza de admirable y sabrosa contemplación espiritual, a veces tan subida, que no hay lenguaje para ella. Pero sutilizole mucho el espíritu para poder recibir este bien el antecedente horror del espíritu malo; porque estas visiones espirituales más son de la otra vida que de esta, y cuando se ve una, dispone para otra.

11 / Lo dicho se entiende acerca de cuando visita Dios al alma por medio del ángel bueno; en lo cual no va ella, según se ha dicho, totalmente tan a oscuras y en celada que no le alcance algo del enemigo. Pero cuando Dios por sí mismo la visita, entonces se verifica bien el dicho verso, porque totalmente a oscuras y en celada del enemigo recibe las mercedes espirituales de Dios. La causa es porque, como Su Majestad mora sustancialmente en el alma, donde ni el ángel ni el demonio pueden llegar a entender lo que pasa, no puede conocer las íntimas y secretas comunicaciones que entre ella y Dios allí pasan. Estas, por cuanto las hace el Señor por sí mismo, totalmente son divinas y soberanas, porque todas son toques sustanciales de la divina unión entre el alma y Dios; en uno de los cuales, por ser este el más alto grado de oración que hay recibe el alma mayor bien que en todo el resto.

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