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LOS RECOVECOS DE MANUEL MIGUEL (48) - Desbocada reinvención de la vida de Manuel Espínola Gómez



Hugo Giovanetti Viola

Primera edición: Caracol al Galope, 1999.
Primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes, 2016.

DUODÉCIMA PUERTA: ENTRAÑA Y LÍMITE (3)

El estudio de Tolstoi estaba separado de los salones por una pared unilateralmente transparente. Había demasiado humo. Bajtin y Lezama Lima sacaban apuntes detrás del escritorio, mientras Manolo (de boina y casaca llena de medallitas, como aparecería en una postal conmemorativa) daba zancadas enjaulado entre Dostoievski y Tolstoi. Y de golpe se frenó y gritó en dirección al escritorio, con las cejas crispadas:

-Disculpe, don Mijail. Pero yo no me puedo seguir prestando a participar en este papelón. Son dos tremendos genios y se pelean como gurises chicos, en vez de aprovechar la oportunidad que les da la Brigada del Gran Tiempo para conocerse personalmente. No tiene el menor goyete.

-Yo les daría un descanso antes del último round y le echaría un ojazo a tu pintura, chico -jadeó Lezama Lima, volviendo a prender su habano. -¿Puede ser, Mijail?


Bajtin se apoya el lápiz en la oreja con indolencia de almacenero y utilizar la pipa para accionar un destellador que podría confundirse con un aparato de aire acondicionado. Entonces vemos proyectarse una especie de estuche atmosférico donde las obras de Manolo parecen ir encorpando -en un trastrocamiento cronológico seriado de acuerdo a la irradiación de los grosores, vacíos o transparencias- una más dimensión sin densidad ni humo.


-Es clarísimo -cabeceó Lezama Lima, pidiéndole por señas a Bajtin que inmovilizara un momento el foco. -Después de la fatiga verbal que se observa ya en la época de Felipe IV, tiene que acudir el encantamiento de la voz que se alza corpulenta como la noche que absorbe el ombú de los cielazos y los cielitos (independentistas) de la Banda Oriental. El americano recibe una tradición de platería pletórica sino la pone en activo. Y las palabras que fue reuniendo se le concentran en las exigencias del nuevo paisaje, trocándolas en corpúsculos coloreados. La espuma del tuétano quevediano y el oro principal de Góngora, se amigaban bien por tierras nuestras, porque mientras en España las dos gárgolas mayores venían recias de la tradición humanista, en América gastaban como un tejido pinturero, que ha estado por los alrededores y que tiene sobremesa, le queda un buen reojo para la cortesanía, para la fulminación de la maldad y para la gracia de la verba pintada. Porque en el señorío barroco americano, el estoicismo quevediano y el destello gongorino tienen soterramiento popular. Engendran un criollo de excelente resistencia para lo ético y una pinta fina para el habla y la distinción de donde viene la independencia. La libertad del Nuevo Mundo, sigue siendo una profecía, una divinidad para el futuro.

-Pero qué oscuración más estrellado la de desfuellado reverbero alveolar -lo parodizó Manolo, con timidez y euforia. -Aunque le informo que en ese cubículo aparecieron obras mías que yo ni siquiera recuerdo haber realizado.

-Lo que pasa es que las pintó en el futuro -puntualizó Bajtin. -Acá nos importa el totum.


-A ver: permitamé, profesor -alza un brazo Dostoievski hacia el tiempo detenido y la luz / personaje de “Cresponarios de la media tarde”. -A lo mejor estoy al borde de un ataque epiléptico fatal, pero desde el momento en que usted dijo totum empecé a ver transparentarse a través de todo el cuadro la palabra PAX por triplicado y con un sol encima.

-No creo que sea epilepsia. Eso ya es un delirio místico total -bufa Tolstoi, tirándose de las aletas blancas de la barbaza. -Porque allí lo único que se ve es un entierro satinado por la luz de la caverna platónica, Fiodor Mijailovich.

-Yo tampoco veo nada más que un ritual solisense -gruñe Manolo.

-No -se para Bajtin, con los ojos muy fruncidos. -Es verdad. Está allí, es el logotipo hecho para la organización PAX en la década del ochenta. No se puede creer: vendría a ser como una penetración del logotipo en el trasluz del cuadro.

-No, Mijail -se asmatiza orgásmicamente Lezama Lima. -ES MUCHO MÁS QUE ESO!!!! ES LA EFERVESCENCIA QUIETA DE LA IMBRICACIÓN GRECO-CRISTIANA QUE SE COAGULA EN EL RENACIMIENTO!!!! ES EL VENTARRÓN BARROCO DE LA RESURRECCIÓN!!!! EL LOGOS KERYGMÁTICO!!!! EL VELLÓN DE LA FONTE PLANETIZADA!!!! EL HOMBRE NUEVO SUPERPUESTO AL GRAN TIEMPO ECUMÉNICO!!!! LA VERBA DE ORO INGRÁVIDO DEL ESPÍRITU SANTO!!!!

-Hay que resignarse, conde -le dice Dostoievski a Tolstoi, con ronquera canallesca. -Usted es un gran artista. Es perfecto como Homero. Pero no acepta el PLUS: cree en Dios Y NO VE EL REINO PRESENTE EN LA LLAMARADA DEL PERDÓN INSURRECTO. Prefiere la MODERNIDAD RAZONABLE (con pecado entronizada) a la SANTIDAD ICÓNICA. Por eso tiene impulsos suicidas, querido zar no oficial y mesías opulento de los desposeídos.

-Hoy quisiera morirme, nomás -tose  León Nicoláievich, muy gris.

-¿Y yo? -jadea Manolo. -¿Todos chupan naranjada y el pobre naranjo nada? ¿Qué dejan para mí que creo en la anchurosidad infinita del universo y en el hombre como su rostro consciente pero individualmente perecible? LO QUE YO OBRO ES UNA SUCCIÓN BIÓPSICA DEL MISTERIO VESTAL, CARAJO!!!! Y NADA MÁS QUE ESO!!!!

-Tú eres el gran mujik de la estepa rioplatense que objetiva la hilacha del nuevo eón y se la cose al mundo sin reclamar maná ni hocicarle al soberbio -chista Lezama Lima. -Yo soy un comemierda mucho más impenitente y apresado que tú y sin embargo soy feliz, chico. No te preocupes.

-Macanudo con b larga. Y mirá que yo también me revuelvo, botija -retruca el solisense acomodándose la boina con yeito de galán. -Te puedo asegurar que cuando me tiro en pelotas en la azotea a darme baños de estrellas soy más alto que el cielo.

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