Hugo Giovanetti Viola
Primera edición: Caracol al Galope, 1999.
Primera edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes, 2016.
DUODÉCIMA PUERTA: ENTRAÑA Y LÍMITE (2)
El detective estacionó la limusina negra frente a la casa de invierno de Tolstoi y anunció acomodando el espejo retrovisor:
-Nos persigue un borracho. Estaba despatarrado frente a un almacén pero cuando nos vio pasar salió como chijete. ¿Te acordaste de traer la llave, ma chérie?
La Mermelada se tanteó el busto de ballena y murmuró.
-Está aquí, en la cueva del tesoro. La KGB no falla, campeón. Y menos si hay pulseada entre zares metafísicos.
-¿Conocés al borracho?
-Sí. Es el pater Marmeladov. Déjenme bajar sola que yo le parto el alma comme il faut.
Los jirones del frac de Marmeladov resplandecen como alas entre la luz boreal. Y cuando se hinca frente a la vieja dice:
-No peques más, tumor de mi palacio.
-¿Cuánto necesitás?
-PRECISO QUE TE SALVES!!!! PRECISO QUE SE SALVE EL BASTIÓN DE LO ETERNO!!!!
-Digo cuánto necesitás para retocarte el pedo, lobizón de probeta. El discurso redentor podés metértelo en las hemorroides.
Entonces los ojos-rajas del viejo de altos pómulos emigran hacia un celeste que creo reconocer. Y de repente aúlla:
-YO CHUPO PORQUE AQUÍ YA NO HAY GRAN TIEMPO NI EL MERCADO NEGRO, ¿ENTENDÉS? YO NECESITO EFERVESCENCIA QUIETA!!!! PERO ENTERRARON TANTO LA FONTE QUE ESTO SE VA LLENANDO DE CUERVOS PEDORREROS!!!! NO HAY OTRA FORMA DE SOBREVIVIR!!!!
-¿Te alcanzan 5 rublos?
-Vendrían bien. Pero hasta que no te transformes en un cuervo guardián Dios no va a perdonarte. Te lo advierte el inspirador de tu santo nombrete.
Durante unos momentos la vieja parece aguantar el llanto enchastrándose las paletas postizas con el rouge: después escarba en su pechuga, saca un billete apelotonado y lo deja caer en el suelo mientras retruca como si escupiera:
-Ya me morí, papá.
El hibernadero de Tolstoi es un gran chalé-casilla que recorta su verdor tristemente latoso sobre un fondo con árboles. La Mermelada pide que nos calcemos las galochas impuestas a los visitantes y el detective me hace una guiñada y murmura:
-El perfecto espionaje. Che: ¿alguna vez soñaste con ver desde tan cerca a un borracho de Dostoievski?
-Todavía estoy erizado. ¿Y a ella le dicen la Mermelada por Marmeládov, nomás?
-Eco. Ella vivió unos cuantos años aquí en Moscú trabajando como corresponsal fantasma para Latinoamérica. Igual que Tomatito.
-SHHHH!!!! -levanta un candelabro principesco la vieja, y cuando las tres llamas vuelven a su lugar me imagino a Satanás travestido con oro. -Ahora suspendan las mormoraciones. En este momento somos una patrulla de la KGB vigilando el laboratorio del Espíritu Santo. Y si al pelado no le gusta, que devuelva el carné del Partido y contrate a James Bond.
Entonces el detective me clava una pureza fluvial que parece reclamar mansedumbre de serpiente y astucia de paloma.
-Ma qué James Bond, hermana. Si el imperialismo inglés estás más pasado de moda que el centralismo democrático -me arriesgo a retrucar.
Pero ella sonríe:
-Bien sûr. Por fin vas entendiendo que todos los manifiestos de la VERDAD y el VERBO son morfe de gusanos. Vengan de donde vengan.
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