PRIMERA PARTE “LAS ENSEÑANZAS”
III (3)
Domingo, 3 de setiembre, 1961 (2)
Alejándome, empecé a buscar otra planta, combatiendo el fuerte deseo de rondar a hurtadillas y observar a don Juan. Tras un rato se me unió.
-Ahora vamos a buscar la hembra -dijo.
-¿Cómo las distingue usted?
-La hembra es más alta y crece por encima del suelo, así que realmente parece un arbolito. El macho es más grande y se extiende cerca del suelo y más parece un matorral espeso. Cuando saquemos a la hembra verás que la raíz se hunde por un buen trecho antes de hacerse horcón. El macho, en cambio, tiene el horcón de la raíz pegada al tallo.
Buscamos juntos por el campo de daturas. Luego, señalando una planta, dijo: “Esa es la hembra.” Y procedió a cavar en torno de ella como había hecho antes. Apenas descubrió la raíz pudo ver que esta se ajustaba a su predicción. Lo dejé nuevamente cuando se disponía a cortarla
Al llegar a su casa, abrió el bulto donde había puesto las daturas. Sacó primero la más grande, el macho, y la lavó en una amplia bandeja de metal. Limpió cuidadosamente toda la tierra de la raíz, el tallo y las hojas. Después de esa limpieza minuciosa, separó el tallo de la raíz haciendo una incisión superficial en torno a su juntura con un cuchillo corto y serrado, y quebrando la planta por allí. Tomó el tallo y separó cada una de sus partes haciendo montones individuales con las hojas, las flores y las espinosas vainas de semilla. Tiró cuanto estaba seco o comido de gusanos, y conservó sólo las partes intactas. Unió ambos ramales de la raíz atándolos con dos trozos de cordel, los quebró por la mitad tras hacer un corte superficial en la juntura y obtuvo dos pedazos de raíz de igual tamaño.
Luego tomó un trozo de arpillera áspera y colocó en él los dos pedazos de raíz atados; encima puso las hojas en un montón ordenado, luego las flores, las vainas y el tallo. Dobló la arpillera e hizo un nudo con las puntas.
Repitió exactamente los mismos pasos con la otra planta, la hembra, sólo que al llegar a la raíz, en vez de cortarla, dejó intacta la horqueta, como una letra Y invertida. Luego puso todos los pedazos en otro bulto de tela. Cuando terminó, ya había oscurecido.
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