domingo

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN (15) - CARLOS CASTANEDA


PRIMERA PARTE “LAS ENSEÑANZAS”

II (7)

Domingo, 20 de agosto, 1961. (1)

La noche pasada, don Juan procedió a introducirme en el terreno de su saber. Estábamos sentados frente a su casa, en la oscuridad. De improviso, tras un largo silencio, empezó a hablar. Dijo que iba a aconsejarme con las mismas palabras usadas por su propio benefactor el día en que lo tomó como aprendiz. Al parecer, don Juan había memorizado las palabras, pues las repitió varias veces para asegurarse de que no se me fuera ninguna.

-Un hombre va al saber como a la guerra: bien despierto, con miedo, con respeto y con absoluta confianza. Ir en cualquier otra forma al saber o a la guerra es un error, y quien lo cometa vivirá para lamentar sus pasos.

Le pregunté por qué era así, y dijo que, cuando un hombre ha cumplido estos cuatro requisitos, no hay errores por los que deba rendir cuentas; en tales condiciones sus actos pierden la torpeza de las acciones de un tonto. Si tal hombre fracasa, o sufre una derrota, sólo habrá perdido una batalla, y eso no provocará deploraciones lastimosas.

Declaró luego su intención de enseñarme lo que es un “aliado” en la misma forma exacta como su benefactor se lo había enseñado a él. Recalcó con fuerza las palabras “misma forma exacta”, repitiendo la frase varias veces.

Un “aliado” dijo, es un poder que un hombre puede traer a su vida para que lo ayude, lo aconseje y le dé la fuerza necesaria para ejecutar acciones, grandes o pequeñas, justas o injustas. Este aliado es necesario para engrandecer la vida de un hombre, guiar sus actos y fomentar su conocimiento. De hecho, un aliado es la forma indispensable para saber. Don Juan decía esto con gran convicción y fuerza. Parecía elegir cuidadosamente sus palabras. Repitió cuatro veces la siguiente frase:

-Un aliado te hará ver y entender cosas sobre las que ningún ser humano podría jamás iluminarte.

-¿Es un aliado algo parecido a un espíritu guardián?

-No es ni espíritu ni guardián. Es una ayuda.

-¿Es Mescalito el aliado de usted?

-¡No! Mescalito es otra clase de poder. ¡Un poder único! Un protector, un maestro.

-¿En qué se diferencia Mescalito de un aliado?

-A Mescalito no se le puede domar y usar como se doma y se usa a un aliado. Mescalito está fuera de uno mismo. Escoge mostrarse en muchas formas a quienquiera que tenga enfrente, sin importarle que sea un brujo o un peón.

Don Juan hablaba con hondo fervor de que Mescalito era el maestro de la buena manera de vivir. Le pregunté cómo enseñaba mescalito a “vivir como se debe”, y don Juan repuso que Mescalito muestra cómo vivir.

-¿Cómo lo muestra? -pregunté.

-Tiene muchos modos de hacerlo. A veces lo enseña en su mano, o en las piedras, o los árboles, o nomás enfrente de uno.

-¿Es como una imagen enfrente a uno?

-No. Es una enseñanza enfrente de uno.

-¿Habla Mescalito a la persona?

-Sí. Pero no con palabras.

-¿Entonces cómo habla?

-A cada hombre le habla distinto.

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