domingo

LA PEQUEÑA CRÓNICA DE ANA MAGDALENA BACH (40) - ESTHER MEYNEL



4 (8)

También solía decir con frecuencia que no podía escribir una canción de amor si no era para mí.

-¿Ves? -me dijo un día, sentándome en sus rodillas-, mi querida mujercita me impide escribir todas esas bellas canciones en las que se suspira por la amante lejana y esas baladas que hacen llorar a las damas de la Corte… ¿Cómo va a escribir el feliz Cantor canciones de añoranza, si tiene a su mujercita sentada en sus rodillas? Tengo que retroceder con la imaginación a la época en que te conocí y figurarme que tus padres se niegan a dar su consentimiento para nuestro matrimonio, pues llevo en la cabeza una melodía que requiere dos o tres versos algo tristes.

Al día siguiente me trajo una canción, una canción de una dulzura indescriptible que canté al momento y cuya letra era la siguiente:

Si tu corazón me entregas
hazlo en secreto
que nadie descubrir pueda
tu pensamiento.
Nuestro amor siempre ha de ser
amor secreto.

Así, pues, no dejes ver
un gran contento.

No exijas una mirada
a este mi amor,
que es la envidia muy malvada
con nuestra unión.
Cierra tu pecho y reprime
tu gran deseo;
y el placer de que gozamos
algo secreto. 

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+