domingo

TIEMPOS POSMODERNOS (6) - RICARDO AROCENA


Apuntes sobre la soledad, la comunicación, la incomunicación, la modernidad, la posmodernidad, la sociedad de la información, la penetración cultural y el imperialismo

“Qué tiempos serán los que vivimos,
que hay que defender lo obvio”.
Bertolt Brecht


EL VIGILANTE

Apoyadas en Internet, surgen las redes sociales como un medio de comunicación que permite establecer contacto entre personas, pero no solamente, cabe decir quedesde hace unos años las empresas las comenzaron a explotar como un instrumento para publicitar sus productos, lo mismo que otros  operadores, vinculados a la política y la comunicación. A ellas por ejemplo, y a un sofisticado paquete de herramientas on line, les debió el presidente Obama su reelección.

Últimamente vienen siendo cuestionadas por falta de transparencia. Por ejemplo, una asociación de consumidores francesa acaba de entablar una querella judicial contra las tres principales redes sociales –Facebook, Twiter y Google- por cláusulas abusivas. Las demanda por "opacidad", "exoneración de responsabilidad" y por la "difusión" que hace de los datos personales. "Las condiciones siguen siendo igual de inaccesibles, ilegibles, llenas de vínculos de hipertextos" y en ellas las redes sociales continúan dándose permiso para recopilar, modificar, conservar y explotar los datos de los usuarios y de su entorno”, se queja la organización.

Añade que las redes persisten en atribuirse “"sin el acuerdo particular de los usuarios, una licencia mundial ilimitada y sin remuneración" para explotar los datos y comunicarlos a otros socios económicos. Y concluye que “no sólo eres objeto de una publicidad selectiva, sino que tus datos pueden ser explotados comercialmente sin tu acuerdo expreso y sin pagarte un peso”. En particular Facebook fue denunciada judicialmente por violar leyes sobre el derecho a la intimidad, proveer datos personales a terceros y realizar "investigaciones y búsquedas de datos" sin aprobación de los usuarios.

Ha sido también acusada de conservar datos borrados: el estudiante de derecho Max Schrems descubrió que guardaba antiguos mensajes que había suprimido, chats que había eliminado y peticiones de amistad denegadas. Schrems ha subrayado que si bien las redes sociales “son una herramienta formidable”, Facebook está “usando su red para recoger datos de los usuarios que no debería tener. Es cierto que los mismos usuarios tienen que ser responsables de lo que postean pero, ¿cómo van a serlo si no saben ni pueden decidir lo que se hace con su información?”.

Por otra parte la red ha reconocido públicamente haber impulsado controvertidos experimentos de manipulación de las emociones. Entre el 11 y el 18 de enero del 2012, Facebook operó las informaciones de unos 700.000 usuarios anglófonos para un estudio científico sobre el “contagio emocional” de los grupos. El resultado de la investigación, publicado el 17 de junio en la revista de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos (PNAS), “no siguió los protocolos éticos científicos que se aplican a los seres humanos”, en opinión de los críticos, que reclamaron una investigación para determinar si la red social actuó de manera similar en otras ocasiones.

Facebook también ha impedido la promoción de publicaciones, según el intelectual argentino Atilio Bolón. En un mensaje que posteó unos meses atrás acusó a la red de derivar sus solicitudes de autorización para promocionar sus publicaciones a un RISK MANAGER, es decir a un “análisis de riesgo”

Y concluye: “¿RISK MANAGER, pueden creer semejante estupidez? ¿Mis escritos son merecedores de un "análisis de riesgo"? Las perspectivas no son nada buenas, de modo que quienes estén de acuerdo con las cosas que escribo les pido que POR FAVOR traten de darle la mayor difusión posible. No toleran que haya hecho algunos posteos desde Cuba y la línea intransigentemente antiimperialista de mis análisis. Pero con esto es una máscara más que se cae, y que demuestra que detrás de la "libertad, el pluralismo, etcétera" se esconden fascistas irrecuperables y que jamás aceptarán una discusión abierta y sin restricciones.”

En el mismo sentido se ha expresado el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro contra Twitter “por haber suspendido –de manera arbitraria- miles de cuentas de usuarios” defensores de la revolución bolivariana, a lo que le sumó que algunas agencias de noticias internacionales trataron de manipular la denuncia en contra suyo.


EL REGRESO DE SUPERMAN

Las nuevas tecnologías han innovado en materia de productos culturales. Es así que han surgido software, aplicaciones, fotos y videos de tecnología digital, video juegos, series para web, etc. Pero lo que en general no ha variado son los contenidos y se continúan reciclando antiguos éxitos; es que al parecer el gran público prefiere lo ya consagrado, por lo menos es lo que acaba de constatar la empresa Disney a la hora del balance. Y los renovados ídolos de la ficción, continúan siendo tan beligerantemente colonizadores como cuando fueron inventados, o más, si partimos de que en la actualidad son presentados en forma más seductora.

Últimamente las series vienen suplantando a las películas, si nos atenemos a las declaraciones del francés Gérard Depardieu. Han sido definidas como audiovisuales con capítulos independientes, pero con unidad argumental y continuidad, al menos temática, entre los diferentes episodios. Entre ellas destaca la reutilización de conocidos superhéroes, como Batman, Arrow y Flash o de otros menos conocidos como Luke Cage, que surgió en la década del 70 y era famoso en los cómics como Power Man. También han surgido nuevos personajes como Jessica Jones y series con un definido contenido político como por ejemplo Homeland, un thriller para la televisión norteamericana, basado en la producción israelí Hatufim, de previsible contenido.

Las nuevas propuestas basadas en “superhéroes y meta hombres” transpiran un mensaje nihilista y apuntan a la suplantación del sistema de valores. Los personajes actúan sobre calamitosos entornos sociales, pero el régimen que los sustenta es presentado a lo sumo como mejorable, pero nunca sustituible. El sistema aparece como una prolongación del ser humano y sus iniquidades fruto de una maldad esencial o por causa de determinadas subculturas atrasadas. De acuerdo a los relatos, tales  malformaciones, de origen patológico o “étnico”, solamente pueden ser extirpadas con violencia por autoerigidos salvadores, por lo general provenientes de las clases adineradas, para los cuales el fin justifica los medios.

El mensaje es resignación, culpa, intimidación, sumisión, individualismo. Los conflictos sociales son problema de policía y están enmarcados en un presente perpetuo, que está sacudido por cambios tecnológicos sin límites.  En el mundo del relativismo total, las innovaciones tecnológicas pueden más que la mayor de las fantasías y emergen como vencedoras de la racionalidad; ante su embate caen las leyes naturales y el sentido común.

La informática permitió el auge de los videojuegos, que son defendidos con el argumento de que estimulan la habilidad de los jugadores y los reflejos visuales, entre otros argumentos, pero sobre los que puede decirse lo mismo que con respecto al resto de los productos en lo que refiere al mensaje que transmiten. Valga el caso, no hace tanto y como parte de su propaganda psicológica, el Departamento de Estado de EE.UU. adjudicó 700 mil dólares a videojuegos que promovieran “el compromiso cívico” en Cuba.

Opina sobre el tema Santiago Mayor en “Jugando al imperialismo”: “Cualquier joven que se haya criado en los noventa al calor del auge de las consolas de videojuegos (desde el Family al Nintendo), las computadoras hogareñas o posteriormente con el apogeo de los cybers, conoce los distintos juegos “de guerra” que circulan. La mayoría de ellos fueron pensados, diseñados y producidos en los Estados Unidos lo que marcó un claro perfil en todos ellos. La mayoría remitían y remiten a la Guerra Fría y la lucha contra el enemigo comunista. Sin embargo, en los primeros años todavía lo hacían de forma solapada. Con el paso del tiempo algunos juegos se volvieron menos sutiles en su mensaje”.

Y agrega: “El Freedom Fighters fue uno de los precursores. En el año 2003 este juego inventaba una historia paralela. La Unión Soviética había sido la primera en tirar al bomba atómica en 1945; había conquistado toda Europa; había impulsado dictaduras en América Latina y (aquí es donde el juego comienza) invadía Estados Unidos para instaurar el comunismo. El protagonista del juego y el personaje que uno debe manejar es un ‘Luchador por la Libertad’ que forma parte de una guerrilla urbana de Nueva York que enfrenta la ocupación del Ejército Rojo. Cada misión se gana cuando se logra reemplazar la bandera soviética por la de las barras y estrellas. Entre misión y misión se puede observar el noticiero dónde se habla de la persecución y encierro de los opositores al nuevo régimen. El juego se gana definitivamente, cuando se libera Nueva York de ese monstruo imperialista rojo.”

En otros video-juegos, implícitamente, el jugador debe asumirse como protagonista en la expansión colonizadora de un imperio, dispuesto a invadir tierra desconocida, adonde solamente hay subculturas sin valor, que merecen ser absorbidas por el pensamiento occidental. Tal es el mensaje, claro está que utilizar la oferta lúdica no implica que los jugadores necesariamente se la crean.

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