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JULIO HERRERA Y REISSIG - EPÍLOGO WAGNERIANO A LA “POLÍTICA DE FUSIÓN” (24)


Con surtidos de psicología sobre el Imperio de Zapicán

Todos estos peajeros, y estos Reyes, y estos mercaderes; todos estos guardianes de países y de tiendas, todos son mis enemigos. Abomino todo sacrificio al dios vulgo o al dios éxito. Me repugna lo trivial. Odio la hipocresía y el servilismo como los mayores crímenes. He de decir la Verdad aunque me aplaste el Universo.

NIETZSCHE:

Así hablaba Zaratustra


Ahora comprenderemos la superioridad del uno y la bajeza del otro; cómo en las inteligencias más débiles domina la vanidad, y cómo las más poderosas manifiéstanse por la ambición.

La falta en los uruguayos del sentimiento más alto de la dignidad humana, del factor indispensable del adelanto social, se halla en contacto directo, constituye un apéndice importante del punto que hemos desarrollado en el presente capítulo: “que la correspondencia en el tiempo se halla encerrada en estrechos límites; que el estímulo y el acto se encuentran en relación inmediata; que no existe la previsión de los resultados remotos”.

Tú, que no eres impermeable, que abominas como yo la impavidez mongólica de los convictos a perpetuidad, recapacitarás, acerca de lo que antecede, maguer se opongan a ello tus prevenciones utópicas, tus vehemencias retroactivas, los astringentes acerbos que accionan sobre tu espíritu.

¡Eres un ambicioso! ¡Te distingues de los uruguayos!

Estudiarás a fondo las materias que no conoces, y si después de haberlas aprendido continúas siendo colorado, te diré, dándote el pésame, que no tuviste talento; y de otro modo, que se te ha perdido en sorbónicas dispepsias, como a los nictálopes de nuestras aulas, cuya fama existe en que ellas vivan, evocando la luz lejana de los astros muertos que llega al mundo mucho después de apagado el foco!

Yo sé que estudiarás porque sueñas con brillar mucho, luego que el buen Caronte, satisfecho de tu hermosa paga, te lleve a los Elíseos de las hermosas supervivencias! Ama los libros más que a los hombres. El libro amigo, dice Guyau, es como un ojo abierto que la muerte misma no cierra, y donde se hace siempre visible, en un resplandor vibrante, el pensamiento más profundo de un ser humano. Los talentos que en ellos se fecundan centellean en la oscuridad del Tiempo; son como la piedra de Bolonia que puesta al sol absorbe sus rayos y luego por la noche fosforece en la penumbra.

Tu juicio y tu pensamiento transmigrados aleatoriamente, libres de trabas vetustas y de rococós empíricos, sin gérmenes deletéreos y sin resabios pampeanos, realizarán para entonces el bello ideal del poeta, que es también el del Historiador:

Droit comme un rayon de lumière
Et comme lui vibrant et chaud.

Implorando la benevolencia del gran Príncipe Zapicán, tiene el gusto de estrechar tu mano la mejor de las fieras humanas.

JULIO HERRERA Y REISSIG

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