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JOSEP COLLELL, CERAMISTA - SERGIO VIERA


Josep Collell, uruguayo por adopción, nació en Barcelona, donde vivió las vicisitudes de la guerra civil y escapó de la oscura posguerra del régimen franquista para radicarse en Montevideo. Ya en esta ciudad, durante más de 30 años se dedicó a la docencia, con la colaboración de su compañera de toda la vida Carmen Cano, y a la investigación y a la creación de una invalorable obra cerámica.

Un justo homenaje le ha hecho la periodista Mariana Castiñeiras en una nota del diario El Observador del día 6 de diciembre de 2015, con motivo de la apertura al público del Museo “Casa Collell”. En esa nota destaca con claridad aspectos de su personalidad, que van desde su seriedad de hombre comprometido con su entorno y su obra, hasta su vivaz picardía de hombre niño.

Este recordatorio a la figura de Josep Collell es, más allá de justo y merecido, un hecho destacable, ya que esta nuestra época, signada por el efectismo en las acciones, anula o reduce toda probidad, privilegiando la imagen marketinera y superficial. La honestidad en la conducta de Josep Collell fue ejemplar, consigo mismo, con su profesión y con el alumnado de sus talleres a quienes trasmitió sus conocimientos con total generosidad. Podríamos sintetizar su conducta en la vida, diciendo que él dio más importancia al proceso que al suceso. Y esto es mucho más que un juego de palabras, ya que implica la  renuncia a muchas cosas y una  dedicación total al trabajo.


OBRA CERÁMICA

Sus obras, de gran belleza, mantienen esa misma característica de humildad y por ello eluden una pretensión escultórica. En general son vasijas, platos, ánforas y algunos murales, obras en las que aplicó colores y formas en armonía y equilibrio. Fue integrante del Taller Torres García y esa herencia de un arte austero, construido y cargado de espiritualidad, fue su marca distintiva, no sólo por haber recibido esa enseñanza, sino por su comunión natural de pensamiento con el maestro. 

La técnica del engobe bruñido (1) fue de su predilección, porque le permitía como ninguna otra la concreción de las cualidades buscadas y también por su característica de ser menos accidental, menos azarosa que otras técnicas cerámicas. Esta técnica ya fue utilizada por varias culturas de la antigüedad. En Europa en el siglo VII antes de la era cristiana fue utilizada por los griegos y luego también por los romanos. También en Asia se conocía, pero fueron de particular destaque y excelencia las realizadas por algunas culturas prehispánicas en México y Perú. Collell conoció tempranamente piezas de estas civilizaciones en la colección de arte precolombino de Francisco Matto, compañero y también integrante del Taller Torres García.


INNOVACIÓN EN ASPECTOS TÉCNICOS

Haciendo un poco de historia y tratando de rectificar un equívoco, ya que algunos le asignan el descubrimiento de la técnica del engobe, haremos referencia al problema que se le presentó al maestro. Sucedía que a las piezas a las cuales se habían aplicado los pigmentos en húmedo le aparecían unas manchas blancas, producto de sales que emergían al exterior.

Buscando subsanar este inconveniente, Collell decidió realizar el engobe en seco. Experimentó mucho para lograr que el pigmento de la decoración se introdujera en la arcilla ya seca y finalmente con una mezcla aceitosa anterior al bruñido logró su cometido (2). De esta forma re-descubre la técnica que ya conocían antiguas culturas de América, pero con una fórmula propia a la que llega luego de una porfiada experimentación.

Particular innovación fue la ampliación de la variación cromática y el enriquecimiento en calidad de dichos colores, donde incluso logró texturas virtuales, al aplicar un color sobre otro sin cubrirlo totalmente. A este recurso eminentemente pictórico le sumó la exactitud en el logro del color final a la salida del horno.



CERÁMICA Y ANTICERÁMICA

“Cerámica y anticerámica” fue el título elegido para una exposición en el año 1964, que involucró a destacados ceramistas del medio local entre los que se encontraba Collell. Precisamente el término anticerámica se le adjudicó por la aplicación de estos recursos pictóricos que mencionamos y por su gusto y confesa preferencia por la pintura (3). Más allá de la aceptación o no de dicha denominación por parte Colell -quien se entera con posterioridad a la inauguración-, en lo personal, considero que no es acertada.

Pintura en el sentido estricto se denominó a la obra de carácter renacentista con aspiración mimética y si bien hizo algunos paisajes muy sintéticos en general su obra respetaba el plano y no pretendía fingir una tercera dimensión en la pieza, por lo cual nunca privilegió ni la perspectiva ni el escorzo ni el modelado para obtener volumen. En la modernidad los límites entre distintas técnicas artísticas se tornan más difusos, la pintura modifica en parte esos códigos mencionados realizando una mixtura con distintos recursos, algunos ligados al arte ornamental, pero mantiene una característica propia, donde destaca la versatilidad de recursos de espontaneidad y expresión.

En esa misma línea pero a la inversa, Collell incluyó aspectos pictóricos en la cerámica, pero es claro que no hacía pintura, hacía arte aplicado y la inclusión de estos recursos podría definirse como un enriquecimiento y no como una contradicción que la negara. La adaptación del diseño decorativo a la forma de la pieza y el criterio planimétrico usado por él, respetaba la más grande tradición cerámica de todos los tiempos, por lo cual se puede aseverar que Collell fue un ceramista en el sentido literal y claro del término y así lo atestiguan sus obras de serena belleza.



APORTE  AL  IMAGINARIO CULTURAL

Cada país tiene su tono local que persiste a pesar de la fuerza implacable de la globalización. Ese tono local se va construyendo por costumbres y tradiciones y por el aporte de personalidades que en muchos casos dejan su impronta sin haber tenido el merecido reconocimiento.

Este inmigrante que se reconocía  uruguayo, se sentía agradecido de haber llegado a un país que le permitió desarrollarse y hacer amistades verdaderas. Con su trabajo silencioso y sin grandilocuencias contribuyó a la formación de nuestro imaginario cultural. 

Como otros de sus reconocidos coterráneos; José Bergamín en literatura y Margarita Xirgú en artes escénicas, Joseph Collell en la cerámica fue uno de los grandes aportadores a nuestra cultura. Durante un periodo de varias décadas, las artes aplicadas en Uruguay han tenido un auge y esplendor (4) y las técnicas y el magisterio artístico de Collell se han derramado por varios departamentos del Uruguay e inclusive en muchos países del exterior. Es que cualquiera que haya viajado por el mundo y visto arte cerámico reconocería que no solo creó un “estilo Collell”, sino que este estilo es único y sin par en nuestro tiempo.

Aunque nos consta que aprovechando la crisis actual de cambios a nivel global, existen ideólogos que hablan de un corte con la historia, es necesario cuidar y promover las cosas que tienen valores paradigmáticos. Es probable  que en esta pulseada cultural esté comprometido el destino humano, Precisamente por ello, es nuestro deber como sociedad recordarlo, porque además de  marcar toda una época de producción artística, este maestro dejó en el arte y particularmente en la cerámica un legado que es como los arbotantes en las catedrales góticas, que en este caso sirve de soporte y de reafirmación de una identidad cultural muy particular.

Este Uruguay que en muchos aspectos sociales era adelantado en su tiempo tuvo en Collell un referente y su legado ha quedado para enriquecimiento del público y servirá como estímulo para nuevos creadores. Afortunadamente, para que su aporte se mantenga vivo, funciona actualmente en la misma “Casa Collell” el taller que dirige Josefina Pezzino y que da continuidad a sus enseñanzas.


Montevideo, enero 2016

Notas

(1) El engobe se puede realizar aplicando el pigmento  con barbotina  sobre la superficie de la pieza  húmeda a la manera de las pintura al fresco  utilizada en la decoración mural,  también existen variantes en seco y según algunos autores sobre la pieza bizcochada previamente.
(2) La mezcla aceitosa que a él le había llevado tantos años de experimentación la resuelven los artesanos actuales herederos de las antiguas técnicas indígenas, con la grasa de la propia piel o el pelo donde frotan el bruñidor.
(3) En sus últimos años, habiendo cerrado el taller de docencia se dedica totalmente a la pintura.
(4) El reconocido periodista, crítico de arte y también ceramista Jorge Abbondanza, en nota a propósito del fallecimiento de Joseph Collell, destacaba la carencia y la necesidad de un museo que pudiera albergar y mostrar al público la riqueza de este rico patrimonio del Uruguay.

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