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EL PRIMER Y ÚLTIMO TRABAJO DE GRANDES PINTORES Y SU EVOLUCIÓN EN EL LIENZO



Por Julieta Sanguino

Todo es relativo y está en constante evolución. Probablemente los trabajos filosóficos, las ideas y hasta las concepciones del mundo puedan cambiar mientras transcurre la vida. Tal vez alguien que en algún momento repudió a la Iglesia con ahínco, en cierto punto se convierta en aquel fervoroso que gracias a algún milagro cambie su mundo y lo vuelque a descubrir el poder de su Dios.

Nadie está exento de los cambios. Las teorías son caducas, la verdad nunca es absoluta y la mayoría de las veces ni siquiera nosotros nos conocemos en nuestra totalidad. ¿Un pintor favorito? Si conociéramos la obra de todos los pintores tal vez podríamos discernir rápidamente y elegir el ideal, pero de otro modo, cada que estamos ante la majestuosa obra de alguien nuevo debemos replantearnos lo que creíamos certero el día anterior.

Juzgar a un pintor por una obra también es erróneo y una falacia casi al nivel de la generalización inmediata sin que estemos en lo correcto. Una falacia que se transforma en nuestra ingenuidad absoluta ante los ojos del resto. Como si se tratara de un error del que no nos percatamos hasta que ya es demasiado tarde, aseguramos, por ejemplo, que Mondrian era un mal pintor y para disfrazarlo diseñó líneas que marcaran la superficie del lienzo y encerraran colores para hacer algo “moderno”, pero no sabemos cómo fue su evolución pictórica y mucho menos nos damos cuenta de cómo lograba dominar el espacio.

Evidentemente, conocer a algún pintor tampoco se logrará viendo el primero y el último trabajo, pero es un intento por conocer un espectro más amplio del que solemos dominar para darnos la oportunidad de mirar más allá de lo conocido y ser quienes sepamos que las cosas no siempre fueron así, sino que así terminaron como parte del contexto, de una tendencia y de los movimientos artísticos que surgían en un momento determinado.

Gustav Klimt

En 1876, Klimt comenzó con sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios del Museo austríaco para el Arte y la Industria y comenzó a trabajar en algunos frescos y murales para el museo de Viena, el palacio de Sturany de Viena y el techo de las termas de Karisbad en Checoslovaquia. Klimt también pintaba con estilo historicista, heredado por Hans Makart.
Cuando se fundó la Secesión vienesa, Klimt se convirtió en una de sus principales figuras. Buscaban romper el aislamiento que había sufrido el país y el desfase que tenían respecto a las vanguardias desde un estilo propio. En este periodo, Klimt retoma su método personal y encuentra la madurez artística, más tarde comenzaría a experimentar con pan de oro en sus obras para crear obras altamente eróticas que tenían siempre un enfoque alegórico o simbolista.

Francisco de Goya
La primera etapa de Goya comienza en 1771 y termina en 1807, con obras en las que predomina una visión optimista de la vida. Pinta a los miembros de la corte y de la nobleza. También pintaría temáticas mitológicas.

De 1808 a 1824, Goya tuvo un periodo lleno de oscuridad. Marcado por la sordera y la guerra, su pintura jovial deja de existir para enredarse en momentos fantasiosos llenos de sufrimiento. Goya siempre fue un liberal que admiraba las conquistas sociales y en sus cuadros podía notarse en cada trazo. Cuando Fernando VII regresa al trono, Goya es olvidado y se va a su quinta, donde realiza las famosas “pinturas negras” bastante sombrías y dramáticas.


Mark Rothko

En 1925, Rothko comenzó su carrera en Nueva York en el instituto New School of Design. Uno de sus profesores fue Arshile Gorky, miembro del movimiento vanguardista; después, el artista ruso Max Weber le dejó una de sus grandes enseñanzas de vida: utilizar el arte como herramienta de expresión emocional y religiosa. Comenzó a experimentar con todas las culturas y periodos de la ciudad que se convertiría en la Meca del arte. Pintó escenas urbanas e interiores expresionistas por los que fue bastante aclamado por los críticos.
En la década de los 40 formó parte del Expresionismo abstracto, del mismo modo que Pollock, Kooning o Barnett Newman. Fue a finales de esta década cuando elimina todo elemento figurativo de su obra. Una obra, aseguraba, en la que podía verse el principio y la pasión de los organismos. Concebía sus cuadros como dramas y gracias a estos logró envolver al espectador en una fuerza emotiva que contemplaba a la meditación. El color puro para Rothko se convirtió en el mejor método para expresar las emociones. Después de sufrir un aneurisma en 1968, produjo una serie de obras con tonos marrones, negros y grises. En 1970 se suicidaría.

Salvador Dalí

Las primeras pinturas de Salvador Dalí fueron exponían como paisajes y su familia. Aún anclado en el estilo impresionista que tanto revuelo había causado en Europa, representó a su abuela Anna en su casa de Es Llaner, en Cadaqués. Pasó por varias etapas antes de consagrarse en el Surrealismo. El Renacimiento, la religión, historia y ciencia fueron algunas de las temáticas de sus obras.
Después de un largo camino por el mundo surrealista, en el que Dalí impuso un estilo como el estandarte de la vanguardia, el pintor catalán consignó su pasión por la religión en cada retablo. Cada imagen tenía una fuerte influencia psicológica y para él, inconsciente. Las ilusiones ópticas aparecen en varias de sus pinturas, como el retrato de Gala en el que se observa de espaldas, los cisnes reflejando elefantes o la que a continuación se presenta.

Pablo Picasso

Para Pablo Picasso no existía evolución en el arte, sino diferentes métodos de expresión y formas que se quieren expresar. Considerado como uno de los artistas más importantes, descubrió varias expresiones artísticas que más tarde marcarían la propia.
Cuando en 1904 llegó a París, el estilo de Henry Toulouse Lautrec lo marcó del mismo modo que el arte africano. Picasso tuvo un periodo melancólico que reflejó en sus cuadros, pero poco después basó sus trazos en la razón: simplificación y formas geométricas fueron sus dos estandartes y en lugar de quedarse con lo establecido, decidió navegar por los rumbos de la experimentación.

Piet Mondrian

Mondrian conectó su trabajo con la religión y filosofía para promover la simplificación. Al principio, su trabajo se basó en la naturaleza y se inspiró en pinturas fauvistas e impresionistas. Admiraba a Vincent van Gogh: la brocha repetitiva y vibrante y el uso de colores brillantes son algunos de los ingredientes.

En sus pinturas abstractas dividió el lienzo en diferentes secciones y se convirtió en un ícono del arte moderno alrededor del mundo. Todo comenzó en 1911, cuando una exhibición en el Stedelijk Museum que presentaba trabajos de Cézanne, Picasso y Braque, llevó el Cubismo a Holanda. Primero comenzó a realizar un tipo de Cubismo analítico hasta que comenzó a crear un mundo natural con líneas sistemáticas, ángulos rectos y colores primarios. Mondrian quería “articular un concepto místico de la armonía cósmica que se esconde debajo de las capas de realidad”.


Diego Rivera

Gracias a Justo Sierra, Diego Rivera recibe una beca para viajar a España y conocer la obra de Goya, El Greco y Brueghel en 1905. Después se traslada a París y con viajes intermitentes a diferentes países conoce a los grandes artistas de vanguardia. Conoce el Cubismo, a pintores como Paul Cézanne y el Postimpresionismo. 
Cuando regresa a México, Rivera adopta el espíritu nacionalista de los otros pintores y es contratado para muchas obras gubernamentales y de importancia para la nación, como el teatro de los Insurgentes o el Palacio de Bellas Artes.

Joan Miró

Estudia en la Academia Galí, pero ahí se desencanta del Fauvismo y el Cezannismo. Se traslada a la Academia del Cercle Artístic de Sant Lluc. Es en esta etapa de su vida en la que hace una mezcla de todas las vanguardias y movimientos artísticos: los colores vibrantes del Fauvismo, el trazo libre del Expresionismo y el Cubismo con formas bidimensionales de los frescos catalanes. 
Cuando su padre muere, alterna su vida entre París y Barcelona. Evoluciona su cultura y consigue reconocimiento público. Lucha entre las ideas conservadoras y católicas muy arraigadas y la influencia del mundo ateo y de la gran cultura. En marzo de 1920 viaja a París y busca revolucionar el lenguaje del arte. Gracias al automatismo psíquico comienza un arte tan directo y puro como la poesía surrealista. 

Vassily Kandinsky

Kandinsky creó una revista de arte junto a Franz Marc y Paul Klee, se llamaba “El jinete azul”. Buscaban hacer del arte una herramienta para sacar al hombre de su ensimismamiento. Sus primeras obras son realistas y tienen gran influencia del Fauvismo, el Cubismo y el Puntillismo. 

Conforme su arte avanzaba, era lógico que Kandinsky “limpiaba” el lienzo para eliminar las formas naturalistas. Sus figuras cada vez más abstractas se llamaron “impresiones” y en ellas era más fácil distinguir el color y la línea en lugar de la forma. Comienza a crear obras llenas de luz, pero sin referencias al mundo real para hacer arte abstracto por completo y convierte el color en música.


Henry Matisse

Estudiante de Leyes, en 1890 abandona los estudios y comienza a pintar Se inscribe en la Academia Julien y más tarde en la Academia de Bellas Artes. Conoció a grandes maestros del arte y replicó sus obras para comenzar a realizar sus estudios de las composiciones.

Después de practicar con ahínco, comenzó a dudar de la pintura como un arte que sólo imitaba la realidad de manera fotográfica y apostó por la esencia. Decidió que el color desempeñaría el papel fundamental para que la pintura brillara, de ese modo, crea la vanguardia fauvista.
 

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