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SILVIA GUERRA* “CREO QUE CUALQUIER HECHO ARTÍSTICO ABRE LA PERCEPCIÓN DE MÁS MUNDO, DE MÁS VIDA”


por Mario Pera

En el marco del III Festival Internacional de Poesía de Lima, que organiza la Nido de cuervos y que se llevará a cabo en la capital peruana entre el 13 y 16 de abril próximo, Vallejo & Co. presenta un conjunto de entrevistas con algunos de los poetas participantes con la intención de conocerlos más a estos y a su obra. ¡Bienvenido III FipLima! ¡Bienvenida la poesía!
Silvia, ¿cómo te relacionas con la poesía? ¿Hubo alguna lectura, algún autor que te hiciera decidir por este género literario sobre otros como la narrativa?
La poesía me parece que se produce internamente, se desencadena adentro. No me parece que se piense «voy a ponerme a escribir, voy a ponerme a escribir poesía». Creo que puede surgir de muchos sitios, puede venir de muchísimos estímulos. Pienso que un pensamiento poético, que tiende a lo poético, es cuando las palabras -la música de las palabras- percute dentro, y abre hacia más. Cuando una palabra como una piedra en el agua hace un sonido y lleva a otra, despierta sonidos, sentidos, reminiscencias, cantos.
Hubo cantos, trabalenguas, palabras, sonidos, versos. Apreciaciones, diferencias. Darme cuenta que había una manera encantatoria de decir, que ciertas repeticiones eran mágicas. Vengo de una casa en que se leía mucho, mi madre escribió toda su vida. Pero también incide para la escritura otras cosas, todo: viento, mar, aviones, una comadreja a la que pisó un carro de caballos. Una vez cuando era niña, entré a la cocina y había sobre la mesa un suplemento de La Nación de Buenos Aires abierto en unos poemas de Olga Orozco, Cantos a Berenice. Esos poemas, la luz de la mañana en la cocina movieron algo para siempre en mí.
Tu poesía rezuma metáforas que inciden en la naturaleza, y en la naturaleza humana para generar, creo, una reflexión en torno a nuestra existencia o los diversos sucesos en la vida del Hombre. El lenguaje suele ser denso, pero no por ello ininteligible, y la cadencia es un elemento casi siempre presente. ¿Qué otros elementos consideras constantes en tu obra? ¿Qué temas son de tu interés, o lo fueron, por lo que siempre retornas a ellos?
Sí, me es importante, fundamental, el ritmo interno. La cadencia, la masa sonora de la cosa. Y sí, la naturaleza ha tenido y tiene un peso poderoso en mí. Creo que he escrito sobre muchas cosas, sobre lo que iba pasando. Sobre el peso específico que fui descubriendo a los cuerpos físicos, a las cosas animadas e inanimadas. Los temas van cambiando con los días, con una misma. He recalado muchas veces y de distinta manera sobre el tiempo, sobre la gravedad, sobre la porción y el largo.
Respecto a ello, una característica evidente en tu lírica, es que la misma no aborda, al menos directamente, el tema del cuerpo femenino como geografía de búsqueda o leitmotiv, sin tener al erotismo o a la sensualidad como elementos de referencia constante o como percutores de la inspiración. Con esa ausencia te alejas de gran parte de la poesía hispana escrita por mujeres. ¿Esta situación es inconsciente o premeditada? ¿A qué crees que se debe ello?
Bueno, he creído siempre que la condición femenina es parte de la condición humana. Digo esto un poco de chiste, pero también es cierto. Creo que el erotismo puede ser una parte o un modo de la inmensa vida en la que hay de todo. Creo que pensar que las mujeres tienen como tema el erotismo es un poco reducido. Puede ser un tema magnífico por supuesto, ahí tenemos a Delmira Agustini completamente fabulosa, pero también puede no ser. Puede pasar por otro lado el peso del lenguaje.
Un dato extraño es que, según refieres en una entrevista, por lo general tus poemarios han sido publicados por editoriales extranjeras, es decir, no de tu país, Uruguay. Conocemos la frase «nadie es profeta en su tierra» pero, ¿cómo tomas el hecho que sean editoriales foráneas las que se interesan más por tu poesía y buscan difundirla? ¿Qué te dice ello como escritora?
A grandes rasgos los editores de poesía son también poetas. Creo que lo que pasa en que en Uruguay en general hay que pagar las ediciones -hay casos en los que no se paga, digo de manera general- y yo o no he tenido dinero o no he tenido ganas o no he tenido lugar -después donde pongo una edición completa!
Tampoco he publicado mucho. Y me ha ayudado cuando alguien me dice que si tengo algo se lo envíe. Publiqué en Uruguay un primer libro con Aiello que es poeta, después me publicó Nancy Bacelo, poeta difusora y propulsora de poesía inigualable en nuestro medio. Casi que lo demás ya ha sido afuera, Reynaldo Jiménez en tsé tsé que ha sido un sello extraordinario, después León Félix Batista en una pequeña colección en Nueva York y, recientemente, Juan Soros en Amargord. También publiqué una «biografía aproximada» al Conde de Lautréamont, editada por otro poeta, Kepa Murúa, en el país vasco.
 El poeta suele escribir por un impulso, por una necesidad de expresar o incluso para intentar resolver o indagar algún tema personal de modo consciente o inconsciente. ¿Qué buscas generar en el lector de tu obra?
No busco generar nada. No creo que haya que buscar generar. Creo que hay que tratar de aproximarse a eso que se quiere decir.
Junto a Mariella Dreyfus, eres compiladora del libro Juan Parra del Riego. Poesía completa (2013), sobre un extraordinario poeta peruano de inicios del siglo XX que vivió y murió en tu país, y que fue el creador del polirritmo. ¿Cuál es la trascendencia de la obra lírica de Parra del Riego para la poesía latinoamericana?
Nos pareció importante con Mariela reeditar a Parra que es un poeta bastante olvidado o desconocido, por lo menos en el Uruguay donde como bien dices vivió gran parte de su vida y aquí murió. Tratar de vuelta con esa sonoridad del polirritmo nos pareció que tenía valor, que era nutriente. Sonoramente hay algo grande en la idea del polirritmo. Además de los polirritmos tiene unos nocturnos muy bellos. Releer a los poetas, indagar sus hallazgos, trae poesía, abre más lengua, trae más sonido.
Además de poeta, has sido coorganizadora del Primer Festival Hispano Americano de Poesía (1993) y de la Primera Bienal Metropolitana de Poesía (2006), ambos eventos en tu país, Uruguay. Según tu experiencia ¿qué aporta la realización de este tipo de eventos a la ciudad en que se realizan o a sus habitantes? ¿Cuán importante es que una ciudad grande, más una capital, ofrezca eventos culturales de gran magnitud que sean gratuitos a los ciudadanos?
Me parece que cualquier cercanía que se pueda provocar con cualquier hecho artístico es buena. Da vida. Intentar acercar la poesía a un público amplio me parece bueno, amplio, generoso. Esa idea de la poesía como reducida a unas pocas personas es una verdad a medias. Por ejemplo Nancy Bacelo, que te la nombré un poco más atrás, reeditó en ediciones populares, muy baratas a Delmira Agustini. ¡Y vendieron 800 ejemplares en una tarde!
Creo que se puede tratar de generar condiciones propicias para que por ejemplo la poesía sea escuchada con cierto ardor, con vivo interés. Creo que cualquier hecho artístico abre la percepción de más mundo, de más vida.
Vas a participar en el III Festival Internacional de Poesía de Lima, en abril. En ese sentido, ¿qué expectativas tienes respecto al evento? ¿Has estado antes en Lima?
Creo que este tipo de eventos hacen posible circulación de materiales, se escucha a  diversos autores, se establece cierto nivel de conocimiento entre gente que escribe. Eso me parece en principio bueno. En este III Festival Internacional de Poesía de Lima habrá mucha gente que no conozco, otros que he leído y me gustará mucho escuchar leer y también hay algunos amigos. A esos amigos va a ser un gusto inmenso encontrarlos y, si se puede, caminar con ellos por las calles de Lima. Creo en eso que decía Flaubert de la vida fabulosa, esas son las ocasiones en que la vida se vuelve fabulosa.

*(Maldonado-Uruguay, 1961). Escritora. Ha publicado en poesía De la arena nace el agua (1987), Idea de la aventura (1990), Replicantes astrales (1993), La Copa de Alabastro (1998), La sombra de la azucena (2000), Nada de nadie (2001), Estampas de un tapiz (2006) y Pulso (2011); como obras colectivas: Premio 12 de octubre(1982), Viva la Pepa (1990) y Tráfico Poético (1991); en narrativa: Historias de un pueblo que dejó de serlo (2013); en ensayo Conversaciones Oblicuas / Diálogos entre la cultura y el poder (coautoría con Verónica D’Auria, 2002), El ojo atravesado I. Correspondencia entre Gabriela Mistral y escritores uruguayos (coautoría con Verónica Zóndek, 2005),  El ojo atravesado II. Correspondencia entre Gabriela Mistral y escritores uruguayos (coautoría con Verónica Zóndek, 2007) y Fuera del relato. Una biografía aproximada de Lautréamont (2007).

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