CAPÍTULO 4 (26)
Manipulación (4)
Sólo cuando el líder populista supera su carácter ambiguo y la naturaleza dual de su acción, optando decididamente por las masas, deja de ser populista y renuncia a la manipulación entregándose al trabajo revolucionario de organización. En este momento, en lugar de mediador entre las masas y las élites, se transforma en contradicción de estas, impulsando a las élites a organizarse a fin de frenarlo en la forma más rápida posible.
Es interesante observar la dramaticidad con que Vargas se dirigió a las masas obreras, en un 1ro de mayo de su última etapa de gobierno, llamándolas a la unidad:
“Quiero deciros -afirmó Vargas en su célebre discurso- que la obra gigantesca de la renovación de mi gobierno empieza a ejecutar, no puede ser llevada a su buen término sin el apoyo de los trabajadores y su cooperación cotidiana y decidida.” Después de referirse a los primeros noventa días de su gobierno, a los que denominaba “un balance de las dificultades y de los obstáculos que, de acá y de allá, se levantan en contra de la acción gubernamental”, decía al pueblo en un lenguaje directísimo cómo le tocaba “en el alma el desamparo, la miseria, la carestía de la vida, los salarios bajos… los desesperos de los desvalidos y las reivindicaciones de la mayoría del pueblo que vive en la esperanza de mejores días”.
Inmediatamente, su llamado se iba haciendo más dramático y objetivo; “…vengo a decir que, en este momento, el gobierno aun está desarmado en lo que a leyes y elementos concretos de acción para la defensa de la economía del pueblo se refiere. Se impone que el pueblo se organice, no sólo para defender sus propios intereses, sino también para dar al gobierno un punto de apoyo indispensable para la realización de sus propósitos”. Y sigue: “Necesito de vuestra unión, necesito que os organicéis solidariamente en sindicato; necesito que forméis un bloque fuerte y cohesionado al lado del gobierno para que este pueda disponer de toda la fuerza de que necesita para resolver vuestros propios problemas. Necesito de vuestra unión para que pueda luchar en contra de los saboteadores, para no quedar prisionero de los intereses de los especuladores y de los gananciosos en perjuicio de los intereses del pueblo”. Y con el mismo énfasis: “Llegó por esto la hora de que el gobierno apele a los trabajadores diciéndoles: uníos en vuestros sindicatos como fuerzas libres y organizadas. En la hora presente, ningún gobierno podrá sobreexistir o disponer de fuerza suficiente para su realizaciones si no cuenta con el apoyo de las organizaciones obreras”. (109)
Notas
(109) Getúlio Vargas, discurso pronunciado en el estadio del C. R. Vasco da Gama el 1ro de mayo de 1951, en O governo trabalhista no Brasil, Livraria José Olimpio Editora, Río, pp. 322-324 (subrayado del autor).
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