domingo

Krzysztof Kieslowski - Bleu (Azul)




Dirección: Krzysztof Kieślowski
Producción: Marin Karmitz
Guion Krzysztof Piesiewicz, Agnieszka Holland, Edward Zebrowski, Slawomir Idziak y Krzysztof Kieslowski
Música Zbigniew Preisner
Sonido Jean-Claude Laureux
Fotografía Sławomir Idziak
Montaje Jacques Witta
Protagonistas Juliette Binoche, Benoit Regent, Florence Pernel, Charlotte Véry, Hélène Vincent, Philippe Volter, Claude Duneton, Hugues Quester, Enmanuelle Riva, Florence Vignon, Jacek Ostaszewski, Isabelle Sadoyan, Yann Tregouet, Daniel Martin, Catherine Therovenne, Alain Ollivier, Pierre Forget, Julie Delpy, Zbigniew Zamachowski y Alain Decaux
Año: 1993-1994
Duración: 94 minutos

La grandeza del cine de Kieslowski reside en la duda. 

Con Azul se ingresa a un universo limpio y transparente desde su comienzo. El tema de la película gira sobre el concepto de la libertad. Se puede hacer una buena o mala película y no importa si la idea es grande o pequeña. Así sea sobre el imperativo categórico según Kant o sobre la desaparición de la sopa en el mundo urbano. Lo que verdaderamente importa es que el espectador encuentre su creencia en la emoción. Esto, con bastante efecto lo logra este original realizador. Porque no solamente Kieslowski nos presenta una realidad francesa (la película se desarrolla principalmente en París) sino que la ofrece despojada de toda verdad documentada, poniendo en cámara a los personajes y contando una historia, una historia verdadera, así sea inventada.
La libertad transcurre gracias a los procedimientos de una gran crueldad: Kieslowski es un cineasta cruel. La libertad de Julie (Juliette Binoche) se obtiene gracias a la muerte de sus seres más queridos, su marido y su pequeña hija. Se puede notar la manera implacable como Kieslowski anuncia con una precisión clínica y en un sentimiento del suspenso tan cercano a Hitchcock, el accidente del carro y la familia va a ser víctima al comienzo de la cinta (primeros planos de las partes destruidas del carro). Porque sobre la familia es que se insiste y sobre todo en el aspecto irrisorio del auto accidentado, el cual sugiere la indiferencia de los seres humanos ante el destino de sus semejantes: un muchacho llega al lugar del accidente y toma una joya de una de las víctimas, sin darle socorro.
Una vez adquirida esta libertad, Julie acabará por renunciar a ella, igualmente con indiferencia, cediendo tibiamente a la pasión de un hombre del cual se siente suya. Porque el personaje de Olivier (Benoit Regent) no es más que una pretexto para sacar a Julie de esa soledad que no le conviene. La crueldad de Kieslowski, se puede notar mejor en una pequeña secuencia: cuando Julie toma prestado un gato de su vecino, cuando agarra una aspiradora para deshacerse de unas ratas que ha descubierto en donde guarda sus zapatos. Kieslowski considera al gato como una máquina eficaz para matar ratones.
Pero es la música la que le da credibilidad a la historia. El “Concierto para Europa”, compuesto por el marido de Julie ha quedado inconcluso. Ella escuchará las notas sinfónicas venidas de otra parte que llegará a completar el concierto. Estos acentos sinfónicos sobrenaturales habrían podido alimentar la película como algo fantástico con una persistencia de la relación de Julie con su marido más allá de la muerte. Pero no es así

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+