Por Daniel Mordzinski
Le gusta decir que no tiene futuro, que apenas piensa en el presente y que el pasado es una masa informe de la que a ratos despuntan recuerdos iluminados como chispazos de una película antigua. Pero lo cierto es que Ernesto Cardenal (Granada, Nicaragua, 1925) está en forma. Sigue esculpiendo sus aves limpias y asombrosas en su taller de Managua, leyendo vorazmente libros de ciencia que adquiere en Estados Unidos y viajando en campaña contra el canal que proyecta el presidente Daniel Ortega. ¿Vejez? Se le nota en el tono a ratos gruñón, en el hablar un tanto dificultoso y poco más. El cura poeta que fue ministro en la revolución sandinista, destacada voz de la teología de la liberación, amonestado en público por Juan Pablo II en 1983, es hoy un feroz activista contra el Gobierno de Ortega. El festival Centroamérica Cuenta le rindió homenaje estos días en Managua una cita convertida ya, en su segunda edición, en referente de la literatura en la región.
¿Cómo se siente con 90 años?
Mal, envejeciendo mucho y no quisiera envejecer tanto, pero tenemos que envejecer y morir. No me siento bien con eso pero estoy resignado porque es el plan de Dios, así creó el universo, con muerte y envejecimiento.
Usted ha dicho que siempre piensa en el presente. ¿Y en el futuro?
Sólo en el presente, nada en el futuro, no tengo futuro. El pasado tampoco lo estoy reviviendo. Bueno, me vienen muchos recuerdos, pero en plan cinematográfico, que no involucran mi vida, que no me cambian la vida, sino simplemente recuerdos que se me refrescan.
¿Por ejemplo?
Una conversación de hace 30 años, de cuando era joven, pero fotográficamente.
¿Algunas etapas concretas más que otras?
Cualquiera, arbitrariamente, no puedo decir con qué motivo ni planificación.
Pero ahora está luchando contra el canal que proyecta Daniel Ortega con un inversor chino entre los dos océanos y que destruiría entre otras cosas su mítica comunidad de Solentiname. Eso es pensar en el futuro.
Hice campaña en Europa, especialmente en Alemania, porque este canal acabaría con el agua de Nicaragua, con Solentiname y con Nicaragua también. Dividiría el país, dividiría Centroamérica y dividiría América también. Sería una división la que se nos viene encima.
Pero significa que usted sigue luchando por el futuro.
Tengo que luchar por Solentiname, por mi lago. Con el canal no quedaría nada.
¿Qué queda de la utopía que fue su comunidad? Usted construyó ahí una comunidad marxista y cristina.
Una comuna. Propuse que nunca fuéramos más de doce porque si no se complicaba, para no tener que reunir dinero. Era un grupito, no fue ni marxista ni cristiana, no fue nada, teníamos una orientación marxista y cristiana, revolucionaria, pero algo muy pequeño, insignificante que luego se hizo un mito.
¿Sigue creyendo en la revolución?
Claro que sí, la revolución es lo que nos ha hecho humanos, toda la humanidad ha vivido de revolución en revolución, desde que empezó a hablar, que fue la revolución del lenguaje, o el descubrimiento del fuego. Todo lo que la humanidad ha ido adquiriendo ha sido por medio de la revolución. Hay una revolución en la medicina, en la agricultura, hay revoluciones y revoluciones y revoluciones. La revolución no es sólo la guerrilla, la lucha armada, revolución es amor.
Pero hay revoluciones buenas y malas, supongo.
A las malas yo no las llamaría revolución, sino contrarrevolución. Para mí la revolución es positiva. Mao decía que los saltos en la evolución humana son la revolución.
¿Y cuál es la revolución más necesaria ahora según su punto de vista?
La revolución global, porque nos hemos globalizado. Se ha descubierto que la tierra es redonda y que estamos en una misma tierra y adonde quiera que vayamos los resultados son los mismos al otro extremo del planeta, y tenemos que vivir en función de esa globalización. La revolución no puede ser de un país o un bloque de países sino de todo el planeta.
¿Y qué ha fallado?
Ha sido una globalización capitalista y por tanto injusta, todo a favor del capital y no del trabajo.
“Nuestros sueños no caben en tus urnas”. Hay una población que siente que la democracia, los partidos existentes, no dan respuesta a sus necesidades. ¿Por qué?
No la dan. No sé por qué, no soy adivino, no me haga una pregunta que nadie sabe responder. Es un enigma de la historia.
¿Qué necesitamos? Si no es a través de la política ¿dónde está la respuesta?
En la justicia, la equidad. San Pablo hablaba de la igualdad, no que unos tengan más y otros menos. Llegar a la equidad, a la justicia debe ser el objeto de la evolución humana. Hay un salmo en la Biblia que dice que la justicia y la paz se besan. No puede haber justicia sin paz.
¿Dios es también una respuesta para usted?
Es la única respuesta.
¿No nos ha abandonado?
Sí, para que nosotros hagamos la revolución solos.
¿Las religiones están cumpliendo su papel?
De ninguna manera. Lo cumplirán cuando todas las religiones se unan, cada una en su creencia en un pluralismo religioso. Ratzinger, el Papa anterior a nuestro querido papa revolucionario Francisco, decía que la teología de la liberación había sido funesta y que más lo era una nueva teología que se estaba creando, que era una prolongación de la de liberación, que era la teología del pluralismo religioso. Me parece que tenía razón al decir que el pluralismo religioso es peligroso porque es la unificación de las religiones. El pluralismo religioso era el descubrimiento de que todos los pobres tienen una religión, pero son distintas religiones y esas religiones están en conflicto y es necesario que todas se unan. La globalización está uniendo las civilizaciones, las lenguas, las culturas y las religiones de forma que en un edificio grande de Nueva York conviven todas y el hombre se da cuenta de que su religión no es la única, sino que todas son buenas, todas llevan a Dios, todas son verdaderas y todas son falsas, porque en todas hay también algo de falsedad y de erróneo. En unas más que en otras. En una religión con antropofagia habría más error que en una moderna sin canibalismo, claro.
Pero usted cree en esa unión respetando la diversidad de dioses.
La teología del pluralismo religiosa significa la unión de todas las religiones, pero respetando a cada dios.
¿Cree entonces que el papa Francisco es revolucionario?
Sí, mucho, y está transformando el Vaticano, y con ello está transformando la Iglesia y eso es una transformación del mundo también.
¿Ha estado en contacto con él?
No, ninguno. Sólo espiritualmente me siento muy identificado con él. Yo no lo conocía antes de que fuera Papa ni lo he visto como papa.
¿Y no le ha querido escribir?
No tengo nada que decirle y nada que enseñarle, sino solo oír lo que él dice y aplaudir lo que él dice.
Pero Juan Pablo II le amonestó públicamente.
Los dos papas anteriores a Francisco fueron papas funestos, hicieron retroceder a la Iglesia siglos.
¿No le gustaría a usted un gesto de reconciliación de la Iglesia con usted?
No hay ningún problema con la Iglesia. Aquel papa me hizo un regaño público una vez porque yo estaba en el gobierno de Nicaragua, pero principalmente porque estaba en un gobierno revolucionario, en una revolución. Él no era revolucionario y no quería una revolución y mucho menos con apoyo de los cristianos y de los sacerdotes y me amonestaba, me decía públicamente: usted debe ordenar su situación, por el hecho de ser un sacerdote y cargo público de gobierno. Pero era un error de él, porque en aquel tiempo los obispos de Nicaragua en pleno nos habían autorizado a los sacerdotes a estar en cargos de gobierno. Decían que temporalmente estábamos autorizados, en aquel momento lo estábamos.
¿Siempre pudo ejercer?
Sí, únicamente se me impuso después, no en ese momento sino más tarde, una sanción que se llama suspensión a divinis que es la prohibición de administrar sacramentos, pero eso no me afectaba a mí porque yo no me había hecho sacerdote para administrar sacramentos, matrimonio, bautizo, comuniones, sino para ser sacerdote contemplativo. De manera que eso me liberaba de un cargo que para mí no era vocación ya, por eso no he pedido que se me rehabilite porque sigo ejerciendo mi sacerdocio fuera de la administración de sacramentos.
Entonces eso sigue en vigor.
Sí, porque no me han dicho que ya me lo hayan permitido, pero yo no lo estoy pidiendo.
¿Pero siente que el Vaticano tiene una deuda con la teología de la liberación?
Este Papa está confirmando la teología de la liberación
¿Qué recuerdo tiene del Gobierno sandinista, cómo lo juzga ahora?
Para mí es la revolución más bella que ha habido, únicamente que no duró mucho, una década nada más, por la injerencia de EEUU, por la guerra que nos declaró Reagan durante cuatro años y luego Bush otros cuatro años haciendo la guerra a este pequeño país, con un bloqueo económico y un embargo económico que hicieron muy difícil la economía de Nicaragua y por último provocaron que el pueblo cambiara de gobierno, pero con eso no se perdía la revolución. La revolución dejaba de estar en el poder, podía pasar a estar en la oposición, pero muchos de los líderes de esa revolución se corrompieron, porque empezaron a robar grandes cantidades antes de entregar el poder al nuevo gobierno. Eso acabó con la revolución, no tanto la pérdida de las elecciones sino la pérdida de la moral de los dirigentes, los más importantes.
Luego volvieron al poder con las elecciones.
Los más importantes ahora no están en el gobierno, están, estamos en la oposición.
¿Y cómo juzga a este Gobierno?
Soy opositor. Es un gobierno dictatorial. La pareja presidencial es una dictadura.
¿Ligados a la Iglesia oficial?
Los obispos están en la oposición.
Pero han pactado con la Iglesia la oposición al aborto.
Ese compromiso es con el cardenal Obando del Frente Sandinista. Un enemigo de la revolución que es el cardenal Obando, pero los demás obispos están ejerciendo una oposición muy admirable.
¿Qué le ha decepcionado del ser humano? ¿Por qué el fracaso del marxismo?
Chesterton decía que el cristianismo no ha fracasado porque no se ha puesto en práctica. Yo digo lo mismo del marxismo, no se ha puesto en práctica. El cristianismo y marxismo se parecen en eso: son dos proyectos que no es que hayan fracasado sino que no han sido realizados todavía. Y yo sigo siendo cristiano y marxista. Siempre está pendiente una transformación a través del marxismo y del cristianismo, que vienen a ser lo mismo.
¿Y no cree que el marxismo choca con una naturaleza del hombre que incluye el egoísmo?
Sí, claro, hay una oposición de la naturaleza humana que está inclinada al egoísmo y por tanto la transformación de la humanidad debe ser a través del heroísmo, revolucionándose uno mismo. El pecado original dejó una humanidad dividida.
Poesía. ¿Siente que usted tiene más reconocimiento político y social como voz política o social y que tarde en la vida le ha llegado el reconocimiento como poeta?
Sí, puede ser. Puede ser.
¿Los premios han llegado tarde?
No me han llovido. Han llegado tarde y son dos premios.
¿Siente que la literatura está en deuda con usted por su creación literaria?
No, pero cierto que los que administran la literatura y la cultura no simpatizan mucho con la línea de mi poesía. Mi poesía es una poesía muy democrática, yo me esfuerzo por escribir una poesía que se entienda, una poesía del pueblo. Eso parece que no atrae mucho en ciertos círculos académicos.
¿Ha sentido la fuerza de la poesía como herramienta de cambio?
Poco. No ha habido mucha influencia de la poesía en el cambio del planeta. Ha habido poco. En EEUU es bastante importante la influencia de la poesía, en lo político y en lo social, pero solo a nivel de élite, de pequeños grupos, no de la población masiva.
Sus ideas políticas también han estado impulsadas por la poesía. Estoy pensando en la voz de Galeano por ejemplo, o en usted.
Tal vez sí, han coincidido. En él sí, Galeano, y Benedetti y los grandes poetas norteamericanos también. Incluso Ezra Pound, que fue fascista pero por un error de su mente que creía que el fascismo ponía en práctica la política de los fundadores de la democracia de Estados Unidos.
¿Y qué poesía lee usted?
No leo poesía ahora, he leído mucho a Ezra Pound, últimamente casi no. Ahora como decía José Martí que consideraba que la ciencia era ahora más importante que los clásicos, para mí ahora la lectura es de libros de divulgación científico, es lo que más me interesa. Los grandes cambios que están ocurriendo ahora es a través de los descubrimientos científicos desde diferentes ciencias. Y la poesía también se está escribiendo en lenguaje científico y con inspiración científica haciendo una poesía científica o una ciencia poética, así como hay ciencia ficción hay ciencia poesía. Y mi poesía creo que es la única en el mundo inspirada en la ciencia.
Cómo es su día a los 90 años.
Me levanto a las tres, pero me acuesto siete horas antes, lo primero que hago es tener una oración de una hora.
¿Ha ido cambiando esa oración?
Ha ido haciéndose cada vez más simple, más invisible, más espiritual.
¿Por ejemplo?
Una oración en la que no siento que estoy orando, en la que la mente está funcionando con recuerdos que se me presentan y a los que no le presto atención y estoy únicamente dedicado a experimentar a Dios, lo cual tiene que ser algo que no se sienta. La experimentación de Dios tiene que ser insensible porque a Dios no le podemos sentir. Todo lo que sentimos de Dios es falso. Tiene que no sentirse. Los místicos le han llamado a Dios la gran nada. Dios es algo que no podemos imaginar.
¿Pero siente que habla con él?
A veces siento que hablo con él y muchas veces siento que no me escucha o me responde. A veces me parece sentir que me responde, pero no experimento realmente a Dios porque él tiene que estar por encima de todos los sentidos, de todo lo sensible.
¿Y qué le pide?
Él sabe qué es lo que yo necesito y deseo y no tengo ni qué decirle nada. Está dentro de mí, es parte de mi vida y no tengo por qué decirle nada.
¿Ha leído Sara, de Sergio Ramírez, que presenta a Dios como el Mago?
Aun no. Ya la entrevista se está haciendo muy larga y voy a empezar a decir tonterías.
Permítame una reflexión final. Usted me ha dicho que a los 90 años no tiene futuro, pero aun tiene ilusiones.
Para el mundo sí, que se renueva siempre con las nuevas generaciones, pero en mi vida ya no puede haber ninguna renovación a mi edad.
¿Y se siente preparado para ese momento?
Preparado para la resurrección.
Permítame una reflexión final. Usted me ha dicho que a los 90 años no tiene futuro, pero aun tiene ilusiones.
Para el mundo sí, que se renueva siempre con las nuevas generaciones, pero en mi vida ya no puede haber ninguna renovación a mi edad.
¿Y se siente preparado para ese momento?
Preparado para la resurrección.
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