martes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana) - 94


SÉPTIMA PARTE: DIABLOS, DEMONIOS Y CHIVOS EXPIATORIOS : UNA PSICOLOGÍA DEL MAL (2)


INTRODUCCIÓN (5)

La mayoría de nosotros, sin embargo, solemos utilizar como estrategias de enfrentamiento, la evitación y la negación. Pero la negación del mal constituye una aflicción permanente de la humanidad que quizás constituye la forma más peligrosa de pensar. En Escape from Evil, Ernest Becker sugiere que la causa fundamental de todos los males del mundo descansa en la expectativa y el deseo quimérico de negar el mayor de los males, la muerte: “En sus intentos de evitar el mal el ser humano es responsable de haber producido más daño al mundo que el que podrían haber originado los organismos ejercitando simplemente sus tractos digestivos. Es la ingenuidad del ser humano, más que su naturaleza animal, lo que ha acarreado tan amargo destino terrenal”.

No todo el mundo está de acuerdo en que el mal constituya un aspecto permanente de la condición humana. San Agustín ya expuso la doctrina de la privatio boni. La idea de que el mal no es más que la ausencia del bien, una noción según la cual las buenas acciones pueden ayudarnos a erradicar el mal. En Aion Jung criticaba este tipo de pensamiento diciendo.

Existe una tendencia casi innata a dar prioridad a lo “bueno” y a hacerlo así con todos los medios a nuestro alcance, sean adecuados o no… la tendencia a maximizar el bien y a minimizar el mal. La privatio boni puede pues ser una verdad metafísica. En este tema no conviene dar nada por supuesto. Sólo subrayaría que en nuestro campo de experiencia el blanco y el negro, la luz y la oscuridad, el bien y el mal, etcétera, son opuestos equivalentes que siempre se implican mutuamente.

En su reciente Banished Knowledge la prolífica escritora y psicoanalista Alice Miller recurrió a la controvertida noción de la privatio boni cuando afirmó claramente que la sombra colectiva no existe y que tales ideas en sí mismas son una negación del mal:

La doctrina junguiana de la sombra y la noción de que el mal es el reverso del bien están orientadas a negar la realidad del mal. El mal es real pero no se trata de algo innato sino adquirido, algo, sin embargo, que nunca es el reverso del bien sino más bien su destructor… Por más que se repita una y otra vez, no es cierto que el mal, la destructividad y la perversión constituyan un aspecto ineludible de la existencia humana. Lo cierto es que el mal siempre produce más mal y, con ello, un océano de sufrimiento, por otra parte, perfectamente evitable. El día en que la humanidad despierte y se disipe la ignorancia actual relativa al tema de la represión infantil pondremos verdaderamente un punto final a la producción del mal.

No obstante, la hipótesis operativa que presentamos en Encuentros con la sombra es que el mal constituye un factor vital inextricablemente ligado a lo mejor de la humanidad. Para rechazar el legado de Pandora deberíamos retornar a su caja todas las calamidades, lo cual parece lógica y mitológicamente imposible. Ha sido precisamente cuando los seres humanos han cerrado los ojos a la realidad del mal que han ocurrido desgracias y calamidades mucho peores que el mal que deseaban erradicar. Recordemos, a este respecto, las Cruzadas contra los infieles de la Edad Media o la reciente guerra de Vietnam, sin ir más lejos.

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