miércoles

LA TIERRA PURPÚREA (32) - GUILLERMO ENRIQUE HUDSON


IX / EL BOTÁNICO Y EL INGENUO PAISANO (1)

Al día siguiente, muy de mañana, partió Anselmo, pero yo ya me había levantado y estaba en pie para decirle adiós al benemérito narrador de interminables cuentos sin ton un son. En efecto, estaba ocupado en mis abluciones matutinas en un gran balde de madera debajo de los sauces, cuando él montó su caballo, entonces, después de arreglar cuidadosamente los pliegues de su pintoresco poncho, se fue el trotecito, el prototipo de un hombre con el estómago reposado, el corazón contento y en paz con todo el mundo, incluso la vecina ña Gumersinda.

Yo había pasado la noche en desvelo, por raro que parezca, pues la hospitalaria mujer de Batata me había provisto de una deliciosa y blanda cama, un lujo casi inaudito en la Banda Oriental, y cuando me metí en ella, no habría entre sus misteriosos pliegues hambrientos compañeros de cama que aguardaban mi llegada. Pensé en la prístina sencillez de las vidas y del carácter de esta buena gente que dormía cerca de mí; y aquel disparatadísimo cuento que había contado Anselmo, de Manuel y ña Pascuala, me hizo reír varias veces. Por último mis pensamientos, que, como las cornejas “sopladas aquí y allá en un borrascoso cielo”, habían vagado indecisa y desatinadamente concentraron en aquella hermosa e intrigante anomalía, aquel misterio de misterios, en la rubia Margarita. ¿Cómo pudo ella por ley de herencia haber llegado allí? ¿De dónde había sacado aquel garboso talle, aquella tez perlina, la orgullosa y dulce boca, la nariz que bien pudiera haber servido al mismo Fidias de modelo; aquellos ojos límpidos, puros, de color de zafiro y aquella áurea cabellera que suelta la hubiese cubierto cual esplendorosa prenda de vestir? Devanándome los sesos con tales problemas ¿qué sueño podía esperar?

Cuando me vio el bueno de Batata haciendo preparativos de viaje, insistió amablemente en que me quedara a almorzar. Acepté su convite, porque después de todo, mientras más deliberadamente se hace una cosa, más pronto se cumple… sobre todo en la Banda Oriental. Almorzaban a mediodía, así que había sobrado tiempo para deleitar la vista una vez más contemplando a la hermosa Margarita.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+