sábado

GASTON BACHELARD - LAUTRÉAMONT (30)



III. LA VIOLENCIA HUMANA Y LOS COMPLEJOS DE LA CULTURA

V (1)

Así, a lo largo de este eje, se da uno cuenta de que el lautréamontismo va casi fatalmente a elevar el tono hasta la blasfemia. Pero aquí es donde debemos subrayar la inflación vital realizada por la expresión literaria. En suma, la vida de Isidore Ducasse fue plácida. Nada en su vida que recuerde la rebelión efectiva de un Rimbaud, nada de la fogosa movilidad del “hombre con pisadas de viento”. Y entonces, como ya hemos hecho la observación, no nos parece que debamos salirnos de la vida cultural para explicar la obra de Isidore Ducasse. Se trata de un drama de la cultura, un drama nacido en una clase de retórica, un drama que debe resolverse en una obra literaria. Sin duda no despreciamos sus dolores. Pero no por eso es menos verdad que el verdadero rebelde no escribe. Al menos, deja de escribir cuando se rebela. Jean Paulhan, sin despreciar la rebelión, desconfía justamente “de la que viene por vía verborreica y casi mecánica”. (4) Precisamente, una rebelión escrita es la exacta reacción de lo que Jean Paulhan denomina el Terror retórico, suerte de Cerbero, violento guardián de una etimología cerrada, de un infierno lingüístico en que las palabras no son más que el soplo de una sombra, la poesía sólo el recuerdo deformado y martirizado.

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