jueves

CONDE DE LAUTRÉAMONT (ISIDORE DUCASSE) - LOS CANTOS DE MALDOROR (16)

  
-Ángel radioso, ven a mí; te pasearás por el prado de la mañana a la noche, no trabajarás. Mi magnifico palacio está construido con muros de plata, columnas de oro y puertas de diamantes. Irás a dormir cuando quieras, al son de una música celestial, sin rezar tus plegarias. Por la mañana, cuando el sol muestre sus rayos resplandecientes y la alondra contenta arrastre consigo su grito por los aires hasta perderse de vista, tú podrás seguir en cama mientras no te aburras. Caminarás sobre los más preciosos tapices, y te sentirás constantemente envuelto por una atmósfera compuesta de esencias perfumadas de las más aromáticas flores.
  
-Es hora de descansar el cuerpo y el espíritu. Levántate, madre de familia, sobre tus musculosos tobillos. Es justo que tus dedos tiesos abandonen la aguja del trabajo excesivo. Todos los extremos son malos.
  
-¡Oh qué existencia apacible tendrás! Te daré un anillo encantado; cuando des vuelta al rubí, te volverás invisible como los príncipes en los cuentos de hadas.
  
-Guarda tus armas cotidianas en el armario protector, mientras yo pongo en orden mis asuntos.
  
-Cuando lo vuelvas a la posición normal, reaparecerás tal como te ha hecho la naturaleza ¡oh joven mago! Todo esto porque te quiero y aspiro a hacer tu felicidad.
  
-Vete, quienquiera que seas; no me tomes de los hombros.
  
-Hijo mío, no te duermas mecido por los ensueños de la infancia: la plegaria en común no ha comenzado aun, y tampoco has colocado ordenadamente tus ropas sobre la silla… ¡De rodillas! Eterno creador del universo, muestras tu inagotable bondad hasta en las cosas mínimas.
  
-¿No te agradan, pues, los arroyos límpidos, donde se deslizan millares de pececillos rojos, azules y plateados? Los atraparás con una red tan bella, que atraerá por sí sola a los peces, hasta que esté repleta. A través de la superficie verás guijarros brillantes, más pulidos que el mármol.
  
-Madre, mira esas garras; desconfío de él; pero mi conciencia está tranquila porque no tengo nada que reprocharme.
  
-Nos ves postrados a tus pies, abrumados por el sentimiento de tu grandeza. Si algún pensamiento arrogante se insinúa en nuestra imaginación, lo arrojamos en el acto con la saliva del desdén, y te lo ofrecemos en sacrificio irremisible.
  
-Te bañarás con chiquillas que te enlazarán con sus brazos. Y una vez fuera del baño, te tejerán coronas de rosas y claveles. Tendrán transparentes alas de mariposas y largos cabellos ondulados que se agitarán alrededor de la delicadeza de sus frentes.
  
-Aunque tu palacio fuera más hermoso que el cristal, no abandonaría yo esta casa para seguirte. No me pareces más que un impostor, ya que me hablas tan quedo por temor d que te oigan. Dejar a sus padres es una mala acción. Yo no seré un hijo ingrato. En cuanto a tus chiquillas, no son tan hermosas como los ojos de mi madre.
  
-Nuestra vida toda se ha consumido en cantar tu gloria. Tal como hemos sido hasta ahora, seguiremos siendo hasta el momento en que recibamos de ti la orden de abandonar la tierra.


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