miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



La tercera fase: El vagabundeo (2)

Las heridas de la doncella están envueltas en una gasa blanca. El blanco es el color de la tierra de los muertos y también es el color de la alquímica albedo, la resurrección del alma desde el reino de ultratumba. El color es el heraldo del ciclo del descenso y el regreso. Al principio, la doncella se convierte aquí en una vagabunda, lo cual es de por sí la resurrección a una nueva vida y la muerte de la antigua. El vagabundeo es una buena elección.

Las mujeres que se encuentran en esta fase suelen sentirse desesperadas y, al mismo tiempo, inflexiblemente decididas a emprender este viaje interior, ocurra lo que ocurra. Y es lo que hacen cuando cambian una vida por otra o una fase de la vida por otra o, a veces, incluso un amante por otro que no es sino ella misma. El paso desde la adolescencia a la joven feminidad o desde la mujer casada a la soltera o desde la mediana edad a la madurez, cruzando la frontera de la vieja bruja, emprendiendo el camino a pesar de las heridas sufridas, pero con un nuevo sistema de valores propio, es una muerte y resurrección. Abandonar una relación o el hogar de los padres, dejar atrás unos valores anticuados, convertirse en una persona independiente, adentrarse en la salvaje espesura por el simple hecho de que debe hacerse, todas estas cosas constituyen la inmensa dicha del descenso.

Así pues, emprendemos la marcha y bajamos a un mundo distinto, bajo un cielo distinto y con un terreno desconocido bajo nuestras botas. Pero lo hacemos sintiéndonos vulnerables, pues no sabemos dónde agarrarnos ni cómo sostenernos y lo ignoramos todo, pues nos faltan las manos.

La madre y el padre -los aspectos colectivos y egoístas de la psique- ya no tienen el poder que antaño tenían. Han sido castigados por la sangre derramada a causa de su imprudente descuido. Aunque se comprometan a mantener a la doncella con toda suerte de comodidades, ahora no pueden gobernar su vida, pues el destino la induce a vivir como una vagabunda. En este sentido, su padre y su madre se mueren. Sus nuevos progenitores son el viento y el camino.

El arquetipo de la vagabunda da lugar a que surja otro: el de la loba solitaria, la intrusa. Está fuera de las familias aparentemente felices de las aldeas, fuera de la caldeada estancia, muriéndose de frío en el exterior; esta es ahora su vida (20). Es la metáfora viviente de las mujeres errantes. Empezamos por no sentirnos parte de la vida carnavalesca que gira a nuestro alrededor. El organillo queda muy lejos, los buhoneros, los que anuncian a gritos el espectáculo y todo el espléndido circo de la vida exterior se tambalean y se convierten en polvo mientras nosotras seguimos bajando al mundo subterráneo.


Notas

(20) En muchos sentidos, la doncella manca, la muchacha de los cabellos de oro y la vendedora de fósforos se enfrentan con la misma cuestión de ser en cierto modo la forastera. El cuento de la doncella manca es el que abarca el ciclo psicológico más completo.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+