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JOSÉ JORGE - METIENDO LA CABEZA EN EL AQUERONTE DE TARIK CARSON


Escritor. Estudiante de la FHCE. Nació en 1979 y vivió en Fray Bentos hasta 2006. Desde esa fecha vive en Montevideo. Fue coordinador del grupo Heteroismo y columnista del programa Están Despedidos en Fray Bentos. Publicó un relato en la revista Maldoror y poemas en algunas revistas del interior. Participó en el Festival Ñ de poesía y en lecturas realizadas en Ronda de Poetas y Kalima.

¿Cómo alternás tu trabajo poético con el de la investigación literaria?

Siempre es un juego de subyacentes, parece a veces que lo poético señala lo esencial y otras veces, sugerido en la vivencia, se traslada a una corriente singularmente siniestra y azarosa manejada por la conjetura. A veces la poesía se me mueve como un intestino que muestra su gusaneo bajo la piel de un estómago hinchado. Con la misma incapacidad corrijo relatos como si un pequeño espacio significara más que toda una historia, como si me importara menos lo que dice que lo que quiero descubrir diciendo. Lo contrario también merece llamarse ejercicio. La narrativa es en cierto modo (para mi caso) una forma de investigación desnaturalizada en lenguaje en la que se me devela la imposibilidad de terminar un tamiz.

Escribo muy lentamente, los mismos relatos. Los cierro despacio. Me ha llevado más de una década decantar los poemas y descubrir algo. Sin embargo, aquello en lo que otros ven un signo del desaliño, el aburrimiento y el desperdicio, yo he encontrado un oficio pretencioso.

En este juego de inseguridades la investigación literaria es un armado bastante novedoso para mí. Porque no hace mucho tengo la posibilidad de acceder a la organización meticulosa de algunos elementos que siempre disfruté como un jugoso almacén de sucesos, sin destino aparente. La concentración y consiguiente lectura de teoría deben arrastrar esta carencia hacia la figuración de determinado cálculo y el resultado es un recorte disimulado en la exigencia del orden llamado permutación o alternancia. Merecería en realidad el nombre de confusión, pero es demasiada palabra.

Ayer juego y creación, luego espíritu dudoso, después lenguaje, desconfianza y ejercicio. La poesía hoy se me hace un irregular espacio de diferencia de materialización y descubrimiento fracturado de los límites de ser cuando se produce mundo.

La investigación es producción y la literatura creación y revelación de mundos. En cualquiera de los dos soy otro transeúnte que trabaja y escribe.

Actualmente estás sumergido en la primera exégesis sistémica que se ha realizado en nuestro país a propósito de la obra y la vida de Tarik Carson. ¿Cómo caracterizarías su narrativa y cuáles son los objetivos principales hacia los que apunta el proyecto?

Vos lo dijiste, “sumergido”. Ignoro si es la primera, ojalá haya otras personas estudiando a este gran autor. Yo simplemente estoy metiendo la cabeza y mirando dentro de un río, con repetición e insistencia si se quiere. Otros también lo están haciendo ahora que lo acabamos de estudiar en la Facultad de Humanidades, con la acertada inclusión que Hebert Benítez hizo del autor en el programa del Seminario y que remueve el fondo sosegado de un escritor tan esencial para las letras uruguayas y argentinas. Pero en mi caso, estoy simplemente en proceso. Ya algo había adelantado Dobrinin con datos de entrevistas, obras y referencias diversas miradas críticas en la revista Axxón. Sin embargo, falta mucha exhaustividad respecto de un itinerario de publicaciones (numerosas en la otra orilla pero no inexistentes en Uruguay) y la relación de Tarik Carson con la literatura uruguaya y muy especialmente con la Ciencia Ficción argentina. Este punto es importante, no deben excluirse ni las consideraciones académicas al respecto ni los estudios publicados en revistas que teorizan este tipo de literatura que también practicó Tarik. Falta un sondeo de su relacionamiento con autores, su vínculo con círculos culturales, sus lecturas, los estudios sobre sus obras (casi nulos), los comentarios sobre otros autores y el relato de su vida que dispersó fugazmente en diversas entrevistas y por ahora se guardan en el recuerdo de las personas que lo conocieron.

Para caracterizar la narrativa de Tarik Carson se podría mentir y ser despiadado con las ilusiones a las que nos someten los raramente llamados “géneros”. Se puede hablar de CF, de Literatura Fantástica, en algunas obras, sí, pero es cierto que una parte de su producción merece una dilatación de las observaciones que estabilizan un sentido cerrado. La misma obra utiliza estrategias o si se quiere categorías que se sustraen de una práctica histórica de los “géneros”, para lograr un desmarque de las clasificaciones cerradas, piénsese simplemente en los relatos de El corazón reversible.

Digamos que mi proyecto apunta a estudiar la obra de Tarik Carson en estos dos sentidos generales: una reconstrucción de su circuito de publicaciones, su relacionamiento con las publicaciones de CF y su propia consideración como autor de Literatura Fantástica. Por otro lado, esperando que siempre se sumen otros investigadores a la tarea, trabajar sobre una parte de su obra, para proponer un camino de lectura como forma de instar a las concretizaciones, a las atenciones de una obra que está a la altura de los grandes creadores del Uruguay.

¿No pensás que en nuestro ámbito universitario predomina un “enmarcamiento / encerramiento teoricista” peligrosísimo para lograr el desarrollo de una creatividad fundante como la que se planteó Lezama Lima, para citar uno de los máximos exponentes de una prospectiva americana con vocación de trascendencia?

Sí y no. La creatividad a mi entender es “en sí misma”, probablemente cometa un equívoco, pero quiero razonarlo así.

La teoría no puede cerrar los caminos del desarrollo de la creatividad, porque aquellos que ejerzan este estado pueden triturarse a sí mismos por una mala utilización de ella o por un uso inteligente marcado por un camino de potenciación que enmascara alguna concretización en forma de estímulo que funda al fin una programática cerrada, basada en la “liberación” inclusive. Así como un escritor no puede hacerle mal a la poesía por un mal poema.

Tengo cierta confianza en lo académico ya que sin ello no podrìa haberme acercado a conocimientos sobre ciertas literaturas. En ese caso creo que el ejemplo de Tarik es más que motivado. Por otro lado, someramente, creo que la creatividad no puede ser afectada por un recogimiento del conocimiento que a su vez es expansión, en todo caso la academia no puede dar consejos de como ser o dejar de ser creativo, ejerce en sí un tipo de creatividad que delega en lenguaje algunas veces y otras despliega una atención sobre una situación de la historia del pensamiento pero no debe ni podría decir cómo hacer arte, como crear.

En cuanto a la existencia de una creatividad como falta de estrechamiento más general de las posibilidades, creo que se debe más (en Uruguay) a la organización política de centros de difusión que no cumplen (no pueden) con un trabajo que no es bajar una constelación de la cultura desde estereotipos, sino alzar conocimiento sobre significaciones culturales (pienso en los archivos, en la potencialidad de investigaciones en micro campos culturales) en virtud de su correspondencia con otras fuerzas que buscan contacto no solo con la cultura uruguaya como un cuerpo inorgánico, sino con partes simultáneas de su territorio y con una disposición de saberes organizados desde los que puedan despegar o rechazar para no surgir desde la carencia. Pero esta falta de estructuración corresponde solo a un punto problemático de la cuestión.

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