miércoles

SUPLEMENTO DEL TALLER LITERARIO DEL CUARTEL ARTIGUISTA de LEPANTO (1)


IVONNE DÍAZ


ELLOS

Hoy que pronto será ayer, quiero que sepan lo que siento. Que en el cenit de la felicidad o el paroxismo del dolor, me guían con las palabras del alma y la esperanza en la mirada.

No me pertenecen pero soy por ellos, por ellos me quiero y perdono mis errores. No cambiaron mi destino, son mi destino y mi tarea mejor.

En ellos voy a trascender, a estar cuando no esté. Les dejaré en heredad un mundo que no pudimos cambiar y la posibilidad de que ellos lo intenten, y un amor infinito para acompañarlos por el resto del tiempo.


JOSÉ LUIS MACHADO

El rey sigue de pie,
por pulsión,
por orgullo,
por no abdicar ante la realidad
de su miseria.

Sigue adusto
por hábito,
costumbre,
por soberbia.

No es heroico, ya no.

Tan solo una postura
cobarde,
indiferente,
vacía,
sorda
ante los pasos,
ante los golpes
de un ejército
de olvidados y oprimidos
que caminan,
lo enfrentan y lo mueren.


ANNA RHOGIO

TELARAÑA

Resolana que encandila deslumbrando, ese patio blanco en Las Palmas de Canarias.
Hay en un rincón, hilado nido iluminado.
Brillante llovizna de arco iris violeta, lo roció con amatistas uruguayas.
Una joven enseña a su dorado principito azul que esa joya no se rompe.
-¿Por qué?   
-Porque es el hogar de un enano monstruosamente peludo y negro cazador de alimañas que pican o molestan.
La bella joven rubia de ojos marinos besa una cara en la pantalla del monitor:
-Esto te lo debo a vos.
Y la lejana abuela cuenta-cuentos-lecciones-leyendas, sabiendo que sus buenas siembras dieron mejores cosechas, sonríe feliz.


HAUGUSSTO  BRAZLLEIM

Amaneció como un pozo
en el aire del lloratorio
donde late la clorofila
de los olivos del purgatorio.

Cuando el cielo
empieza en el suelo.

¡Quién pudiera nacer
como murió Cristo!


FEDERICO COORE / 1 texto para ser cantado

La última (Por ahora)

Debajo de una hoja de otoño, yo me fui,
sabiendo las sombras de tus palabras.
Cansado de silencios, desperté sin morir,
lamiendo las paredes de tu alma.
La rosa que encontraba parece no vivir,
lo busca más su nombre entre las llamas.
Y duerme las razones de un odio colibrí,
cortando el pico-néctar con la rama.

La ventana suda luz,
y en tus ojos va mi cruz,
y tus nubes que se vuelven alas.
Los espejos del adiós
sangran pasos de canción,
que escupiendo mis entrañas
y pateándome la voz, me sonríen,
me seducen… no me aman.

ANTONIO GARCÍA PINTOS

RISA

A veces me canso de estar muerto. Entonces vuelvo a la risa.

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