jueves

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



La segunda fase: El desmembramiento (2)

Se produce en nosotras un momento de crisis cuando esperamos aquello que estamos seguras será nuestra destrucción, nuestro final. Ello nos induce, como a la doncella del cuento, a inclinar el oído hacia la lejana voz de tiempos ancestrales, una voz que nos dice lo que debernos hacer para conservar la fuerza y la pureza y sencillez espiritual. Una vez en que estaba desesperada, soñé que una voz me decía: "Toca el sol." Después de aquel sueño, cada día y dondequiera que fuera, apoyaba la espalda, la planta del pie o la palma de la mano en los rectángulos de luz solar de las paredes, los suelos y las puertas. Me apoyaba y descansaba sobre aquellas doradas formas. Y éstas actuaban a modo de turbina para mi espíritu. No sé cómo, pero así era.

Si prestamos atención a las voces del sueño, las imágenes, los cuentos -sobre todo, los de nuestra vida-, nuestro arte, a las personas que nos han precedido y nos prestamos atención las unas a las otras, algo recibiremos, incluso varios algos que serán ritos psicológicos personales y nos servirán para consolidar esta fase del proceso (9).

Los huesos de este cuento proceden de la época en que se dice que las diosas peinaban el cabello de las mujeres mortales y las amaban con todo su corazón. En este sentido comprendemos que los descensos de este cuento son los que atraen a la mujer al remoto pasado, a las ancestrales líneas maternas del mundo subterráneo. Ésta es la tarea, regresar a través de las brumas del tiempo al lugar de La Que sabe, donde ella nos espera y nos tiene preparados unos vastos conocimientos del mundo subterráneo que serán muy valiosos para nuestro espíritu y nuestras personas en el mundo exterior.

En las antiguas religiones, el hecho de vestirse con pureza y prepararse para la muerte hace que la persona sea inmune e inaccesible al mal. Rodearse de la protección de la Madre Salvaje -el círculo de tiza de la oración, el pensamiento sublime o la preocupación por un resultado beneficioso para el alma- nos permite hacer el descenso psicológico sin apartarnos del camino y sin que la diabólica fuerza contraria de la psique apague nuestra vitalidad.

Aquí estamos pues, vestidas y protegidas al máximo, esperando nuestro destino. Pero la doncella llora y derrama lágrimas sobre sus manos. Al principio, cuando la psique llora inconcientemente, no podemos oírla; a lo más que llegamos es a experimentar una sensación de impotencia. La doncella sigue llorando. Sus lágrimas son la germinación de aquello que la defiende, de lo que purifica la herida que ha recibido.

C. S. Lewis escribió acerca de la botella de lágrimas infantiles capaz de sanar cualquier herida con sólo una gota. Las lágrimas en los mitos derriten el hielo del corazón. En "El niño de piedra" (10) un cuento que yo he ampliado a partir de un poético canto que me facilitó hace años mi querida madrina inuit Mary Uukalat, las ardientes lágrimas de un niño hacen que una fría piedra se rompa y libere un espíritu protector. En el cuento "Mary Culhane", el demonio que se ha apoderado de Mary no puede entrar en ninguna casa en la que un corazón sincero haya derramado lágrimas; para el demonio estas son como el "agua bendita". A lo largo de la historia las lágrimas han cumplido tres misiones: han atraído a los espíritus, han rechazado a los que pretendían ahogar y encadenar al alma sencilla y han sanado las heridas de los pactos desventajosos hechos por los seres humanos.

Hay veces en la vida de una mujer en que esta llora sin cesar y, aunque cuente con la ayuda y el apoyo de sus seres queridos, no puede dejar de llorar. Hay algo en sus lágrimas que mantiene al depredador a raya y aparta el malsano deseo o la ventaja que podría provocar su ruina. Las lágrimas sirven para remendar los desgarros de la psique, por los que se ha ido escapando la energía. La situación es muy grave, pero lo peor no llega a producirse -no nos roban la luz- porque las lágrimas nos otorgan la conciencia. No hay posibilidad de que nos quedemos dormidas cuando lloramos. Y el sueño que se produce es tan sólo para el descanso del cuerpo físico.

A veces una mujer dice: "Estoy harta de llorar, estoy hasta la coronilla, quiero detenerme." Pero es su alma la que derrama lágrimas y estas son su protección. Por consiguiente, tiene que seguirlo haciendo hasta que termina su necesidad. Algunas mujeres se asombran de la cantidad de agua que puede producir su cuerpo cuando lloran. Eso no dura eternamente, sólo hasta que el alma termina de expresarse de esta sabia manera.

El demonio trata de acercarse a la hija pero no puede, pues esta se ha bañado y ha llorado. El maligno reconoce que aquella agua bendita ha debilitado su poder y exige que la doncella no vuelva a bañarse. Sin embargo, semejante circunstancia no sólo no la humilla sino que ejerce justo el efecto contrario (11). La muchacha empieza a parecerse a un animal dotado de los poderes de la naturaleza salvaje subyacente y eso es también una protección. Es posible que en esta fase una mujer se interese menos por su aspecto o lo haga de una manera distinta.

Puede que se vista como si fuera una maraña de ramas y no una persona. Cuando contempla la apurada situación en que se encuentra, muchas de sus antiguas preocupaciones desaparecen.

"Bueno -dice el demonio-, si te arranco la capa de civilización, es posible que te pueda robar la vida para siempre." El depredador quiere humillarla y debilitarla con sus prohibiciones. El demonio cree que, si la doncella no se baña y se llena de mugre, él la podrá privar de sí misma. Pero ocurre justo lo contrario, pues la mujer sucia y llena de barro es amada e inequívocamente protegida por la Mujer Salvaje (12). Está claro que el depredador no comprende que sus prohibiciones sólo sirven para acercar a la mujer a su poderosa naturaleza salvaje.


Notas

(9) Hay métodos distintos según las personas. Algunos son muy activos exteriormente como, por ejemplo, la danza, otros son activos de otra manera, la danza de la oración, por ejemplo, o la danza de la inteligencia o la del poema.
(10) © 1989, C. P. Estés, Warming the Stone Child: Myths and Stories of the Abandoned and Unmothered Child, cinta (Boulder, Colorado, Sounds True, 1989).
(11) Es curioso que las mujeres y los hombres que están pasando por una seria transición psíquica muestren a menudo menos interés por las cosas del mundo exterior, pues están pensando, soñando y clasificando cosas a unos niveles tan profundos que los accesorios del mundo exterior quedan muy lejos. Al parecer, el alma no muestra excesivo interés por las cosas del mundo a menos que posean un cierto numen. Sin embargo, conviene no confundir esta situación con un síndrome prodrómico en el que el cuidado del propio cuerpo y otras tareas cotidianas se reducen a nada y se registra una evidente y grave alteración de la función mental y social.
(12) Me extraña mucho que el Ku Klux Klan, en un intento de menospreciarlos, llame a los no blancos "gente de barro". El antiguo uso de la palabra "barro" es altamente positivo y probablemente el más apropiado para reforzar el poder de la naturaleza instintiva profundamente sabia. En casi todos los relatos de la creación tanto los seres humanos como el mundo están hechos de barro (y otras sustancias terrenas).

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