SEXAGÉSIMA ENTREGA
CUARTA PARTE: EL CUERPO ENAJENADO: ENFERMEDAD, SALUD Y SEXUALIDAD
(15): EL ASPECTO DEMONÍACO DE LA SEXUALIDAD (3)
Siguiendo con la descripción de los aspectos siniestros de la sexualidad debemos también mencionar que en Suiza la relación sexual con un retrasado mental se considera un acto criminal. Aunque originalmente esta ley pretendía proteger a los retrasados mentales lo cierto es que ha terminado impidiéndoles llevar una vida sexual. Esta inhumana ley -y la pasividad con que fue aceptada- constituye también otro ejemplo del poder mágico que se le atribuye a la sexualidad.
Terminaremos esta enumeración recordando que los atletas que participaron en las Olimpíadas suelen tener estrictamente prohibido el ejercicio de cualquier tipo de actividad sexual durante el desarrollo de la competición hasta el punto de que se ha dado el caso de haber sido descubiertos y expulsados por ello. Sin embargo, al mismo tiempo se reconocen también los efectos benéficos del ejercicio sexual antes de acometer granes esfuerzos.
En todos estos puntos podemos sospechar la presencia de prejuicios muy antiguos. En ciertos pueblos primitivos los hombres se abstenían de mantener contacto sexual con las mujeres antes de ir a la batalla.
Este aspecto demoníaco de la sexualidad también podemos encontrarlo en la dificultad de experimentar y aceptar la actividad sexual como simple “goce” de una experiencia placentera. Hay muy pocas personas que pueden disfrutar de la sexualidad como lo hacen de una buena comida. Aunque suela esgrimirse con mucha frecuencia la “teoría del vaso de agua” -considerar a la actividad sexual del mismo modo que a la sed- lo cierto es que apenas nadie la experimenta de ese modo.
¿Qué significado psicológico puede tener, pues, el hecho de que la sexualidad siempre haya estado acompañada de algo siniestro aun hoy en día en que aparentemente nos hemos liberado de esa actitud? Lo siniestro resulta siempre inteligible, conmovedor, numinoso. Dondequiera que aparezca lo divino experimentamos miedo. En muchos sentido el proceso de individuación, que tiene un carácter fuertemente religioso, se experimenta como numinoso. Todo lo que tiene que ver con la salvación posee, entre otras cosas, un carácter siniestro, poco familiar y sobrehumano.
Si tenemos en cuenta que la sexualidad está estrechamente ligada al proceso de individuación quizás podamos comprender la demonización de la que ha sido objeto a lo largo de la historia. La sexualidad no es una simple actividad biológica inofensiva sino el símbolo de algo estrechamente relacionado con el sentido de nuestra vida, de nuestra lucha y de nuestro anhelo de lo divino.
Todos los aspectos del proceso de individuación encuentran en la sexualidad una forma simbólica de expresarse. El encuentro con las figuras parentales se experimenta en el drama del incesto; la confrontación con la sombra conduce a los componentes destructivos sadomasoquistas de lo erótico; el encuentro con nuestra alma -con el anima y el animus, con lo femenino y con lo masculino- puede asumir una forma sexual; la sexualidad -ya sea vía fantasía o en la realidad- constituye también una forma de experimentar corporalmente el amor por uno mismo y el amor por los demás y, por último, el lenguaje del erotismo nos proporciona el ejemplo más claro de la unión de los opuestos, de la unio mystica, del mysterium coiniunctionis.
* * *
Todas las biblias o códigos sagrados han incurrido en los siguientes errores:
1. Que en el ser humano existen dos únicos principios verdaderos: el cuerpo y el alma.
2. Que la energía -denominada mal- pertenece exclusivamente al cuerpo y que la razón -denominada bien- es exclusiva del alma.
3. Que si el hombre sigue los dictados de su energía Dios le atormentará eternamente.
Pero la verdad es exactamente lo contrario:
1. El ser humano no tiene un cuerpo distinto al alma porque lo que llama cuerpo es aquella porción del alma que puede ser percibida por los cinco sentidos, las principales ventanas del alma en esta época.
2. No hay más vida que la energía y esta pertenece al cuerpo. La razón es el límite, o circunferencia externa, de la energía.
3. La energía es deleite eterno.
WILLIAM BLAKE
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