domingo

MICHITA Y PIRÍN (5) - HUGO GIOVANETTI VIOLA


(EL PERFUME ANTICIPADO DE LA ETERNIDAD)

17

-Yo a este bulo le llamo el Club de los Maridos Abandonados -carcajeó el doctor con osamenta de rugbista mientras Abel Rosso se acercaba a vichar imantadamente El Guardián de los sueños de Margaret Salinger. -Llevátelo tranquilo. A mí de golpe se me fueron las ganas de terminarlo.

-La joda es que estoy casi seguro de que me voy a meter en una zona de alto riesgo, diría mi terapeuta.

-Pero si estás tratando de escribir tu propio Franny y Zooey puede venirte bárbaro.

-Yo lo que querría hacer es un libro que te haga sentir vivo otro cuerpo de espíritu. Y Salinger logró eso. En El secreto de la flor de oro Jung cita un párrafo del Leng Yeng que es tan precioso como un Padrenuestro: Mediante la concentración de los pensamientos se puede volar y se nacerá en el Cielo. El cielo no es el extenso cielo azul, sino el lugar donde la corporeidad es engendrada en la casa de lo Creativo. Si se continúa en eso durante mucho tiempo, nace de manera enteramente natural, aparte del cuerpo, otro cuerpo del espíritu.

-El problema es que Brenda ya ni siquiera relee Franny y Zooey, que era el libro que la sacaba del water -sonrió el doctor Rabí, con una lastimosa fragilidad vocal. -Ahora se dedica a flagelarse escuchando la única porquería que compuso Violeta Parra.

-Conozco esa situación -se cubrió la gran calva a dos manos Abel. -¿Te acordás de la ninfa que después que renuncia a entender a Narciso se va petrificando hasta volverse nada más que una voz encerrada en una cueva?

-Claro. Y de paso te advierto que la hija de J.D. compara a Claire con la ninfa Eco.

-¿Pero quién es Claire?

-La madre. La segunda esposa de Jerry, que terminó completamente loca y emputecida en el bosque de Cornish.

-¿Entonces ella es Franny? -se levantó de un salto el hombre parecido a Cézanne. -Yo siempre pensé que ese personaje estaba inspirado en la hermana de Salinger.

-Pero ahora Peggy hizo escapar el gato de la bolsa. Y hasta cuenta que la madre siempre dijo que el libro tendría que haberse llamado Claire y Jerry.
                                                           
-Pero Zooey cura a Franny.

-Es que en el 55 J.D. debe haber sentido que la curó, nomás.

-Pa. Entonces quedó un libro con un final como el de Thelma & Louise, donde lo último que ves es al auto volando antes de hacerse mierda.

-Bueno, el que escribió que un segundo de puro amor te vuelve todo amor fuiste vos.

-Pobre Salinger.

-Pobre Claire.

-Me parece que no me voy a llevar el libro, loco. Porque nada más que con saber esto ya quedé hecho pelota.

-Tené fe en lo que es más alto que la desgracia, maestro. Y no te olvides que Jerónimo siempre decía que Kierkegaard pudo amar de verdad a Regina Olsen recién cuando se animó a abandonarla y ser él mismo a cualquier costo.


18

-La punción que le hicieron al gordo no detecta malignidad -le informó Senel a su hermana, que tenía el pasamontaña estrellado por un resto de nieve. -De lo que no se va a salvar es de operarse, porque tiene la tráquea muy torcida.

-¿Y qué dice el Osobuco?

-Yo lo noté terriblemente triste.

-Ah, bueno. Eso era lo que faltaba -se limpió el gorro color capa de torero Poli. -¿A quién saldremos locos, eh?

-Ya le avisé a mamá.

-Mamá anda como el culo.

-Bueno, y hay otra cosa que te puedo contar sólo a vos porque no es un secreto de confesión: el gordo había ofrecido la vida para que ella no se volviera loca del todo. Porque ahora siente que la quiere más que nunca.

-Pero mirá que bien. Y por eso se enganchó con una enfermera que podría ser la nieta y encima se lo vino a contar. Imaginate si no la quisiera.

El hombre-muchacho precozmente canoso bajó el perfil como si estuviera juntando paciencia en una misa y no pudo sonreír:

-Yo tuve que bancarme hasta una foto que me mandó abrazado con la pendeja y todo.

-Ta. Cambiá de tema o corto.

-Es que me pasé días sin poder sacarme esa maldita foto de la cabeza pero reconozco que si el cielo no le mandaba esa muchacha el gordo reventaba.

-¿El cielo?

-Ya hacía años que mamá ni siquiera le daba un beso para saludarlo, Poli. Y desde aquella noche que se mudó a tu cuarto completamente histérica porque el gordo dijo un koan de Obdulio Varela mientras cenábamos él tuvo que agarrar guardias extras para poder dormir dos o tres horas de corrido en los hospitales.

-¿Y vos decís que Dios le mandó una putita para que él roncara tranquilo?

-Fue un amorío de un mes y medio, loca. El gordo nunca tuvo otras mujeres. Y vos sabés muy bien que ella ya lo había querido dejar y hasta nos citó en el cementerio para humillarlo comunicándoselo adelante mío.

-Te juro que me tenés asombrada, carmelita facherito. ¿Y a las mujeres que te van adorar a las misas les gritás igual que a nosotras?

-Lo peor es que yo me di cuenta desde chico que cuando mamá decía que era capaz de matar a cualquiera con la indiferencia usaba el verbo en serio -empezó a frotarse el resplandor rapado Senel como si quisiera sacarse chispas.

-También habría que acordarse de que después que el poeta santo se suicidó el gordo fiel se fue volviendo un choborra total.

Entonces Senel graznó con una ironía idéntica a la de Brenda:

-Lo que yo puedo asegurarte hoy es que cuando organizaron el viaje en secreto a Viena lo quisieron matar, conscientemente o no. Y les salió baratísimo.

Pero la guitarrista ya se había desconectado antes de que terminara la primera frase.


19

Michita terminó de leer por cuarta vez el cuento que Abel Rosso había titulado La rosa tatuada y a Pirín se le iluminaron los dientes postizos como después de devorar dos platos de tallarines con tuco:

-¿Vos sabés que yo creo que eligió la travesura purificadora más linda que hice en el amueblado? ¿Te sentís mal?

-Es que no puedo dejar de pensar en Brenda.

-Y yo no puedo terminar de entender el sueño que me hizo puré anoche -trasladó una miopía enrojecida el viejo desde el afiche de Casiopea a la foto de su hija muerta a los ocho años.

-¿Te das cuenta que mañana es Nochebuena y Brenda no quiso llevarse ni la computadora a Valizas para no hablar con nadie?

-Yo lo que todavía no puedo creer es que ella haya viajado a Viena en secreto.

-Bueno -se acomodó las crenchas recién retocadas en la peluquería Michita. -Eso fue por el affaire que tuvo Rabí con la enfermera. La vendetta e un plato que se mangia fredo. ¿Qué te pasa?

-Es que acabo de acordarme que en la pesadilla Satanás no bailaba un vals con Julia Helena -empezó a hipar corcoveando el viejo. -Porque ella no tenía puesto un traje de comunión. Era un esqueleto resplandeciente como una magnolia mojada por la luna. ¿Entendés?

-Dios mío -se tapó la boca retóricamente la mujer llena de colorete. -Entonces soñaste con Shejiná.

-Sí. Y ahora te puedo asegurar que ella no se fue a Valizas. Se escondió aquí.

-Pero vos estás loco.

-La que está loca es ella -rengueó hasta el baño Pirín exigiéndole por señas a la mujer que lo dejara arreglárselas solo. -Mi primo el detective se hubiera dado cuenta enseguida que Brenda va a pasar las fiestas encerrada en el apartamento 4 de la puerta 4. ¿Entendés o no?

Media hora después el viejo volvió todo enchastrado al comedor y al comprender que su esposa había salido se puso a rezar en voz alta frente a los jazmines ya semipodridos que le había traído Brenda de la feria.

-Me parece que tenés razón, detective de almas -apareció al rato Michita, abanicándose el horror con las dos manos. -La Pocha dice que es casi imposible que se haya ido a Valizas sin que la viera ningún vecino.

-Y mirá que la Pocha siempre controló los movimientos de todos los bloques.

-¿Pero si hubiese salido de madrugada?

-La hubiese visto Pepe, que empieza a hacer el jardín cuando todavía está oscuro. A esa hora sale a podar o a carpir cualquier cantero porque le vienen ganas de ahorcarse.

-No hables así, Pirín.

-Pero si él mismo se lo cuenta a todo el mundo, Michita. Satanás en estos bloques tiene mucha clientela.


20

Senel clavó la llave en la puerta del apartamento 4 evidentemente repugnado, aunque al ver a Brenda amortajada en el sofá del living no pudo contener la reacción de persignarse con firmeza y dulzura.

-Hola -apagó el televisor sin sonido y se puso a fumar contemplando a la mujer escultural que no respiraba como si estuviera durmiendo.

Fue recién después que el hombre-muchacho prendió el segundo cigarrillo que su madre hizo emerger un remolino de bucles botticellianos y unas córneas color malvón de abajo de la sábana:

-No me digas que volviste a fumar.

-Lo que pasa es que esta Navidad hubo tanta pirotecnia de mierda que casi me escondo abajo de la cama junto con el perro de la parroquia.

-Y cómo adivinaste que estaba aquí.

-Yo no adiviné nada. Pero varias amigas le comentaron a Poli que no te habían visto en Valizas y la Misobaco empezó a atomizarme salado hasta que le prometí venir a averiguar.

-No le cuentes a tu padre.

-Mirá que a mí no vas a poder a manipularme con tus maniobras ladymacbethianas de ocultamiento, vieja -vació un yogur que fermentaba entre migas de pan integral el cura parecido a Leonardo Di Caprio, recuperando una mueca repugnada.

Entonces Brenda volvió a amortajarse con la sábana y roncó:

-Por lo menos no se lo cuentes a estos viejitos santos. Yo después les explico que no me sentía bien y tuve que venirme.

-Todo bien.

-¿Al gordo ya le marcaron día para operarse?

-Me parece medio difícil que encuentre fecha antes de marzo, porque ahora están empezando todas las licencias. Pero el bocio no apura. Lo que tiene que hacerse el viernes es una tomografía para que el cirujano sitúe mejor el nódulo.

-Hay que tomar precauciones porque él siempre tuvo muy mala apertura bucal. Lo más seguro es que le pidan al fibroscopista que esté presente durante toda la operación.

-Yo de eso no entiendo nada.

-Es alérgico, Senel. Puede hacer un laringoespasmo y precisar otro entubamiento.

Entonces el jovencísimo párroco docente de teología y biblista se paró para frotarle la cadera a su madre con áspera dulzura y se fue prendiendo otro cigarrillo.

-Ta -se destapó de un salto Brenda apenas quedó sola. -Ahora que el santo le dio la lección a la mala de la película ya están todos contentos.
                                                                                               
Y de golpe saltó para sacar la foto de Jerónimo de arriba del portarretratos donde aparecían prometiéndose amor en el Registro Civil junto con su ex-esposo 37 años atrás y se puso a cantar I’m sorry imitando a Brenda Lee.

-¿Qué fue lo que me viste adentro que yo nunca voy a poder encontrar, doctor? -usó una servilleta para envolver las migas de pan integral junto con los envases del yogur con los que había decidido brindar a oscuras en la Nochevieja.

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