lunes

ENCUENTRO CON LA SOMBRA (El poder del lado oscuro de la naturaleza humana)



CUARTA PARTE: EL CUERPO ENAJENADO: ENFERMEDAD, SALUD Y SEXUALIDAD


(14): LA LUZ DE LA SALUD Y LA SOMBRA DE LA ENFERMEDAD (3)


Larry Dossey

La enfermedad puede ser considerada como si fuera una cosa en sí misma, con necesidades propias -la necesidad de ser tenida en cuenta, de ser escuchada, de ser cuidada, de entrar en contacto con ella. La enfermedad (puede ser) considerada como algo razonable, algo con lo que se puede tratar, con lo que se puede pactar. Esta visión contrasta profundamente con nuestra forma habitual de pensar sobre el cáncer o el ataque cardíaco como algo que acecha dispuesto a acabar con nosotros.

Las modernas tecnologías nos han alejado de la enfermedad pero, al mismo tiempo, también nos han hecho perder el contacto con la salud. Y en esas condiciones no podemos gozar de la salud porque hemos perdido la conexión vital entre la salud y la enfermedad. Los antibióticos, la cirugía y las promesas de inmortalidad han destruido también nuestra relación orgánica con el mundo. Como dice el filósofo de las religiones Huston Smith, no se trata de que la moderna tecnología médica sea “mala” sino que sus procedimientos no pueden sustituir a la sabiduría de “las cosas como son”. La tecnología no es sabia necesariamente ni tampoco puede erigirse en el garante de la experiencia de la salud.

Tal vez en la actualidad estemos redescubriendo esa visión orgánica del mundo que tan bien conocían los pueblos primitivos de nuestro planeta. Lo cierto es que carecemos de las respuestas necesarias para comprender la salud y la enfermedad y que nuestra sociedad está resentida por las promesas incumplidas y la deshumanización de la medicina moderna. No creo, sin embargo, que este resentimiento -cuya existencia es innegable- se canalice adecuadamente ya que se dirige abiertamente contra el “sistema”. Pero el “sistema” somos nosotros mismos. Estamos decepcionados con nosotros mismos por haber renunciado a asumir nuestra propia responsabilidad, por habernos traicionado, por habernos olvidado de lo que una vez supimos, por haber cortado nuestra conexión orgánica con el mundo en que vivimos. Estamos aprendiendo, profunda y dolorosamente, que longevidad no es lo mismo que calidad de vida. Estamos descubriendo la vacuidad de conceptos tales como “intervalo de salud”. Ya no podemos seguir ignorando que nuestra noción de salud es incompleta.

¿Pero de qué nos hemos olvidado? En mi opinión se trata de la enfermedad, la sombra que acompaña siempre a la luz de la salud, una sombra que nos conecta orgánicamente con el mundo, nos ratifica que la naturaleza del mundo no puede ser forzada y nos lleva a darnos cuenta de que es imposible concebir la salud sin tener, al mismo tiempo, conciencia de la enfermedad y, de este modo, aceptar la enfermedad del mismo modo que aceptamos la salud.

Nuestra cultura, sin embargo, cree que podemos aceptar uno de los dos polos negando al otro, que podemos tener lo blanco sin lo negro, disfrutar de las alturas sin descender a las profundidades, gozar de la salud sin padecer la enfermedad o del nacimiento sin la muerte. Nuestra ceguera nos hace creer que solo es cuestión de tiempo, mano de obra y ampliación del presupuesto destinado a la investigación y consideramos que la invitación a superar el pensamiento dualista -o esto o aquello- constituye un paso atrás hacia formas del pensamiento primitivas que no concuerdan con el potencial de la edad contemporánea.

Pero no es el hombre primitivo el que ha comprendido la naturaleza indivisible de los opuestos sino que se trata de una visión de la sabiduría perenne que pertenece a la tradición de los místicos y de los poetas de todas las épocas.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+