lunes

LA NUBE DEL NO-SABER - ANÓNIMO INGLÉS DEL SIGLO XIV


QUINCUAGESIMONOVENA ENTREGA


59 / Que la ascensión corporal de Cristo no ha de tomarse como ejemplo para probar que los hombres han de forzar su mente hacia arriba durante la oración; que en la contemplación se ha de olvidar el tiempo, el lugar y el cuerpo

Objetas ahora que, puesto que nuestro Señor ascendió a su Padre físicamente como Dios y como hombre, la ascensión tiene también para nosotros una lección tanto física como espiritual. A esto he de contestar diciendo que en su ascensión la humanidad de nuestro Señor quedó transformada y que su cuerpo, aunque físico, era un cuerpo inmortal. Había muerto, pero en su resurrección se vistió de inmortalidad. Sabemos que nuestros cuerpos resucitarán también en gloria en el último día. Serán, pues, espiritualizados y tan ágiles como lo es ahora nuestro pensamiento. Arriba o abajo, izquierda o derecha, detrás o delante serán una y la misma cosa, como nos dicen los teólogos. Pero todavía no hemos recibido esta gloria, y por lo mismo sólo podemos subir al cielo de una manera espiritual, que no tiene nada que ver con la dirección de la que hablamos ordinariamente. Quiero que sepas claramente que los que obran espiritualmente, de modo especial los contemplativos, han de andar con cautela a la hora de interpretar lo que leen. Leemos “eleva” o “entra” o “impulso”, pero debemos darnos cuenta de que estas expresiones no se dicen en un sentido literal o físico. “Impulso” o movimiento no se refiere a un movimiento físico ni la palabra “descanso” dice relación a una postura de reposo o de inmovilidad. Pues cuando nuestro trabajo es auténtico y maduro, es totalmente espiritual, alejado tanto del movimiento como el reposo. Además, se podría efectivamente describir mejor el término “impulso” como una transformación súbita que como una moción. En cualquier caso, tratándose de esta actividad espiritual, olvídate totalmente de lo que es tiempo, localización física y materialidad. Sé cauto, por tanto, para no interpretar la ascensión en términos literales y materiales. No fuerces tu imaginación durante la oración en un loco intento de elevar tu cuerpo hacia arriba como si quisieras llegar a la luna. En la esfera del espíritu todo esto carece de sentido. Por lo que se refiera la realidad física de la ascensión, recuerda que sólo Cristo ascendió físicamente, como lo atestiguan las Escrituras cuando dicen: “Nadie ha subido al cielo, sino el que ha bajado del cielo: el Hijo del Hombre”. Así, pues, aun cuando nos fuera posible ahora subir al cielo físicamente (que no lo es), la causa sería una sobreabundancia de poder espiritual y no el esfuerzo de la imaginación hacia arriba o hacia abajo, a la izquierda o a la derecha. Es inútil y harás bien en evitar ese error.

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