sábado

LA BESTIA TRANSFIGURADA (9) - Hugo Giovanetti Viola

                                                            

33 / FONTE

Últimos 7 numerales del Manifiesto minimalista:

10) El potencial Hombre Nuevo que llevamos impreso en la psiquis personal y colectiva puede perforar estéticamente (sin enjuiciamiento-condicionamiento científico ético que valga) cualquier clase de psicopatía. Y tiene que seguir cazando, devorando y digiriendo a la bestia con la que vive en guerra, para ayudar que lo humano reine al servicio del estrellerío.

11) La gente va tan poco a las librerías porque se vende demasiada caca mater. (Los verdaderos bailarines no pasan el rato en escena: nos sosiegan los vértigos volando revolucionariamente. Y también estamos cansadísimos de la farandulitis ingeniosa. Hace falta tango hermafrodita y muy bueno.)

12) La grandísima mayoría de nuestros orientadores culturales -que creen que el lugar más alto del cosmos es el cielorraso- parece ignorar que nuestra gente es capaz de escaparse por las ventanas y trepar a pura uña hasta la intemperie purificadora, donde trabajó siempre José Gervasio Artigas. Nuestro primer juglar revolucionario.

13) La búsqueda de una completud estética geometrizada, depurada y despojada de facilismos o desviaciones discursivas de cualquier tipo (sociologizar o filosofar ensayísticamente, complacer o épater) es un viaje hacia el escándalo de la Purificación, la meseta discriminatoria que se autodesinfecta (a puro escalofrío y palabra abismal) de la barbarie escatológica.

14) El vértice estético que no amenace al gusto oficial como una espada crística, será puntualmente envainado por el olvido.

15) La indiferente, ciega o cobarde incomprensión (o su reverso: la alabanza boba) será, casi en la totalidad de los casos, la paga del establishment para el mago-profeta que minimalizó y conjuró la amenaza del bisonte interior. Importa el oro, pero no el minero.

16) Pero lo que verdaderamente importa -en toda perseverancia enamorada- es comer mierda, humillarse y seguir trabajando con felicidad al servicio de la Fonte que genera PAX-LUX.

Y no estaría demás completar este manifiesto transcribiendo el último párrafo de la contratapa del folleto 10 CAPITANES DEL VUELO retratos para desarmar:

Esta muestra va dedicada a todos los uruguayos que amaron y aman la cultura con desinterés, y pretende recordar -tan humildosa como tajantemente- que si la bandera no aspa con mucho vuelo es boleta, señores dirigentes que se despiertan pensando en las urnas. Y para eso deberemos rearmar con cabeza propia y grandeza comulgante lo inevitable de nuestra época, aunque frente a cada crisis-pozo (made in el materialismo moderno) del mal llamado paisito nos aturda esa murga antiheroica que se podría llamar La reina de la queja.

Y no olvidemos nunca el máximo resoplido exhalado por Lezama Lima, que no le tenía miedo a ninguna clase de amordazamiento: La libertad del Nuevo Mundo sigue siendo una profecía, una divinidad para el futuro.


34 / ENEMIGO

Confesiones 26 / III:

En las entrevistas radiales y televisivas siempre nos hacen las mismas preguntas: ¿Pero por qué Punta del Este? ¿Por qué Leonardo Regusci (alias Jesús de Punta del Este) funda un laboratorio de artes en el quilombo de Naná?

Y ahora prefiero contestar citando a Methol Ferré, que en libro-reportaje-ensayo La América Latina del siglo XXI, elaborado junto al periodista italiano Alver Metalli, diagnostica insuperablemente el mal que reina más que nunca en nuestra península de la vergüenzadonde ahora veranean los políticos de todos los partidos: Lamentablemente, con la caída del comunismo el capitalismo creyó poder retornar impunemente al neoliberalismo económico, nueva utopía reaccionaria contra los pobres, sean ellos países o personas. (…) Zbigniev Brzezinski es quien mejor traza el perfil de lo que está surgiendo. Caracteriza a la sociedad de consumo del mundo capitalista como la “cornucopia” del consumo de los deseos infinitos. Cita largamente al polaco Czeslaw Milosz, y luego utiliza la imagen de que Júpiter se alimentaba de un cuerno repleto de todos los deseos posibles.

Y ya justificando nuestra sed de implantación, en plena Babilonia revisited, de uno de los mayores arquetipos celestes, una música popular mestizante del caos, Methol escarba con más calado filosófico en las bases que sustentan al territorio enemigo de Leonardo Regusci y cualquier oriental artiguistaEn un mundo sin valores, el único valor que permanece es el del más fuerte; donde todo tiene un idéntico valor: el poder. El agnosticismo libertino se transforma en el principal cómplice del poder establecido; de hecho, la forma más característica de difundirse es la propaganda, que a su vez está en función de un mayor lucro por parte de quien detenta más poder.

(…) La palabra “libertino” fue inventada por Calvino. Alude a una forma atea de la libertad. Adquiere importancia y llega a su culmen en la sociedad cortesana del siglo XVIII: su apogeo se da en Sade, el “Divino Marqués”. Sade representa la exaltación y, al mismo tiempo, el agotamiento de un ateísmo de corte aristocrático: cuando Robespierre habla de ateísmo dice: “El ateísmo es de los aristócratas; la revolución es deísta”. (…) Quienes dicen vivir sin Dios, en realidad viven de los restos de una ética que supone a Dios. Por eso pensaba que no es extraño que el ateísmo libertino hubiese renacido en las sociedades de consumo capitalista. (…) No digo que Sade simbolice la única forma histórica del ateísmo: afirmo que es una de las formas que asume el ateísmo contemporáneo desde un cierto momento en adelante, como sustituto del ateísmo mesiánico que se había suicidado.

(…) El Evangelio, por todas partes, supone la presencia de un enemigo: lo llama también “diabolos”; diablo es lo contrario de diálogo: quien queda incomunicado, aislado, obstruido, quien obstruye una relación, es decir, impide el amor. En este sentido, el enemigo está “afuera” pero también está “adentro”. Tenemos necesidad de volverlo amigo, sabiendo que el enemigo lo tenemos en nosotros mismos. Pero, repito, la identificación del enemigo principal pone orden en una estrategia de acción.


35 / CUMBRES

Cuando Lezama Lima fundamenta su concepción de una sola América donde la naturaleza misma prefigura una unidad espiritual indisociable menciona a Herman Melville y a Walt Whitman como cumbres estadounidenses de fundamental injerencia en el paisaje expresivo del Nuevo Mundo.
                                                                                                                    
Y los que asistimos a la consolidación del decisivamente identitario boom narrativo latinoamericano vivimos en discurso propio el soplo que nos llegaba (muchas veces de manera directa y no interpósita) de una generación de narradores capitaneados por Ernest Hemingway y William Faulkner que fue tan demarcatoria y contagiosa, a nivel mundial, como la de los franceses, los ingleses y los rusos del siglo XIX.

En el caso del inventor del Condado de Yoknapatawpha, hay un efecto de carambola inmediato (algo casi tan shockeante como fueron las primeras exposiciones de Cézanne en París a principios de siglo para Picasso, Braque y Juan Gris) producido nada menos que sobre Juan Carlos Onetti, que gracias a un pre-talento olfativo y a una asfixiante necesidad de referentes, lo leía cuando todavía no estaba traducido, lo mismo que a Céline.


Faulkner, que había digerido el flujo joyceano como herramienta para instrumentar un avasallante manierismo de disección ética tomado directamente de Shakespeare, Dostoievski, Balzac y la Biblia, es uno de esos genios que se empoderan de sus sucesores a nivel formal temático.

Y lo que interesa puntualizar especialmente es que su obsesión compulsiva fue presentar el drama del racismo norteamericano como vara de medir la simbología trágica de cualquier claroscuro civilizatorio emergido no importa dónde ni cuándo.

Onetti ha reconocido que la construcción de su axis mundi es un largo (y obviamente gozoso) plagio de Faulkner, aunque en Santa María el factor contrastante radica en el estragamiento de la inmaculación, ese pecado original constitutivo y no redimible (según el Tata Brausen) que hace desembocar a la aventura humana (siempre satinada por el narrador pioneer con una paleta más piadosa que desesperanzadora) en una condenación absurda.

Esta refundación americana de un barroco que escarba en las consecuencias filosóficas provocadas por la modernidad en un paisaje virgen y mestizo también es detectable, dentro del panorama del llamado boom, en el propio Lezama Lima (el único narrador rabelaisianamente gongorino), Rulfo, Guimarâes Rosa, Clarice Lispector, Carpentier y García Márquez (aunque el cubano siempre aparece entorpecido por un lastre sociologista y el colombiano resiste cada vez menos las relecturas porque su prodigioso efectismo prestidigitador flota sobre una especie de autismo adolescente).

Los otros dos maestros contraconquistadores, Borges (un genial neoclasicista criollo que increíblemente no comprendió que es ridículo considerarse spinoziano y expresarse a través de discursos símbólicos) y el Cortázar de El perseguidor y partes de Rayuela (donde el jazz ocupa el 99 por ciento de su stairway to heaven) concretaron la hazaña de sumergirnos en la iluminatio sin poder (ay, ellos mismos) creer en su propia fe.


36 / PANTALLITAS

Fragmentos de una entrevista que le realicé a Álvaro Moure Clouzet en marzo de 2010, el día antes de la inauguración de la Escuela de Cineastas del Uruguay:

Después de 5 años de actividad ininterrumpida a nivel de producción y realización de películas de largo y medio metraje, espectáculos multimedia y montajes de blogs de alcance mundial, ¿qué significa para elMontevideano / Laboratorio de Artes la concreción de la Escuela de Cineastas del Uruguay?

Sobre todo la confirmación de que el camino elegido es el correcto para alcanzar los objetivos planteados que son, en definitiva, demostrarnos a nosotros mismos, como sociedad, que es necesaria la realización de un cine posible y trabajar en ese sentido, reproduciendo los conocimientos y la experiencia para derribar la muralla que en el siglo XX impidió a nuestro país incursionar en los modelos audiovisuales como máxima expresión simbólica del pueblo (…) para que todos encontremos allí las respuestas a nuestras inquietudes, nuestras necesidades de manifestarnos a través del Arte, aprender y solidificarnos manteniendo aquella vieja tradición que nos distinguió durante mucho tiempo -el pensar con cabeza propa- y que durante los últimos cuarenta años hemos estado perdiendo, lo que implica destrozar nuestra identidad a favor de esa supuesta y mentirosa globalización que nos empuja a disolvernos en un mar de superficialidad y estupidizante agonía de encierro y soledad, en lugar de constituirnos en una unidad consciente a favor de la creación de un planeta mejor, con equidad e iguadad de oportunidades, respeto y suma cultural de las idiosincrasias, esos vasos comunicantes que matizan lo que todavía es una colcha de retazos.

¿Qué recepción encuentra la propuesta de un arte popular posible y de primer nivel en este Uruguay posmoderno que a veces quiere pero no puede concretar a nivel espiritual e infraestructural?

La recepción siempre fue y es impresionante, como nos pasó en el Conrad en 2006, cuando estrenamos el making-off de Jesús de Punta del Este. (…) Además, y especialmente en el cine, tú sentís como que la gente está esperando algo. Y los comentarios generales que recibe cada producción cinematográfica uruguaya denotan un margen de tolerancia muy grande. Hay como una esperanza guardada esperando para manifestarse y eso se da porque la gente tiene necesidad de verse identificada y representada en lugares remotos.

Después de 25 años de remar contra las corrientes del consumismo salvaje, ¿tenés fe en el asalto al cielo masivo de las pantallitas globales?

Sin duda alguna. Además los espacios nacionales se multiplicarán a corto plazo con la adopción de una norma de digitalización por parte del Estado, a la que se sumará una esperada Ley de Medios que está en proceso de validarse, y tenemos que trabajar TODOS en dirección a esa fase porque actualmente no estamos preparados para cubrir toda una vorágine de contenidos que habrá que generar (…) derribando peconceptos caducos del siglo pasado y sabiendo que de una manera u otra nos encotramos en un punto de inflexión histórico para la cultura.

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