miércoles

MUJERES QUE CORREN CON LOS LOBOS - CLARISSA PINKOLA ESTÉS



CIENTODOCEAVA ENTREGA

CAPÍTULO 12


La demarcación de territorio - Los límites de la cólera y el perdón

El oso de la luna creciente (4)

La intervención de la curandera: El ascenso a la montaña (2)

He aquí algunas de las ilusiones más comunes a propósito de la cólera. "Si pierdo la cólera, cambiaré y me debilitaré." (La primera premisa es correcta, pero la conclusión es inexacta.) "Aprendí la cólera de mi padre (madre, abuela, etc.) y estoy condenada a ser así toda la vida." (La primera afirmación es cierta; la conclusión es inexacta.) Podemos hacer frente a estas ilusiones buscando, preguntando, estudiando, mirando bajo los árboles y subiendo a la montaña. Perdemos nuestras ilusiones cuando asumimos el riesgo de conocer el aspecto verdaderamente salvaje de nuestra naturaleza, que es el mentor de la vida, la cólera, la paciencia, el recelo, la cautela, el sigilo, la lejanía y el ingenio, todo lo que representa el oso de la luna creciente.

Durante su ascenso a la montaña, unos pájaros se acercan volando a ella. Son los muen-botoke, los espíritus de los muertos que carecen de familia que los alimente, los consuele y los ayude a encontrar el descanso. En cuanto reza por ellos, la mujer se convierte en su familia, los cuida y consuela. Se trata de una manera útil de comprender a los muertos de la psique que no tienen familia. Son los pensamientos, palabras e ideas creativos de la vida de una mujer que han sufrido una muerte prematura, lo cual es una de las causas más profundas de su cólera. Se podría decir en cierto modo que la cólera es el resultado de unos espectros que no han encontrado el debido descanso. Al final de este capítulo, bajo el apartado Descansos, se brindan algunas sugerencias acerca de la mejor manera de afrontar los muen-botoke de la psique de una mujer.

Como en el cuento, es una tarea muy meritoria congraciarse con el oso sabio, la psique instintiva, y seguir ofreciéndole alimento espiritual, tanto si este consiste en ir a la iglesia como si consiste en rezar, en dedicarse a la psicología arquetípica, la vida onírica, el arte, el montañismo, la navegación en canoa, los viajes o cualquier otra cosa. Para acercarse al misterio del oso, hay que darle de comer. La curación de la cólera es un viaje muy arduo, pues consiste en despojarse de las ilusiones, aceptar las enseñanzas de la furia, pedir la ayuda de la psique instintiva y ayudar a los muertos a encontrar el descanso.


El oso espiritual

¿Por qué razón el símbolo del oso, en contraposición al del zorro, el tejón o el quetzal, nos enseña a enfrentarnos con el yo enfurecido? Para los antiguos el oso era el símbolo de la resurrección. Esta criatura se pasa mucho tiempo durmiendo y los latidos de su corazón se reducen casi a cero. El macho suele fecundar a la hembra cuando está a punto de iniciarse la hibernación, pero, de una manera prodigiosa, el óvulo y el esperma no se unen de inmediato. Flotan por separado en el líquido uterino y la unión no se produce hasta mucho más tarde.

Hacia el final de la hibernación, el óvulo y el esperma se unen y se inicia la división celular de tal manera que los oseznos nacen en primavera cuando la madre empieza a despertar de la hibernación justo a tiempo para cuidar y enseñar a sus crías. No sólo porque sale de la hibernación cual sí lo hiciera de la muerte, sino más todavía por el hecho de que la osa despierta con sus nuevas crías, este animal constituye una profunda metáfora de nuestra vida, del regreso y el desarrollo de algo que parecía estar muerto.

El oso está asociado a muchas diosas cazadoras: Artemisa y Diana en Grecia y Roma; Muerte y Hecoteptl, las divinidades del barro de las culturas de América Latina. Estas diosas otorgaban a las mujeres el poder de rastrear, conocer y "excavar" los aspectos psíquicos de todas las cosas. Para los japoneses el oso es el símbolo de la lealtad, la sabiduría y la fuerza. En el norte del Japón donde vive la tribu Ainu, el oso es el que puede hablar directamente con Dios y transmitir sus mensajes a los seres humanos. El oso de la luna creciente se considera un ser sagrado, que recibió la blanca marca de su garganta de manos de la diosa budista Kwan-Yin cuyo emblema es una luna creciente.

Kwan-Yin es la diosa de la Profunda Compasión y el oso es su emisario (5).

En la psique el oso se puede interpretar como la capacidad de regular la propia vida, especialmente la vida emocional. El poder del oso reside en su capacidad de moverse en ciclos, de estar plenamente alerta o de descansar en un sueño de hibernación que renueva la energía con vistas al ciclo siguiente. La imagen del oso nos enseña que es posible mantener una especie de válvula de regulación de la propia vida emocional y, sobre todo, que una persona puede ser violenta y generosa al mismo tiempo. Una persona puede ser reservada y poseer un considerable valor. Otra puede defender su propio territorio, delimitar claramente sus fronteras, remover el cielo en caso necesario y, sin embargo, estar disponible, ser accesible y engendrarlo todo al mismo tiempo.

El pelo de la garganta del oso es un talismán, una manera de recordar lo que se ha aprendido. Tal como se puede ver, su valor es incalculable.


Notas

(5) Por boca de algunas viejas cuentistas japonesas he oído una variación del tema del "oso como figura valiosa" en la que el oso es estrangulado por una fuerza del mal y, como consecuencia de ello, no puede surgir nueva vida entre las personas que adoraban al oso. El cuerpo del oso se entierra entre grandes manifestaciones de dolor y de duelo. Pero las lágrimas de una mujer que caen sobre la tumba devuelven la vida al oso.

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