jueves

ALBERTO METHOL FERRÉ - PUEBLA / PROCESO Y TENSIONES (7)


I. EN CAMINO.                                                      

4. DOCUMENTO DE CONSULTA. ANTECEDENTES.
En la primera etapa de la preparación a Puebla, una vez que los Obispos lanzaron ideas y preocupaciones como incitación inicial, se procedió a la elaboración del Documento de Consulta, punto de partida para una discusión general que auscultara y estimulara el sentir y pensar de la Iglesia latinoamericana. Ya sabemos, en ese trabajo participaron un equipo de expertos, cuatro Obispos por las regiones, la Directiva Episcopal y los Secretarios Ejecutivos del CELAM. Como es presumible, esa elaboración no se hizo desde la nada, pues el CELAM –actor aquí protagónico- tiene su propia historia y consistencia; esto, sin duda, forma parte del subsuelo que permite comprender mejor las líneas esenciales de dicho Documento de Consulta.
Digamos una palabra sobre el CELAM. Es signo e instrumento de la colegialidad episcopal latinoamericana. Sus autoridades son elegidas cada cuatro años en Asamblea de los Directivos con los Presidentes y Delegados de todas las Conferencias Episcopales de América Latina. Puede afirmarse así que es fruto de un consenso mayoritario del Episcopado Latinoamericano, a cuyo servicio está, sin ninguna potestad. El CELAM tiene una historia crecientemente intensa, en movilización incesante a través de sus Departamentos y Secciones, en los más distintos ámbitos de interés eclesial; en cientos de encuentros, reuniones, cursos, informes, etc.
De tal modo, el CELAM es a la vez señal e instrumento de la progresiva latinoamericanización de nuestras Iglesias locales, antes tan aisladas entre sí. Es fruto y a la vez acelerador de ese proceso profundo de nuestra historia en las últimas décadas. Hijo de la primera Conferencia Episcopal de Río de Janeiro (1955), colaboró decididamente en la preparación y desarrollo de Medellín (1968) y ahora lo está haciendo con Puebla. Una institución así no es un recipiente vacío, sujeta a cualquier viento u ocurrencia. Por el contrario, ha ido formando un vasto patrimonio histórico, una tradición no manejable a voluntad. Aquí sólo nos interesan unos pocos acontecimientos internos del CELAM, los más cercanos, que nos permitan ubicar mejor la gestación del Documento de Consulta.
A poco de asumir el Cardenal Lorscheider la presidencia del CELAM, se realizó una Reunión general de Coordinación en Febrero de 1976, con participación de más de 60 Obispos, para hacer una intensa reflexión sobre Medellín. Esto fue unos meses antes que comenzara a madurar la Conferencia de Puebla. Quizá esté en el origen mismo de este proceso, sin haberlo imaginado ni habérselo propuesto. Se examinaron y discutieron, uno por uno, todos los Documentos de Medellín, a la luz de la experiencia vivida posteriormente. De esto se publicó un libro “Medellín: Reflexiones en el CELAM” (Bac – 1977). Allí puede verse no solo el informe de todos los Departamentos y las Secciones sobre los Documentos de Medellín, sino el aporte de expertos sobre distintos temas. Expertos como A. Matte, José y Beatriz Resende Reis, P. Segú Girona, Cecilio de Lora, L. Fernández, Héctor Borrat, Carlos Corsi, P. Jaime García Ruiz, Roberto Viola, José Marins y Boaventura Kloppenburg. También hay informe sobre Religiosos del Equipo de Teólogos de la CLAR. En suma, nos parece capital tomar esta Reunión de Coordinación del CELAM y su obra sobre Medellín como el punto de partida real del proceso hacia Puebla. Que lo anoten bien los futuros historiadores. Conviene decir que absolutamente nadie más, salvo el CELAM, se preocupó por un examen tan abierto y particularizado de todas las decisiones de Medellín. Cualquiera lo puede consultar. Claro, esto lamentablemente tiene sus límites, pues los papagayos hablan pero no leen; menos estudian. Lo digo por los muchos que bordean el camino de Puebla. Por otra parte, el CELAM no hacía más que recoger las recomendaciones de su XV Asamblea y de sus líneas teológico-pastorales, formuladas así en su plan global: “Continuar el estudio, la profundización, actualización y difusión de las Conclusiones de Medellín, palabra que quiso ser “signo de compromiso” y señaló “nueva histórica que exige claridad para ver, lucidez para diagnosticar y solidaridad para actuar” (Objetivos específicos, N. 7.4).
La misma XV Asamblea recomendó al CELAM el estudio y seguimiento de la Religiosidad Popular como poderoso asiento de la evangelización.
El CELAM tiene un equipo teológico-pastoral, interdisciplinario, formado por Presbíteros, Religiosos y laicos. Por supuesto, sus miembros no piensan lo mismo; hay diferencias incluso profundas. Según los problemas o la temática encomendada, se invita a otros expertos. Fue así como en Agosto de 1976 se realizó un Encuentro cuyo fruto es la obra “Iglesia y Religiosidad Popular en América Latina”. Me refiero a esta obra pues, aunque no directo como la anterior sobre Medellín, tiene un valor altamente significativo. Señala un hito en la vida del CELAM. Marca su recepción y ahondamiento del gran movimiento de reasunción de la religiosidad popular latinoamericana, iniciada a poco de Medellín, desde el equipo pastoral argentino inspirado en Lucio Gera. Luego ese movimiento se fue extendiendo y tomando diferentes variantes. La obra indica la recepción por parte del CELAM de dimensiones esenciales de la Evangelii Nuntiandi. Por eso, este Encuentro y el libro señala una de las bases desde la que se elaborará el Documento de Consulta. Quiero decir, con sinceridad, que no conozco obra latinoamericana más completa sobre nuestra religiosidad popular que ésta del CELAM. Me agradaría saber si las hubo ya mejores. Estas cosas son necesarias de decir para que se aquilate la verdad. Es un testimonio de cómo el CELAM recibía ya la Evangelii Nuntiandi, justamente el gran marco referencial de Puebla. Más aún: Siguiendo el curso de su propia historia, el CELAM había contribuido al Sínodo del 74, ya más allá de Medellín en cuanto a la religiosidad popular, en el mismo sentido que luego se iba a reflejar en la Evangelii Nuntiandi. Por todo esto, también consideremos que en esta obra del CELAM “Iglesia y Religiosidad Popular en América Latina” encontramos otro antecedente clave del Documento de Consulta. Anótenlo los historiadores.
Finalmente, otro antecedente, ya a las puertas. Recordemos de nuevo que la primera etapa inició su movilización en Julio de 1977. A fines del mismo mes, en Nazaret, Buenos Aires, se reúne, para pensar un bosquejo posible de una temática para Puebla, parte del Equipo de Reflexión Teológico-Pastoral del CELAM (Mons. López Trujillo y Mons. Karlich, los Padres Lucio Gera, Gustavo Gutiérrez y Boaventura Kloppenburg y el laico suscrito; también participaron como invitados especiales: Mons. Antonio Quarracino y los Padres Mateo Perdía, Vicepresidente de la CLAR y Eugenio Delaney, Miembro del Equipo Teológico de la CLAR). El resultado de esos diálogos está consignado en el librito publicado por el CELAM “La Iglesia de América Latina”. Este es otro hito importante en la preparación. Es el antecedente más orgánico del Documento de Consulta. No sólo resultó convergente con muchas ideas y preocupaciones episcopales, sino que indicaba líneas de posible ordenamiento, que fueron de gran utilidad. Cualquier historiador o simplemente curioso, puede cotejar esta obra con el Documento de Consulta y encontrará allí, en germen, sus líneas de ordenación. Vale la pena recordar esto, pues sencillamente integra la verdad de todo el proceso. Y la verdad, parece mentira, hay que descubrirla siempre.
Hemos recorrido sus escalones. Abramos la puerta del Documento de Consulta.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+