H. G. V.
Estoy descerrajando esta paginita porque el blog de elMontevideano Laboratorio de Artes acaba de alcanzar su primer cuarto de millón de visitas llegadas desde todo el planeta.
Confieso que cuando Álvaro Moure Clouzet me propuso la construcción de este barco multimediático como la única posibilidad de zafar de un puerto tontovideano donde la casi total mayoría de los navegantes culturosos vive masturbándose y fumando el opio de sus egos en barriales endémicos que les paralizan la necesidad de abalanzarse hacia el tesoro de la alta mar como cosa de vida o muerte, no lo comprendí del todo pero supe que tenía que ser así.
Y en una de nuestras primeras pedradas con las que venimos tratando de alborotar sistemáticamente el charco, citamos dos memorables párrafos con los que en 1939 Periquito el Aguador trató de perforar rabiosamente nuestra modorra cínica:
Durar frente a un tema, al fragmento de vida que hemos elegido como materia de nuestro trabajo, hasta extraer de él o de nosotros, la esencia única y exacta. Durar frente a la vida, sosteniendo un estado de espíritu que nada tenga que ver con lo vano e inútil, lo fácil, las peñas literarias, los mutuos elogios, la hojarasca de mesa de café.
Durar en una ciega, gozosa y absurda fe en el arte, como en una tarea sin sentido explicable, pero que debe ser aceptada virilmente, porque sí, como se acepta el destino. Todo lo demás es duración fisiológica, un poco fatigosa, virtud común a las tortugas, las encinas y los errores.
Aquella paginita estaba fechada en 2008 y terminaba intertextualizando a la más inasible de las tonadas de Silvio Rodríguez:
Y desde elMontevideano / Laboratorio de Artes les apoyamos en la garganta el filo de esta pregunta a nuestros lectores: ¿les molesta el amor de Juan Carlos Onetti? Porque si les molesta tienen que pensar muy bien si les vale la pena seguir haciendo o consumiendo “caca” con forma de “arte”.
Pero además nos apoyábamos en la emblemática verga de Sudamérica apuntando hacia el norte cósmico con la que nos vino a brujulizar Joaquín Torres García, y en la misión contraconquistadora que le reclamaba José Lezama Lima a la todopoderosa ineditez de la cultura mestiza americana ya en su revista Orígenes.
Lo que Moure detectó, aplicando la programática mediática horizontalizadora de Kevin Kelly, fue que en el nuevo siglo estábamos capacitados para durar navegando independientemente (y artiguistamente) si lográbamos invadir las redes que ya se les escaparon de las garras al consumismo salvaje y a la perrada el oro.
Y que ladren los que ladran.
Ahora podemos asegurar que el 9 de marzo, al terminar el rodaje de La galante calavera, vamos a poder difundir multitudinariamente, después de 105 años, la irrupción heroica de Alberto Zum Felde en el entierro de Julio Herrera y Reissig, que en su Tertulia lunática ya había profetizado esa fatal mordedura al uruguayismo hipócrita.
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