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ROBERT GRAVES (4)


“EN REALIDAD KHAYÁM NO ERA UN BORRACHO NI UN DESCREÍDO, SINO UN HOMBRE QUE SATIRIZABA A LOS INCRÉDULOS. Y LA MAYORÍA DE LOS ENGAÑADOS POR ESTA FALSA VISIÓN QUE SE DIVULGÓ DEL POETA, ODIARÁ ESTA VERDAD”
(reportaje recuperado de Nexos 38 / febrero de 1981)

CUARTA ENTREGA

Usted ha dicho que los críticos que escriben sobre su visión del Rubayat no aciertan a comprenderlo porque no son sufís.
Como le dije, no puedo asumir el crédito por el trabajo. Trabajé sobre una versión literal hecha por Omar Ali Cha, que es un sufí. No sólo eso, sino que su familia desciende en línea directa del Profeta -y ellos alegan que Mahoma era un sufí y les entregó a ellos el secreto de su doctrina.
Me parece que su versión de Khayám es más clara y penetrante intelectualmente mientras que la de Fitzgerald...
Mire, Fitzgerald era uno de esos irlandeses de la época en que la gente se avergonzaba de ser irlandesa y lo mantenía en silencio. Y se volvió con el tiempo una especie inglés diletante. Rompió con la tradición poética de Irlanda que es una de las más poderosas del mundo. Yo diría que la más intensa, después de la persa.
¿Habla usted de la tradición poética irlandesa original?
¡Sólo hay una!
Usted me explicó alguna vez que esa era originalmente sufí.
Antes de que fuera griega milesia sobreimpuesta a la cultura libia arcaica del año 2500 A. de C. Los milesios vinieron a Irlanda a través de España y trajeron con ellos la tradición de Ogham -a cual es una forma temprana de alfabeto que nos remite a los días en que las letras se originaban en la observación del vuelo de las cigüeñas, y así. Pero Irlanda siempre permaneció en contacto con la Antioquía de lengua griega, no con Roma, lo cual fue importante.
¿Lo importante es que Ogham fuera preclásico?
Exacto. Anterior a Platón. Antes de que los griegos se desviaran. Como usted sabe, los judíos tienen un dicho: "De las diez medidas de la locura los griegos tienen nueve". Estaban bien en todo hasta por ahí del siglo sexto antes de Cristo. Por la época de Alejandro el Grande ya se habían hecho pedazos.
¿En qué sentido?
Quisieron desacreditar el mito. Trataron de sustituirlo con lo que hoy llamaríamos conceptos científicos. Trataron de dar una explicación literal. Sócrates bromea con los mitos y Horacio se burla de ellos. Puesto en el camino, Sócrates podía aclarar el mito de tal modo que le arrebataba todo su sentido. Simplemente no tenían lugar para el pensamiento poético. La lógica opera en un muy alto nivel de la conciencia. El académico nunca duerme lógicamente, siempre está en vigilia. Y al hacerlo se priva del sueño. Así pierde todo el secreto, ve usted. El sueño tiene siete niveles, el más alto de los cuales es el trance poético: ahí tiene usted acceso a la conciencia sin perder contacto con el sueño... con los fragmentos mayores del sueño... su propia memoria... la imaginería pictórica como la conoce el niño y como fue conocida por el hombre primitivo. Ningún poema vale la pena si no tiene origen en un trance poético, del cual se puede despertar como de un sueño. En realidad es la misma cosa.
¿Pero de dónde viene el trance?
De ti mismo, bajo la dirección del tú que te rebasa y que está formado por tu relación con la persona a la que estás adherido todo el tiempo. Si todos fueran realmente observadores, podrían tomar un poema y trazar el retrato de la persona a que está dirigido.
¿Cómo se siente frente a los honores y los premios? ¿Si se le ofreciera un premio nacional como poeta lo aceptaría?
No respondo a preguntas montadas en conjeturas. No quiero ningunos honores, pero no me importaría gran cosa recibir distinciones por haber escrito novelas que se venden en el extranjero y ganar dinero para Inglaterra. Escribir poemas es distinto. Obtener un premio por ser poeta sería absurdo. Pero el gobierno trata de ablandar y atraer a escritores conocidos hacia el establishment; eso lo hace sentirse ilustrado... Rechazo los doctorados porque sugieren que uno ha pasado una prueba académica. Aceptar, la cátedra de poesía en Oxford fue distinto: es una elección libre.
En su última conferencia en Oxford, la más violenta, dijo usted que no había cánones poéticos establecidos. No son frecuentes en usted las generalizaciones de este tipo. ¿Cree usted que la poesía "pop" es contradictoria con la dedicación a la Musa?

Lo que dije, creo, es que no había cánones establecidos de versificación. Las genuinas canciones folclóricas son bienvenidas, pero ¿por qué habrían de serlo esas canciones de protesta? Hay muy pocos ahora, si alguno, que vaya realmente a la raíz del asunto. Cada vez menos, en realidad, desde la muerte de Cummings y Frost.
¿Y qué hay de sus propias influencias poéticas, aparte del poeta Tudor Skelton y Laura Riding?
"Influencia" es un término muy vago. Suena como si uno estuviera siendo dominado por alguien más. Hasta donde sé, nunca escribí nada en el estilo de Laura Riding. Más que a versificar, lo que aprendí de ella fue una actitud general ante las cosas.
¿Es eso lo que usted obtuvo de las sucesivas encarnaciones de la Musa?
Sí, pero en la forma de advertencias más que como instrucciones.
¿Puedo preguntarle sobre la forma en que trabaja? ¿Tiene usted alguna rutina?
Ninguna. Sólo admito un cierto sentido de prioridades entre las cosas. Esta mañana, por ejemplo, me levanté a las siete. Me sentí atraído por el cenicero donde quemo papeles inútiles y rescaté las monedas y otros objetos que estaban ahí por error. Luego puse las cenizas en la pila del abono. 
Después regué el huerto de zanahorias, de modo que puede sacar algo de ellas. Luego revisé mi pieza de los "monstruos"...
Usted escribe a mano, en una especie de atril...
Es porque tengo roto el cuello. Cuando el doctor le preguntaba cómo, no podía contestarle hasta el otro día que lo recordé. Estaba escalando el Snowdon en 1913. Estaba amarrado en una barranca cuando el líder de la operación zafó una gran piedra: me golpeó en la cabeza y perdí el sentido. El otro día tuve casi exactamente la misma experiencia entonces recordé la ocasión. Ahora mi cuello está... bueno, escribí un poema sobre el asunto: Cuello roto.
¿La mayor parte de sus ingresos proviene de las novelas?
No lo sé. Nunca estudio la procedencia de mis regalías.
Usted ha dicho que sólo lee para obtener información. ¿Qué lee y cuándo?
Antes leía de noche; ahora voy directo a la cama. No por placer. El otro día tuve que revisar The Nazarene Gospel Restored para su publicación en Hungría, lo cual significó muchísima investigación.
Usted ha dicho: "No preveo ningún cambio para bien en el mundo sino hasta que todo empeore". Bueno, ya ha empeorado. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Los poetas no pueden hacer marchas de protesta cosas por el estilo. Creo que es contra las reglas y que no tiene caso. Si la humanidad quiere una buena explosión final obtendrá sin duda. Pero uno no debe protestar contra nada a menos que su protesta tenga un efecto. Las manifestaciones no lo tienen. Uno debe permanecer silencioso o ir directo a la cabeza. Una vez esta aldea estuvo sin electricidad por tres meses porque el sistema se había averiado y la compañía local temía poner una torre en la tierra de un viejo miembro de la nobleza, cuyo hijo era capitán general. El viejo decía que el lugar estaba consagrado a Santa Catalina Tomás, la patrona de la isla. Fui a Madrid a ver al ministro de Información de Turismo y le dije: "Los hoteles de Mallorca estarán vacíos este verano por falta de electricidad". El ministro amablemente le informó a nuestro gobernador civil que la torre debía ser instalada sin reparar en los sentimientos de la santa. Pero es distinto si uno no puede ir directo a la cabeza. Lamenté la guerra de Vietnam, pero las manifestaciones no la detuvieron y no había ninguna persona que pudiera, sola, controlar la situación como lo hizo con la nuestra el ministro de información de Madrid.
¿Le molesta eso?
La civilización ha ido cada vez más y más allá del llamado hombre "natural", el que utiliza todas sus facultades percepción, invención, improvisación. Está condenada a terminar en la quiebra de la sociedad y la reducción de la raza humana hasta un tamaño manejable. Así son las cosas siempre han sido así. Mi esperanza es que permanezcan intocadas unas cuantas reservaciones culturales. Lugares adecuados podrían ser ciertas islas del Pacífico y algunos trechos de Siberia y Australia, de modo que cuando el lío de hoy termine, la carrera del hombre pueda restaurarse desde estos centros.
¿Quién estará en las reservaciones? ¿Quién decidirá?
La gente que ya está ahí. Podrían ser los melanesios por ejemplo y los paleosiberianos.
¿Su vida aquí en Deyá, al lado de lo que usted llama la moderna civilización mecanárquica, lo ha conducido gradualmente a la maestría poética?
Alguna vez viví aquí por seis años sin moverme, sin salir. Fue entre 1930 y 1936. No fui ni siquiera a Barcelona. Aparte de eso, para mí siempre ha sido importante viajar. Uno tiene que salir porque no puede vivir totalmente sobre sí mismo o sumergido en la tradición del pasado. Uno debe percatarse de cómo es realmente la sórdida vida urbana.
¿Pero recoge muchas menos cosas por ósmosis que si fuera T. S Eliot en el banco?
Obviamente sí.
Usted está constantemente revisando sus poemas. ¿Por qué?
De tiempo en tiempo caigo en la cuenta de que ciertos poemas fueron escritos por las razones equivocadas y me veo obligado a quitarlos; me provocan un sentimiento de enfermedad. Sólo deben quedar los pocos poemas necesarios. No tienen nada misterioso: si uno es poeta, tarde o temprano sabe cuáles son. Aunque, desde luego, el poema perfecto es imposible. Si pudiera escribirse, el mundo terminaría.

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