TRIGESIMOSEXTA ENTREGA
SEGUNDA PARTE: EL ORIGEN DE LA SOMBRA: LA FORMACIÓN DEL YO ENAJENADO EN LA FAMILIA
9. EL LADO OCULTO DE LA RELACIÓN MADRE-HIJA (2)
Kim Chernin
Es inevitable que las hijas que hayan crecido en tal atmósfera de mistificación y ambigüedad tengan dificutades en asumir su propia vida y de terminar enfrentándose a la terrible contradicción interna de que su madre fue feliz a pesar de los sacrificios -por otra parte negados de continuo- que hizo por el bienestar de su hija. La hija intenta entonces ocultar desesperadamente su propia angustia y falta de afecto tratando de convencerse de que no tiene el menor motivo para sentirlos. Pero, por más que se empeñe en negarlo, hasta que todos los problemas que enturbian la relación con su madre no surjan a la luz del día -la rabia por haber traicionado su potencial evolutivo femenino- le será imposible separarse de ella y asumir su propia vida. La hija se encuentra así atrapada en una situación de la que no podrá escapar hasta que no desenrede el complejo vínculo que mantiene inmovilizada su energía y sus ambiciones.
Superar a la madre no sólo implica hacer lo que ella no hizo sino constatar que no lo hizo por una decisión personal. Si la necesidad económica o la creencia en el destino inevitable de la mujer moldeó la vida de su madre, por ejemplo, hubiera querido encontrar en la maternidad un sostén para superar su descontento e infortunio. Pero si la madre decidió sacrificarse en aras del bienestar de su hija y, a pesar de ello, se sentía insegura de su decisión y suspiraba por otra vida; si después de tener a sus hijos empezó a dudar de que no existieran otras formas posibles de satisfacción y plenitud personal; si la envidia, el resentimiento y la añoranza emponzoñan su vida, es muy posible que su hija se vea afectada por esa necesidad de superar a su madre que, en mi opinión, es una causa fundamental de todos los desórdenes alimenticios. Cuando la madre no puede seguir aceptando su opresión como algo inevitable y no puede seguir eclipsando su personalidad y vivir vicariamente a través de su hija, esta última se verá compelida a tratar de superar a su madre. En tal caso deberá decidir entre dos alternativas igualmente inaceptables ya que si se abre a la vida puede despertar la envidia y el resentimiento de su madre y si no lo hace le recordará sus propios errores y carencias.
¿Quién es el sujeto que padece esta lamentable situación? ¿La madre herida que una vez fue hija o la hija enfadada que quizás un día sea madre y termine convirtiéndose en el blanco de los reproches de su hija?
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