sábado

NIÑO CON LA ÑATA APOYADA EN EL SEXO DE LA DIOS (REINVENCIÓN DE UN ROMANCE JUVENIL DE JUAN CARLOS ONETTI)

FOLLETÍN SABATINO

Hugo Giovanetti Viola

EPISODIO 3: INCORDIOS

Caminata
Homero Alsina Thevenet encaró a María Esther Gilio mientras ella salía de Preparatorios, ofreciéndole una mano autoritaria:
-Vos sos la que leyó El pozo caminando desde aquí hasta tu casa, ¿verdad? Te quería conocer personalmente.
-Chogusto, pero hoy no tengo tiempo -eludió el saludo la muchacha sin maquillaje que esa tarde ni siquiera aparentaba tener 14 años.
-Es que necesito hablar contigo sobre el señor Onetti.
Ella ya había dado unos pasos y se frenó un momento, resoplando:
-¿Y vos de dónde saliste?
-Yo escuché perfectamente la charla que tuvieron con el Pibe y Maneco el otro día en el Metro y si me dejás acompañarte capaz que me hago entender -empezó a rezumar adoración el hombrecito-aguilucho más bajo que ella.
-Ah. Sos del club del genio.
-No. Yo lo conocí cuando entré como ayudante voluntario de Marcha y él era el Redactor. Ese año le editaron El pozo y por supuesto que fui uno de los que salió a venderlo por centésimos, aunque los cuatro o cinco ejemplares que coloqué me hicieron pasar vergüenza. ¿Vos tenés idea de cómo le llegó a las manos la novelita al pedante del Pibe?
-A ver -empezó a divertirse con el chusmerío la precocísima aspirante a abogada que ahora caminaba zangoloteándose con bobera infantil.
-Resulta que cuando Maneco entró a trabajar en Reuter tenía de Jefe al genio, que en ese momento ya usaba camisas holandesas y charreteras a lo Jean Gabin.
-Ay, y a mí que me fascinan.
-Sí, pero ya era un viejo. Y cuando el incordio leyó el librito que acaba de publicar el Jefe no lo podía creer.
-Porque es inteligente.
-Y el Pibe lo canchereaba diciéndole que le debía gustar nada más que por adulón, y al final terminó tan embalado como el otro y le hicieron el club.
-Estás hablando con odio -le relampagueó de golpe una lucidez pinchuda a la muchacha.
-Es que los alcahuetes que les consiguen chupetines a los ídolos para babearse mejor me dan más asco que las cucarachas. No sé si me entendés.

Piedad
Aquella noche Flores Mora y Maggi habían ido a ver Casablanca con sus respectivas novias y después decidieron rastrear a Onetti en el Metro, donde lo encontraron aconsejándole a una yirita mística que era capaz de enloquecerle incontrolablemente la piedad:
-Haceme caso, Fabi. Buscá algún traje de novia de esos que guardan las viejas en los baúles y subite a una higuera a cantarle a la Virgen.
Pero la adolescente parecida a Loretta Young salió corriendo hacia la niebla de la plaza y Piccatto le comentó a Falco:
-Esa gurisa es igual que Delmira. Pactó con el demonio demasiado temprano.
-Merde -vació el whisky Onetti, cuando el Pibe y Maneco lo flanquearon con devoción miedosa. -Lo único que me faltaba eran los alcahuetes. Yo ya vendí el harén, artiguistas de medio pelo.
-Artiguistas batllistas -se animó a corregirlo el futuro profeta de la heredad de sangre libertadora del Caciquillo.
-Mucho más pior. Los que piensan que la gloria nacional es el asadito gordo y ganar camionatos de furbo ni siquiera son dignos de don Pepe. Y muchísimo menos de entenderle la inmaculación al reclutador de perros cimarrones que siempre va a flotar por encima de todos nosotros.
-La melliza le suelta la lengua -le hizo una guiñada el jorobado a Falco, que ya estaba muy curda.
-¿Ves? -rallentó hasta la exasperación el ritual del yesquero el ídolo con club. -Del marciano me gusta una sola línea. Fuera locura pero hoy lo haría. Y eso te alcanza y sobra para describir insuperablemente la gracia de heroicidad desparramada por los tres purificadores que este charco-vaquería no se merecerá nunca: el Moisés del Ayuí, el Imperator panorámico y el Gallego inventor del Constructivismo. Y el único pecado capital que perpetraron fue Durar en la pureza. Che, Maneco: ¿no me hacés el favor de decirle a Piccatto que yo lo quiero más que cualquiera de las perras por las que él se haría el harakiri? Y pedile que se remembere de la definición que le dictó el Maligno a Bitter Bierce para el sustantivo y adjetivo Abandonado.
-El que no tiene favor que otorgar. Desprovisto de fortuna. Amigo de la verdad y el sentido común -papagayeó el gnomo. -Y decile a ese pobre soñador de aventuras con clítoris que yo también lo quiero.
-Ahora hay que seguir tomando en silencio media hora por reloj -les ordenó a sus adoradores el hombre muy belfudo. -Antes no le contesto nada a nadie.

Pimpollo
-Es que a mí esa porquería maravillosa me dio tantas ganas de vivir como cuando mi padre me enseñaba a nadar agarrada de una chalana -explicó María Esther, ordenándose el trasluz de una melena que resplandecía con una ingravidez idéntica a la de los sauces recién rebrotados.
-A mí también. Y es porque cuando escribió El pozo él estaba por cumplir 30 años y pudo juntar toda la pureza que le quedaba para despedirse del país de la juventud.
-¿Vos también escribís?
-Alguna cosa -se frenó para imitar la ceremonia del encorvamiento sobre la llamita Alsina. -Pero lo que me está llegando muy de a poco es un novelón que va a iluminar al mundo como las melodías del mayor prosista de todos los tiempos.
-No entiendo.
-Wolgfang Amadeus Mozart. Y te aconsejo que no te gastes en leer Tierra de nadie, porque la genialidad de Linacero se empantanó en la descripción de los cadáveres que amontonan su indiferencia moral en la calle Corrientes. Ahora que es un hombre hecho escribe nada más que pensando en los concursos y en las editoriales norteamericanas que le van a permitir comprarse un chalé en la playa y un Packard y todo eso que le daba tanto asco. Ya es un hombre deshecho.
-Bueno, yo antes de entrar a Preparatorios viví mucho tiempo obsesionada por dedicarme a curar a los locos.
-Pero es que ahora Onetti ya cultiva la cordura burguesa -arrancó un jazmín el hombrecito que zigzagueaba esquivando los declives de la vereda para disimular los dos o tres centímetros que parecían inferiorizarlo insoportablemente. -Esto es para vos, pimpollo.
-Ay, te juro que me hacés sentir Ingrid Bergman antes de tomarse el avión.
-¿Sabés lo que le escuché decir a Discépolo por la radio el otro día? Que está escribiendo un tango que trata sobre lo que sufría cuando era niño y apoyaba la ñata en las ventanas de los cafetines soñando con entrar al lugar milagroso que no encontramos nunca.
Entonces ella se clavó la corola en una oreja suspirando:
-Chogusto. Ya llegamos a casa.
-¿Pero me prometés que no vas a dejar que te llenen de baba igual que a un caramelo? Mirá que Linacero no es digno ni de besarte los vestidos, nena.
-Bye, Bogie. Y ojo porque odiar tanto es malo para el hígado.

Equivocación
-Ir con mi corazón de calle a calle -se levantó de golpe Equivocación Falco. -Subir a los pretiles, / gritarles que les quiero.
Y Piccatto no tuvo más remedio que ayudarlo a salir a la plaza a caminar un rato del brazo de la muerte, como todas las madrugadas.
-Tranquilo, Juan -muequeó Maggi, ennoblecido por su propia orfandad. -A lo mejor la Fabi hoy encuentra un hombre bigotudo que le pague una copa con ternura de padre. Igual que María Esperanza.
-Pero yo estoy más deshauciado que el punto de Viejo smoking, incordios. Desde que Mademoiselle Vibert se fue con el narrador de viva voz no hay ersatz para el Niño Eyolf. Hoy redacté el clasificado y todo: Caballero 33 años, correcto, bien conservado, buena salud. 1.80 de altura, 75 kilos, inclinaciones artísticas, sueldo 120 pesos oro, uruguayo, desea formar hogar con muchacha perfecta. Dirigirse a Plaza Libertad 1174. Montevideo. Estricta reserva.
-¿Y quién te dice que la muchacha perfecta no sea la nena que te vamos a presentar mañana? -se frotó las manos Maneco, que se animaba a tutearlo intermitentemente.
-Es que todavía no estoy decidido a delinquir un affaire con esa criatura. ¿Sabés cuál es la acepción del verbo arruinar inventada por Bierce? Destruir. Específicamente, destruir la creencia de una doncella en la virtud de las doncellas.
-Genial -se excitó el Pibe.
-Pero lo que yo vivo haciendo al salir de la agencia es tomar una bencedrina con un vaso de agua y vino hasta que siento el clic entre las vértebras y soy capaz de masacrarme la muñeca durante 1000 palabras para que mi pobre bolche recupere la primitiva pureza y la fe. Y todavía no sé cómo cerrar la historia.
-A lo mejor con este flirt terminás de inspirarte.
-A mí lo único que me importa en esta vita nova es volver a acariciarle el sexo a la Dios Madre. ¿Entendiste? Pobrecita la Fabi. Capaz que se encontraron con Equivocación ahí afuera y andan berreando atrás de las vacas azules. Te juro que hay veces en el mueble que sería capaz de asfixiarla con una almohada para que no sufra tanto. Echa una baba verde y bruxa peor que Mademoiselle Vibert cuando ya estaba pa dirse. Bueno, ahora tiro otra perla del Bitter en el chiquero y me voy a roncar. Anormal. Adjetivo. Que no responde a la norma. En cuestiones de pensamiento y conducta ser independiente y ser anormal es ser detestado. En consecuencia, el autor aconseja parecerse más al Hombre Medio que a uno mismo. Quien lo consiga obtendrá la paz, la perspectiva de la muerte y la esperanza del Infierno.

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