TRES CANCIONES PARA GUERREROS
Bendice esta alma blanca
que se ha ganado la tierra
con el beso del cielo.
TAGORE
I
CANCIÓN DEL DESPERTAR
El corazón es una chispa
de necios veredictos
La calavera es una urna
de expertas contradicciones
La rosa es una cita
de pétalos confusos
La sangre es el flujo
cosificante de la historia
La luna es el polo
extasiado de la espera
Sobre el cráneo de la aurora
enmudecen las tribunas
El reloj es un molusco
carcomido por la estepa
La niebla es el caracol
sagrado de la guerra
Los rayos del sol
son los dispensadores arrepentidos
de la cruel esperanza
El fuego es el vivificador
molecular de nuestro espíritu
La mariposa es la cómplice
virtual de la volatibilidad
en la sorpresa del genoma
La guitarra es la evolución constante
de todas las especies vegetales
La espuma es el labio
insaciable de la ola
El ritmo es el demoledor
ancestral de lo intocable
La voz de la mujer es el aglutinador
biológico de la materia
La telaraña es la catedral voraz
de los puntos cardinales
La rabia es el detonador
infinitesimal de las dendritas
El semen es la baba del cosmos
enardecida en nuestros tercos testículos
La saliva es la florescencia
amniótica en la salinidad de los océanos
La voluntad acelera el destino de los astros
Que la enunciación llegue
hasta la conciencia
No estoy
por depositar
mi error
en su persona
Que la luz nutra
la nobleza de la psique
Que la vida crezca
hasta inundar el cielo
Que la mañana desflore
definitivamente
la tremenda tenacidad de la tenebra.
II
CANCIÓN DEL ESTROPICIO
El aire era un fétido
despojo de la industria
El agua era un degradado
detrito del comercio
La tierra era mercancía
excomulgada por la usura
El blancor de la nieve
era mito de antiguas religiones
La melodía del cosmos
era estupro violentado
por el rumor de las batallas
los pulmones eran insectos
pisoteados por el cáncer
El hígado era témpano
derretido por el cielo
Arcoiris de humo
maltrataban el firmamento
La extensa maquinaría
se aceitaba
rutinaria
con la sangre de inocentes
El beso era consigna
de auténticos desadaptados
La sinapsis era ajetreado
desencuentro
con la noche
Los latidos eran destellos
indigentes de pureza
Las flores eran polvo
descolorido por el cieno
Los hogares eran refugio
de enteros psicópatas
Nubes de moscas
cobijaban
la frialdad
de nuestro anhelo
El pan era exabrupto
inaccesible para el hambre
el vino era conflicto
cotidiano entre las mesas
La manzana era estropicio
dogmático sobre el follaje
La ruina era rutina
acendrada en los confines
La codicia
evaporaba
concienzuda
los genes de la estirpe
Los expedientes del sueño
eran saqueados obsesivamente
La clorofila era decapitada
por expertos destructores
Las lágrimas eran fragmentos radioactivos
de la esperanza
La compasión de los mamíferos
pareció convertirse
en cadena umbilical
contra la historia
Pero
en medio del brutal despilfarro
el espíritu de los creadores
reverberó
relampagueó
y reverdeció inaudito
hasta
la transformación universal.
III
CANCIÒN INTERESTELAR
La vida será el fruto
diamantino del trabajo
El amor será la Flor Maestra
de nuestra conciencia
Cosecharemos bosques
bajo el fulgor
fastuoso de la aurora
El miedo será una cifra confusa
en torpes almanaques
La poesìa será la espiga
escàndalosa del destino
El planeta será una gota
sagrada en la Vía Láctea
El viento entonarà
rapsodias vitalicias
La cabeza será la esfera
de la comprensión mùtua
Las manos olvidaràn
el desorden de sus puños
El rencor será vicio
de animales remotos
Nuestros ojos serán la herramienta necesaria
para reconocernos iguales
El egoísmo será el rudimentario
despojo de seres desgraciados
El perfume estruendoso del oceano
inspirará
las secreciones de la pituitaria
Las horneadas gestiones del trigo
saciaràn
la pulsión de los astros
La amistad de las especies
promulgará
su equivalencia
en todos los idiomas
La frescura de la lluvia
deslavará
higiénica
la desolación de los días
La risa de los pájaros
desplumará
exquisita
cualquier tipo de angustia
Las montañas
confiarán
su sabio aliento
en la libido de los jóvenes
El tridular de los espejos
pacificará
la probervial celotipia humana
La magia será ciencia
de generosos maestros.
Cuando al fin
el ímpetu cardíaco
en la estructura de los quarks
organice
equitativamente
el rugido
luminoso
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