(integrante del Taller Literario que funciona en Liverpool F. C.)
EL ENIGMA DE LA MANZANA
Melquisedek se presenta de varias formas, sí, lo creo; también Merlín… y también los alquimistas, los Maestros Ascendidos...
El niño del parque era una de esas manifestaciones, estoy segura, mi alma lo sabe. Ese niño que apareció de la nada para decirme: “nosotros no tendríamos que habernos encontrado porque yo estaba allá -señalándome a lo alto- pero bajé para hablar contigo” y me señaló una flor que estaba sola y en la cual me había fijado unos segundos antes y me dijo: “¿Ves esa flor? Es única y está en peligro de extinción: el único lugar donde existe es acá en Uruguay”.
Le pregunté como se llamaba la flor y me dijo: “No sé, eso no importa. Nosotros vinimos para hablar con las generaciones futuras para que no hagan esto” - señalándome unas bolsas plásticas que flotaban en el lago.
Y yo no salía de mi asombro porque me lo dijo con tanta naturalidad como quien dice qué lindo sol que hace!! Y quedé mirando a ese niño como si estuviera frente a un fantasma!!! Y así como apareció desapareció.
Sin embargo lo que me quedó dando vueltas es que estuviera comiendo una manzana; me dejó la sensación que eso era parte del mensaje, quizá la más importante y lo que tenía que descifrar.
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