VIGESIMOPRIMERA ENTREGA
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Isabelino Pena arrancó un jazmín del fondo y lo fue masticando pétalo por pétalo mientras saltaba los terraplenes llenos de cabras y hortalizas que se desbarrancaban hacia la piscina antigua. Ahora el vaho del mantón y el maquillaje se imponen sobre el hedor del saq y el brazo apenas me duele y las uñas barnizadas rielan más que las ampollas de la caída.
-Pero ay ay ay / tu belleza empieza a abrirse paso nene / en esta vieja cultura frita -iba jadeando el viejo con carrasposidad rockera cada vez que le tiraba una patada a algún cuzco.
Después cruzo la muralla tratado de no mirar la pudrición solar de la Gehena y vuelvo a entrar por la Puerta de la Fuente que ya está mucho menos transitada que el domingo, aunque los mendigos me manosean los tules como si fuera la reina de Saba y no tengo más remedio que repartir tacazos a lo Fred Astaire.
-¿Qué pasó acá? -improvisó una voz de vieja el detective al llegar al claro-plaza de Siloé donde los chiquilines estaban muy callados.
-La Hija del Hombre quiso hacernos jugar a la resurrección y los fariseos la denunciaron al Sanedrin -me explica otro botija rapado de perfil egipcio.
-¿Y la agarraron?
-No. Se escapó montada en el lobo.
-¿Y para dónde habrá ido? Soy la abuelita de Tarso y preciso encontrarla rápido.
-Ella siempre se esconde en el Getsemani.
SARA 11: El mismo domingo que Jesús entró a la ciudad asesina cabalgando en el burrito anunciado por Zacarías y bajo el humildísimo palio de los ramajes populares y el vapor primaveral de la mirra de los mantos que acolchonaban los baches-socavones del camino a Betania y los improvisados y reverberantes magnificat infantiles después de haber llorado en lo alto de los Olivos entreviendo la inminente catástrofe de la Casa de su Padre el Iscariote y el Valiente te visitaron para recaudar las finanzas misioneras y brindaron por la coronación del Mesías aunque al rato se empantanaron en otra rabieta etílica: Esteban parecía mucho menos eufórico que Judas y lo acusó de no entender que el maestro no servía para dirigir ejércitos y que en Betania permitió que Marta gastara los 300 denarios de ungüento glorificándolo en un convite que al final se volvió un pan de duelo porque ya se sentía un cadáver y que para un profeta eso importaba más que liberarse de Roma y agregó que el amor siempre era un buen negocio sobre todo si nos ahorraba el sacrificio de pelear de verdad: y el Iscariote aulló Yo fui el primero que le reproché a Marta que gastara el salario anual de un obrero y además siempre robé lo que pude de la caja y Esteban sacó el sicar y lo chairó con la grasa del rulerío advirtiendo Al enemigo no se lo echa con los golletes rotos de los frascos que usan las putas cuando se defienden en las hospederías y el día que el imperio se decida a barrernos de Palestina vamos a organizarnos en serio y nos va a alcanzar tener un campo de sangre para que los caranchos les coman el culo a los legionarios y eso no cuesta más de 30 siclos.
Isabelino observó el humo quieto que se doraba como un obelisco y cruzó una isla de Olivos para golpear en la cabaña-taller de Juan Marcos. El muchacho no puede tener más de doce años y me hace una reverencia asombrada pero dulce:
-¿De Tarso?
-Soy la madre de Amós -se sentó en un almohadón el detective, imantado por el mosaico del Rabuní que rebrillaba entre la marea polvorienta de la media tarde.
-¿Y Almá?
-Desapareció.
Y le cuento le persecución y el reparto de la búsqueda que organizamos con Sara y el futuro evangelista no se asusta demasiado:
-Lo más posible es que esté en Betania con Rufo de Cirene. Hacía tiempo que quería escaparse.
-Me lo comentó ayer. Pero tenemos mucho miedo, Marcos.
-Jesús está con nosotros -sirvió pan el adolescente de pelo color zanahoria y mirada violeta. -¿Toma leche?
-Preferiría conmemorar al maestro con un poco de vino. Muy poco.
Y después de retener el buche-inyección ataco:
-¿Los discípulos lo vieron resucitado, verdad?
-Ya lo vio mucha gente.
-Yo quisiera rezar un momento en el lugar donde lo prendieron.
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