DECIMOQUINTA ENTREGA
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Isabelino Pena terminó la jarra y se hizo recargar el botijo y discutió media hora para que le dieran por lo menos un cuadrante de vuelto hasta que el turco empalmó una cuchilla y el detective salió rengueando resignadamente y la Maritornes lo hincó con una chaplinesca patada en el culo. Nos falta la capa roja y la vincha de acanto, Rabbi taba. El viejo empezó a tambalearse con lentitud de insecto mutilado por el camino que iba a Betania y Jericó cuando apareció el ángel.
-Hermano lobo -me apoyo jediendo a mojo en el murallón del estanque y me acuerdo que recién hace ocho días que Jesús pasó por aquí mismo montado en el burrito y entre ramas felices.
-Vos dirás.
-¿Estoy sucio del todo?
-Todavía no.
-Necesito encontrar al traidor.
-Nadie quiere sufrir.
Es horrible.
-Todos quieren resucitar pero casi nadie vive enamorado del atardecer.
-Es horrible.
Isabelino Pena trató de sacar el botijo pero se reabrió los raspones y tuvo que agarrarse del perro para doblar en dirección a la Puerta Dorada.
-Ayudame a seguir, Nazareno. Y te prometo encontrar al traidor.
SARA 8: Y tres semanas después de la terrible fiesta de los Tabernáculos Esteban el Valiente vino a despedirse solo porque Jesús y los doce elegidos salieron al amanecer para Jericó y el fariseo disidente te confesó que él no creía en la transfiguración del Tabor pero que con toda seguridad Pedro Juan y Santiago lo soñaron despiertos como cualquier peregrino alucinado por el cansancio y la sed se arrodilla frente a un espejismo y que tampoco nadie que no fuera un amigo del novio como el mismísimo Iscariote podía tomarse en serio la profecía de la ejecución y la resurrección en Jerusalén: y también reconoció que el maestro era capaz de curar paralíticos o desbarrancar piaras de demonios o revivir muchachas o multiplicar panes o mandar recoger un estater en la pompa de un pez pero lo de creerse la fuente de agua viva y la puerta de las ovejas y el unigénito del Padre eran exageraciones tan peligrosas que hasta la propia familia de Nazaret trató de encerrarlo y de matarlo acusándolo de locura y blasfemia: y te contó que a Judas le costó mucho soportar que en Cesarea de Filippo Jesús eligiera al pobre Pedro como roca del reino y que a veces sentía que el maestro los trataba con más asco que a los fariseos como cuando ellos no pudieron curar al muchacho espumoso y les gritó adelante del gentío y los maestros de la Ley Gente sin fe Hasta cuándo tendré que estar con ustedes Hasta cuándo tendré que soportarlos y esa noche él se sintió un mamzer deshecho por el miedo y lo llevó aparte para preguntarle por qué lo había elegido y Jesús contesto que eran órdenes del Padre y se fue a dormir con la misma mueca que usaba para reírse del shabbat.
Isabelino Pena cruzó la Puerta Dorada y se sentó a mirar el huerto del Getsemaní. Yo canto tu elegancia con palabras que gimen / y recuerdo una brisa triste entre los olivos.
-Esta es la verdad más alta, hermano lobo: hay que pararse en el pináculo del Templo pero para volar -torció la nariz hacia el ángulo suroeste de la gigantesca muralla insolada el detective.
Entonces veo espejarse la flotación de un cuervo en la espesura de Nazareno y el mensaje me hace perder hasta las ganas de ordeñar la cicuta:
-El barranco de los perros es aquí.
La ladera del Monte de los Olivos donde se encrespaba el huerto todavía estaba en sombra, pero los albañales que fluían desde Jerusalén hacia el valle del Cedrón parecían ríos de vino.
-Claro. Aquí está el verdadero campo de sangre.
Y apenas bajo unos metros entre el carroñerío regado por las hemorragias pascuales descubro una talita increíblemente intocada por los bichos que ya dejaron sin tripas al Iscariote.
-Ah vomitó en el basural el detective y se arrancó una telaraña de bilis con más pena que asco. -La traición jede horrible.
-No jiede peor que vos -vuelve a planear un cuervo en la celestísima calma de Nazareno.
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