domingo

“EINSTEIN REPENSÓ LA FÍSICA DESDE LA METAFÍSICA” - PAUL DAVIES



por Luis Amiguet

Según este cosmólogo de 58 años nacido en Londres y Premio Faraday de Física Teórica, "Einstein no fue un gran matemático". En cuanto a la relación religión-ciencia, asegura: “Ni quito ni pongo Dios, pero reconozco que la religión dio dirección a la ciencia”.

Hace un siglo que Einstein concibió su E=mc2... 

Siendo C la velocidad de la luz: 300.000 km/s. Es decir, que la masa de esta mesa puede transformarse en energía. Y de una forma muy eficiente, porque de muy poca masa podemos obtener muchísima energía... 

Para fabricar bombas atómicas... 

O calentar el biberón de un bebé con la luz de la energía de una central. O surcar los mares sin perdernos. Nuestro Global Positioning System (GPS) es hoy posible porque en el cálculo del movimiento de los satélites se ha tenido en cuenta ese E=mc2, y ese es sólo un ejemplo de los cientos cotidianos.
 
Y desde E=mc2 el tiempo no es de todos. 

Si sincronizamos nuestros relojes y usted se toma un avión, y vuelve y los miramos, veremos que nuestros tiempos son diferentes. El tiempo, desde Einstein, depende... 

¿Podemos esperar otro Einstein? 

Einstein es irrepetible. 

¿Otra casualidad genética? 

No es eso. Su inteligencia sí es repetible, incluso mejorable, pero sus circunstancias: su momento, su lugar y su fórmula, no. 

¿Por qué? 

Einstein no fue un gran matemático, pero era un genio pensando en imágenes filosóficas. Por eso, cuando enunció su teoría tuvo que ser reformulada por Minkowski y, cuando el propio Einstein vio el arreglo, comentó con sorna: "Ahora que los matemáticos han rehecho mi teoría, yo ya soy incapaz de entenderla...". 

Una boutade... 

¡No mentía! El gran genio de Einstein fue su capacidad de pensar el mundo a partir de grandes principios e imágenes filosóficas sin descender a la más compleja matemática. 
¿Repensó la física desde la metafísica? 

¡Exacto! Hoy ya sabemos que su teoría general no casa matemáticamente con la otra gran teoría que revolucionó la física el siglo pasado, la de los quantum. 

Pero, ¡Qué simplicidad! ¡Es bellísima! 

En cambio, la otra gran teoría que parece que, entre otras, hoy puede superarla, la de superstrings, requiere de equipos de matemáticos y ordenadores trabajando sin descanso. 
Y Einsten era sólo él y un lápiz y un papel. 

Por eso es irrepetible. Hoy ya no cabe el mundo en una sola cabeza. La física, para seguir avanzando, necesita enormes equipos bien conjuntados. Y, en fin, tal vez el universo no sea explicable con una única y elegante teoría que quepa en una cuartilla. 
Sería perfecto para vagos como yo. 

Tal vez sólo un engorroso e interminable tostón de cálculos sea lo único que se acerque al misterio. Después de todo, la naturaleza no tiene por qué contemplar nuestra comodidad. Y, cuanto más se avanza en la teoría, más caro y difícil resulta probarla. 
¿Qué sabemos del universo hoy? 

Que el mundo no existió siempre: tuvo un principio y tendrá un final. 

Eso ya lo decía la Biblia. 

Hace 13,7 mil millones de años hubo una gran explosión cuyos restos son hoy evidencias observables incluso en nosotros, que estamos hechos de polvo de estrellas: estudiar los restos de la energía de aquel big bang nos permite pronosticar lo que sucederá. 
Deme un flash. 

El universo se expande a velocidad acelerada y en él los cuerpos estelares se separan como las manchas negras de un balón de fútbol que se hinchara sin fin. El universo se volverá cada vez más oscuro y vacío... 

Suena a fin de mes. 

Hasta su total expansión y tal vez después vuelva a contraerse en un big crunch (gran contracción). Hasta volver a la nada. 

¿Y usted qué cree? 

Yo creo en el multiverso. 

Eso sí que suena a poesía. 

Nuestro universo es sólo una burbuja junto a una infinidad de otras burbujas, otros universos, que se van alejando a mayor velocidad que expandiéndose. Por eso esas burbujas nunca interfieren unas con otras, de forma que podemos inferir teóricamente la existencia de otros universos, pero nunca podremos viajar a ellos y conocerlos. 
Lástima: ¡eso sí serían vacaciones! 

Por eso creo que la infinita amabilidad de este universo para la vida no es casual: lo hemos elegido porque es capaz de albergar la vida y después a nuestras conciencias. 

¿Y Dios anda por ahí...? 

Yo no tengo religión, pero sin ella la ciencia no hubiera avanzado. 

¿Pero no eran ustedes adversarios? 

Cómplices. San Agustín, Santo Tomás, San Anselmo... creen que hay un origen y un final y un logos que lo explica todo. Esa certeza también guía a Newton o a Galileo... 

¡Que por poco arde en la pira papal! 

Pero cree en un plan de Dios. Los chinos eran técnicamente más avanzados, pero no progresaron en ciencia porque ignoraban ese algo. Newton está convencido de desentrañar la mente de Dios en cada descubrimiento. La diferencia entre san Agustín y yo... 
¿Sólo hay una? 

Es que yo no creo tener todas las respuestas. Sé que ignoro. No excluyo a Dios del modo en que ellos excluyeron que no existiera. 

Eso le honra. 

La religión fue el primer intento, la ciencia es el segundo y creo que antes de que acabe el siglo tendremos todas las respuestas. 

¿Y no le fastidia perdérselas? 

¿Quién sabe? A lo mejor no nos lo perdemos: la ciencia es joven aún y ha conseguido maravillas en sólo tres siglos. Mi padre tiene más de 90 años, pocas canas, y es mucho mejor que yo conduciendo por Londres. 

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