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LA MUERTE COMO EL OTRO SINIESTRO O BENÉFICO - MARIE-LOUISE VON FRANZ


TERCERA ENTREGA
A pacientes moribundos indios se les presenta a menudo el dios de la muerte Yama "todo de negro, mayor, robusto" o uno de sus enviados, el llamado Yamdus, para recogerlos. Pacientes con educación cristiana visualizan ángeles en el mismo papel. Considerado psicológicamente, el ladrón siniestro es en primer lugar más una imagen general de la "otra mitad del alma" personal del moribundo, mientras que las figuras mencionadas ulteriormente, Hermes, Diablo, Yama, Ángel, aparecen más como un símbolo del Sí mismo en su aspecto suprapersonal. Estos aspectos, vistos psicológicamente, se entremezclan unos con otros aun cuando, por lo general, se los describe muy diferenciados de acuerdo con cada una de las culturas.
Me parece, según mi experiencia, que el aspecto terrorífico y siniestro del "otro" cobra realmente importancia cuando el soñador no posee todavía ninguna relación con la muerte o no la espera. Básicamente la figura de la muerte personificada (Muerte, Diablo, Yama, Zeus, Hades, Hel, etc.) no parece ser otra cosa que un lado oscuro de la imagen de Dios. En realidad es Dios o una Diosa quien trae la muerte al hombre y, cuanto más desconocido resulta este oscuro lado divino, más es considerado como negativo. Pero las grandes religiones siempre han sabido que la muerte y la vida son parte del mismo misterio divino que se encuentra más allá de nuestra existencia.
En los sueños, la muerte personificada o el "otro" que viene a recoger al vivo, también aparecen a veces como una figura claramente positiva. Éste fue el sueño inicial de un paciente, que al comenzar su análisis se hallaba en la mitad de sus cincuenta:
Se encontraba en una superficie gris, había niebla y estaba pesado, el cielo estaba recubierto con nubes grises. De pronto las nubes se abrieron y de ellas salió una luz, un adolescente desnudo con zapatos alados miraba hacia abajo. El soñador sintió un infinito amor hacia él y experimentó una sensación de profunda felicidad.
Me asusté mucho con este sueño, pues inmediatamente pensé en Hermes, el acompañante de almas, quien conduce las almas de los fallecidos al mas allá. Efectivamente muy pronto se vio que la salud del soñante estaba perturbada, y el análisis se convirtió en un compañero de su temprana muerte. Hermes es el intérprete y guía de los sueños, el mediador de los contenidos de lo inconsciente. Pero en la escritura etrusca también se llama turmaitas = ¡Hermes del Hades!
En el momento en que este hombre murió en el hospital murmuraba una y otra vez (según me comentó su amigo): "¿Qué desea de mí esta bella india?" En este caso, la visión que venía a buscarlo se había convertido en la figura del ánima, así como en el sueño de la página 71, "indio" significa para un europeo: exótico, misterioso, ininteligible. Un aspecto todavía desconocido de su propia alma se acerca al moribundo para llevárselo al otro lado. No parece ser tan importante si es masculino o femenino, anima (en una mujer: animus) o Sí mismo. Se trata siempre de una personificación inconsciente de lo todavía desconocido. Por ello la muerte aparece en las mitologías de todo el mundo personificada tanto en hombre como en mujer. Los antiguos persas creían, tal como ya he señalado, que los difuntos debían atravesar el puente Chinvat para pasar al más allá; para los hombres malos era tan estrecho como un cabello, de tal manera que caían al mundo de los demonios. Para los creyentes, sin embargo, venía al puente un bello adolescente, o más frecuentemente una muchacha de unos quince años, y los ayudaba a cruzar. Henry Corbin explicó con más profundidad el significado de esta visión: Es idéntica al Xvarnah persa, que puede entenderse como "brillo" o "fortuna" personal. Xvarnah es también el órgano visionario del alma, la luz que posibilita "ven" y es vista, la visión del mundo celestial que fue vivido como religión y fe, y con ello la individualidad esencial, el "yo" trascendente ulterior. Es también la "imagen" que estaba creada antes del difunto, antes de su nacimiento, y la "imagen" que finalmente éste ha deseado en la vida. Es el tiempo de vida (Aion) y la eternidad de cada ser humano. Si el muerto ha traicionado esta "imagen" cae en el puente Chinvat al lado de los demonios.

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