SEGUNDA ENTREGA
En la mitología de muchos pueblos, la Muerte está descrita como una figura masculina o femenina. Edgar Herzog ha reunido una imagen muy sugerente de la figura de la muerte mítica personificada (femenina o masculina), y ha mostrado que los nombres de la diosa Hel y la ninfa Calipso derivan de una misma raíz, kel (n), que significa esconder (en la tierra). Los pueblos paleoasiáticos conocen un demonio, o demonios, Kalan, Kala (éste último con cara de perro), que personifican la muerte y la enfermedad.
La muerte está representada más frecuentemente como lobo o perro que como un "otro" siniestro con forma humana. La Hel germánica es la hermana del lobo Fenrir, al que corresponde el Cerbero griego, hijo de la serpiente Equidna. En las creencias populares alemanas y suizas se conservaron hasta el día de hoy dichos, en los cuales la aparición de un perro negro anuncia la muerte al hombre. En la noche en que murió su madre, sin que de ello supiese nada, C.G. Jung soñó lo siguiente:
"Me hallaba en un bosque espeso, tenebroso;... era un paisaje heroico, primitivo. De repente oí un silbido estridente... las rodillas me temblaban de espanto. Entonces se oyó un ruido en un matorral y saltó un enorme lobo con terribles fauces... Pasó ante mí como una flecha y yo supe que el cazador le había ordenado que capturase a un hombre... a la mañana siguiente recibí la noticia de la muerte de mi madre."
Jung explica que el cazador salvaje era Wotan, el Mercurio de los alquimistas. Así el sueño expresa que el alma de su madre "había sido acogida en aquella adhesión al Sí mismo... en la totalidad de la naturaleza y el espíritu que supera el conflicto antagónico". El perro se explica muy a menudo también como un acompañante al más allá, curandero y protector. Así, en Egipto, el dios Anubis con cabeza de chacal es en realidad el portador de la resurrección, y en la creencia azteca un perro amarillo o rojo, Xolotl, trae de nuevo a la vida a los muertos que están en el más allá. También en India, Shiva, el destructor y dios de la muerte, se llama "Señor de los perros". La diosa de la muerte Nehalenni se representaba con un cesto de manzanas (=¡los frutos!) junto con un perro lobo, y Virgilio dice en la Eneida, que el perro de los infiernos Cerbero es en realidad la tierra que absorbe a los muertos. También la serpiente y el pájaro pueden representar a veces la muerte.
En su significativo artículo Sterbeerfahrungen psychologisch gedeutet , Liliane Frey informa sobre un caso interesante en el cual el "otro" aparece en forma de diablo. Es el sueño de un joven, sano y con éxito, durante un viaje al Próximo Oriente:
Huía con un muchacho por la falda de una pradera empinada. Antes de que llegase a la parte alta... apareció por detrás el diablo. Se dio cuenta de mi presencia, se acercó y me dijo que pronto tendría trabajo conmigo. Yo estaba allí un poco asustado pero también desafiante y le comenté. "Esto ya lo sé, cuando llega el momento de ver si se sale de esto con vida". El diablo rió y dijo que para entonces habría algunas alegrías. Llevaba puesta una camisa árabe, larga y oscura, su cara era negra amarronada, pero cuando estiró el traje, aparecieron en las arrugas todo tipo de colores. En una mejilla tenía una mancha bermellón; la percibí como un estigma, como la araña negra.
Unos días después de este sueño, el soñador encontró la muerte víctima de un accidente aéreo en el desierto árabe. La "araña negra" aludía a la "gran madre", tal como él había tenido oportunidad de escribir. Así sucumbió, como interpreta Liliane Frey, al poder superior de lo inconsciente, es decir a su unión con la gran madre.
Si nosotros amplificamos un poco más este sueño, este diablo vestido de árabe recuerda a ciertas tradiciones alquímicas arábigas, en las que aparece la "piedra filosofal", el Sí mismo, primero como enemigo mortal de los adeptos. En el Libro de Ostanes se dice acerca de la piedra filosofal, que es "un árbol que crece en las laderas de la montaña (!)... un joven nacido en Egipto; un príncipe proveniente de Andalucía que quiere torturar al buscador... los instruidos no pueden luchar contra Él. No conozco otra arma que la entrega, otro caballo de batalla que la sabiduría, ningún otro escudo que el entendimiento. Cuando el buscador se encuentra enfrentado a Él con estas tres armas y le mata, revivirá después de su muerte; ésta perderá todo poder sobre Él y le otorgará la máxima fuerza, de tal manera que éste llegará a la meta de sus deseos...".
Jung explica este texto recordando en primer lugar a Enkidu, el rival terreno del héroe Gilgamés, quien también aparece primero como enemigo para convertirse en amigo después de la victoria. "Psicológicamente esto significa que el primer encuentro con el Sí mismo puede hacer aparecer todos los aspectos negativos, los cuales son generalmente característicos del choque no preparado con el inconsciente". Otro texto alquímico dice de la piedra filosofal: El "otro siniestro", que en los sueños mencionados he interpretado como la muerte, no es en realidad otra cosa que el Sí mismo. Muerte y Sí mismo, es decir la imagen de Dios, de facto no se pueden diferenciar.
Los colores que aparecen en las arrugas del traje del diablo de este último sueño muestran que esta figura llamada "diablo" es en realidad la de Mercurio, pues del espíritu mercurial se dice con frecuencia que tiene omnes colores, todos los colores. El juego de colores (cauda pavonis) surge en el proceso alquímico después de la nigredo (ennegrecimiento), tal como en este caso menciona el "diablo", que daría todavía algunas alegrías -es decir, que todavía habrá vida después del paso por la nigredo.
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